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5 usos del corrector que no conocías (y que te dejarán sin habla)

Hay vida más allá de las ojeras y los granitos. Si solo usas el corrector para cubrir las típicas imperfecciones, a partir de ahora vas a verlo con otros ojos. Apunta estos trucos y vuelve a enamorarte de tu corrector.

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No hay ojera o defecto cutáneo que se resista a un buen corrector. Práctico y eficaz, ayuda a corregir en un plis plas estas imperfecciones que te hacen la vida imposible. Pero ¿Sabías que podías sacarle mucho más partido? ¡Hay muchas otras zonas del rostro que no habías imaginado en las que puede serte útil! Como siempre para maquillarte, ten muy en cuenta tu tipo de piel. Es el factor clave para un acabado perfecto.

Ojeras

Es la zona clave. Para una correcta aplicación (hay que evitar el efecto "ojos de panda"), aplícalo siempre desde el lagrimal hacia el exterior con pequeños toques de la yema del dedo anular sin estirarlo para que el color quede uniforme y no pierdas textura. Ten en cuenta el color de tus ojeras a la hora de aplicarlo.

Mejillas

Un par de toques sobre los huesos de los pómulos iluminarán esta zona (sobre todo ahora que estás más bronceada). Aplica un toquecito también en el centro de la mejilla. Conseguirás una luminosidad perfecta.

Zona T

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Se trata de la zona que cubre desde el inicio de las cejas hacia el final de estas y el tabique de la nariz. En esta zona tienden a concentrarse pequeños granitos e irritaciones que camuflarás aplicando corrector.

Nariz

Solo alrededor de las fosas nasales., no directamente en la punta. Es una zona en la que se concentran grasa y brillos y el corrector puede ayudar a disimularlos. Además, te permitirá unificar el tono de la piel. ¡Perfecta para un selfie de Instagram!

Párpados

Si los tienes muy oscuros o con venitas muy marcadas, aplica una capa fina de corrector y obtendrás un tono uniforme. Darás luminosidad a la mirada, y te servirá para que las sombras aguanten más. No uses un producto muy opaco.

¿Qué corrector es (definitivamente) el tuyo?

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En crema. Este tipo de corrector tiene una textura intermedia, ni muy densa ni muy líquida, y es el ideal para las pieles más secas. En un solo gesto, se extiende suave y fácilmente.

En polvo. Son perfectos para las pieles grasas, sobre todo a la hora de disimular los indeseables granitos. Ayudarán a conseguir el tan preciado efecto mate. En el resto de las pieles, este tipo de corrector puede provocar que se resequen más.

Fluido. Cubren menos, pero son más hidratantes. Precisamente por eso, son adecuados para pieles secas, así como para las más maduras, ya que con ellos no se marcarán arrugas ni líneas de expresión.

Lápiz o pincel. Ideales para pieles normales y cuyo contorno de ojos (principal zona de aplicación) esté hidratado. ¿Su principal beneficio? ¡Su facilísima aplicación! Si no tienes una mano experta, empieza con este.

En stick. Su textura suele ser más densa, por lo que son recomendables para las pieles jóvenes y grasas. Si tu piel es así, un corrector en barra no se disolverá fácilmente y aguantarás más tiempo.

Un tono para cada objetivo

  • Salmón. Es el más indicado para camuflar ojeras muy marcadas y azuladas. Disimula manchas oscuras en las pieles más morenas
  • Amarillo. Te permitirá cubrir ojeras con un tono más morado o violeta, así como puntos negros.
  • Rosa. Ayuda a esconder manchas oscuras en las pieles más claras y, además, neutraliza venas verdosas.
  • Verde. Conseguirás neutralizar rojeces, bien sea por acné, rosácea, venitas enrojecidas...
  • Morado. Disimula las imperfecciones de una piel amarillenta y contrarresta la falta de luz de las pieles cetrinas.

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