3 mitos sobre los aceites faciales que es necesario desmontar
Estos productos del cuidado de la piel no solo han cambiado nuestras rutinas de belleza, sino que nos han obligado a cuestionarnos algunas creencias que creíamos irrefutables.
Quienes sufren o han sufrido acné consideran que el aceite es uno de los principales enemigos de su piel. Esta afección cutánea se produce cuando los folículos pilosos se ven taponados con grasa y células muertas, por lo que la mejor forma de tratar estos brotes que suelen aparecer en el rostro, en el pecho o en la parte superior de la espalda es a través de productos astringentes y exfoliantes, y prescindir de aquellos altamente hidratantes o con aceites en su composición.Sin embargo, la aparición de los aceites faciales como cosméticos destinados al cuidado de la piel y su posterior conversión en tendencia de belleza han supuesto una revolución contra todo lo que habíamos aprendido hasta la fecha sobre el cuidado de las pieles grasas o con tendencia acneica como, por ejemplo, que debemos mantener el aceite fuera de su alcance. Este es precisamente, el primero de los mitos sobre los aceites faciales que es necesario desmontar. Primer mito: Los aceites faciales tienen una alta probabilidad de causar brotes de acnéLos aceites naturales libres de fragancias y conservantes añadidos como el de coco, el de semilla de uva y el de aguacate tienen muchos beneficios cuando se aplican sobre la piel limpia. En concreto, los aceites anti bacterianos y antiinflamatorios - como el aceite de árbol de té o el de sándalo - son particularmente efectivos en las pieles propensas a los brotes de acné.A la hora de adquirir un aceite facial es necesario realizar el ejercicio de leer atentamente su composición, como hacemos con determinados productos de alimentación. Los aceites comedogénicos, como los minerales o los sintéticos, son los más propensos a causar brotes en las pieles con tendencia acneica, por lo que, en este caso, sí que se debería prescindir de su uso.
Sin embargo, la aparición de los aceites faciales como cosméticos destinados al cuidado de la piel y su posterior conversión en tendencia de belleza han supuesto una revolución contra todo lo que habíamos aprendido hasta la fecha sobre el cuidado de las pieles grasas o con tendencia acneica como, por ejemplo, que debemos mantener el aceite fuera de su alcance. Este es precisamente, el primero de los mitos sobre los aceites faciales que es necesario desmontar.
Los aceites naturales libres de fragancias y conservantes añadidos como el de coco, el de semilla de uva y el de aguacate tienen muchos beneficios cuando se aplican sobre la piel limpia. En concreto, los aceites anti bacterianos y antiinflamatorios - como el aceite de árbol de té o el de sándalo - son particularmente efectivos en las pieles propensas a los brotes de acné.
A la hora de adquirir un aceite facial es necesario realizar el ejercicio de leer atentamente su composición, como hacemos con determinados productos de alimentación. Los aceites comedogénicos, como los minerales o los sintéticos, son los más propensos a causar brotes en las pieles con tendencia acneica, por lo que, en este caso, sí que se debería prescindir de su uso.

aceites faciales empleo
Segundo mito: Los aceites faciales no son tan efectivos como los productos antiedadEntendemos las arrugas como un signo de la edad, por supuesto, pero también como esas líneas de expresión que se marcan más intensamente y que pueden acabar manifestándose como surcos profundos en las pieles secas y deshidratadas. Por tanto, es lógico pensar que en una piel que esté correctamente hidratada su aparición se ralentizará, manteniéndose tersa por más tiempo.Uno de los grandes beneficios de los aceites faciales es que retienen la hidratación de la piel y evitan su sequedad. Los que están especialmente formulados para detener el envejecimiento incluyen antioxidantes reparadores en sus fórmulas, que son quienes se encargan de neutralizar a los radicales libres que destruyen las proteínas y el colágeno presente en la piel, imprescindibles para mantener su elasticidad y firmeza.Los antioxidantes que se encuentran en la piel de las uvas, en los aceites de rosas y en las bayas de açai o goji, ayudan a bloquear estas moléculas dañinas. El aceite de marula, en concreto, también es considerado como uno de los mejores aceites antiedad. Tercer mito: Las personas con piel grasa no deben utilizar aceites facialesParece una contradicción aplicar un producto a base de aceite en las pieles que ya de por sí tienen tendencia a los brillos. Sin embargo, la introducción de los aceites faciales adecuados en la rutina de belleza de las pieles grasas puede ayudar a regular este problema. El aceite de jojoba, por ejemplo, imita la producción de grasa de la piel, por lo que esta no sentirá la necesidad de crearla en exceso. Además de regular la producción de sebo durante los momentos en los que la piel se siente grasa, los aceites faciales también se encargan de regular su inflamación durante las horas en las que esta se encuentra más seca. ¿Cuáles son los aceites más recomendados en el caso de las pieles grasas? Los aceites de rosa, los de semilla de albaricoque y los de semillas de uva.
Entendemos las arrugas como un signo de la edad, por supuesto, pero también como esas líneas de expresión que se marcan más intensamente y que pueden acabar manifestándose como surcos profundos en las pieles secas y deshidratadas. Por tanto, es lógico pensar que en una piel que esté correctamente hidratada su aparición se ralentizará, manteniéndose tersa por más tiempo.
Uno de los grandes beneficios de los aceites faciales es que retienen la hidratación de la piel y evitan su sequedad. Los que están especialmente formulados para detener el envejecimiento incluyen antioxidantes reparadores en sus fórmulas, que son quienes se encargan de neutralizar a los radicales libres que destruyen las proteínas y el colágeno presente en la piel, imprescindibles para mantener su elasticidad y firmeza.
Los antioxidantes que se encuentran en la piel de las uvas, en los aceites de rosas y en las bayas de açai o goji, ayudan a bloquear estas moléculas dañinas. El aceite de marula, en concreto, también es considerado como uno de los mejores aceites antiedad.
Parece una contradicción aplicar un producto a base de aceite en las pieles que ya de por sí tienen tendencia a los brillos. Sin embargo, la introducción de los aceites faciales adecuados en la rutina de belleza de las pieles grasas puede ayudar a regular este problema. El aceite de jojoba, por ejemplo, imita la producción de grasa de la piel, por lo que esta no sentirá la necesidad de crearla en exceso. Además de regular la producción de sebo durante los momentos en los que la piel se siente grasa, los aceites faciales también se encargan de regular su inflamación durante las horas en las que esta se encuentra más seca. ¿Cuáles son los aceites más recomendados en el caso de las pieles grasas? Los aceites de rosa, los de semilla de albaricoque y los de semillas de uva.