Los efectos clínicos ‘colaterales’ durante la pandemia de la Covid-19
Debido a esta pandemia los sistemas sanitarios se han sobrecargado, y esto se está traduciendo en algunos efectos colaterales que podrían tener un impacto en la salud a corto plazo.
Por Carmen M. López.
Las consecuencias de la sobrecarga asistencial generada por el impacto del Covid-19 en el sistema sanitario comienzan a vislumbrarse. La presión, tanto en los hospitales como en los centros de salud, unida a las medidas de distanciamiento social, principalmente el confinamiento, se está traduciendo en algunos efectos colaterales que podrían tener un impacto en la salud a corto plazo. Es el caso de la inmunización, que ha experimentado importantes bajadas en las coberturas de las vacunas básicas.
Los servicios de salud pública de las distintas comunidades autónomas han comenzado a detectar reducciones importantes en las vacunaciones. Por ejemplo, en la Comunidad Valenciana el número de dosis administradas en niños menores de 1 año ha sido de 26.000 dosis en marzo 2020, frente a las 33.000 del mismo periodo del año anterior. En niños de 1 a 2 años el número de dosis administradas en marzo del 2020 fue de 7.000, que contrastan con las 12.000 administradas. Además, en Castilla y León, tal y como aseguró su consejera de Sanidad Verónica Casado, las coberturas de vacunación en niños de hasta 15 meses han caído hasta el 80 por ciento. Esto sitúa las tasas de cobertura de algunas comunidades por debajo de los límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que garantizan la cobertura de la población ante enfermedades graves.
Debido a esta situación, y en un escenario donde se comienza a vislumbrar la desescalada, urge reflexionar y adoptar medidas enfocadas a promover el rescate de las personas que no se han vacunado, asegurando así tanto la protección individual como la colectiva. El desconfinamiento progresivo debe producirse en las mejores condiciones de salud y seguridad para niños, adolescentes, embarazadas y pacientes de riesgo.
Ante esta situación, las comunidades ya están trazando estrategias para reforzar la inmunización de todas las esferas de la sociedad. La captación activa de los pacientes será clave. De hecho, apuntan a no bajar la guardia e intentar reforzar las coberturas antes de la llegada de la próxima epidemia de gripe. Expertos en Salud Pública ya advierten de que la convivencia del virus de la gripe y del virus de la Covid-19 podría tener efectos importantes.
Del diagnóstico precoz del cáncer
En paralelo a las vacunas, existen otros procedimientos médicos que han dejado de hacerse durante la pandemia. Es el caso de la detección precoz de enfermedades como el cáncer. Aunque la atención a estos pacientes oncológicos ha seguido activa, gracias en gran medida a las posibilidades que ofrece la telemedicina, lo cierto es que los oncólogos no descartan un repunte de nuevos diagnósticos. Con todo, el aplazamiento de intervenciones quirúrgicas también ha marcado estos meses. Retomar la actividad ahora es algo que en lo que se está poniendo el foco.
Pasando por la investigación
Más allá del ámbito asistencial, la investigación en los laboratorios también se ha visto alterada. Como explican investigadores del ámbito de la oncología y de la hematología los ensayos clínicos se han visto interrumpidos. “Se ha tratado de reducir nuestra actividad lo máximo posible”, aclara Ramón García Sanz, presidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia.
Hasta la Salud Mental
Del mismo modo, la Salud Mental también está presente como uno de los efectos colaterales durante esta pandemia. Ante el aumento de este tipo de patologías, las comunidades están reaccionando reforzando la atención en Salud Mental. Es el caso de la Comunidad de Madrid que ha elaborado un Plan de Respuesta Asistencial prioritaria en Salud Mental en la post-crisis por la Covid.
Con ello se pretende canalizar las posibles necesidades derivadas de la pandemia. De este modo, se facilita la atención a los tres principales grupos de riesgo en dos aspectos fundamentales: el trauma psicológico (riesgo de estrés postraumático); el duelo patológico o complejo; y el empeoramiento o inicio de trastorno mental grave en población infanto-juvenil.
En definitiva, ya durante la pandemia, los expertos alertaban de que el coronavirus estaba eclipsando al resto de enfermedades crónicas como las reumatológicas, cardiovasculares o neurológicas. Por ejemplo, la Sociedad Española de Cardiología hablaba de una reducción del 40 por ciento en el tratamiento del infarto desde que se decretara el primer estado de alarma. Unos datos inquietantes que ponen sobre la mesa los desafíos que tiene por delante nuestro sistema sanitario, además de la pandemia de la Covid-19.