
10 errores habituales en el cuidado de la piel
¿Tú también los cometes? Echa un vistazo a esta galería y descubre qué tienes que hacer para lucir una piel perfecta siempre. ¿Empezamos?
Según la farmacéutica Rocío Escalante, titular de Arbosana Farmacia y experta en dermocosmética, "la base de una piel bonita y saludable es la limpieza, por eso siempre tiene que ser el primer paso del ritual. Por la mañana, la higiene facial nos ayuda a eliminar los restos de los productos que hemos aplicado por la noche, así como el sudor y demás toxinas que la piel puede tener. Por la noche, la limpieza es importante, tanto si te maquillas como si no lo haces, para eliminar los restos de los productos, así como las partículas de contaminación, el sudor y la suciedad que la piel acumula. Si tu piel no está limpia no podrá estar luminosa, hidratada y radiante. Además, aplicar cremas y cualquier producto sobre una piel sucia hará que pierdan eficacia".
Es importante elegir productos que nos gusten y nos resulten cómodos, pero también que se adecúen a nuestro tipo de piel. En líneas generales, para las pieles secas y sensibles es preferible utilizar una leche limpiadora, y evitar los productos que se enjuagan con agua. Una opción también adecuada es el agua micelar. En las pieles maduras también aconsejamos leches o productos hidratantes.
Para las pieles grasas y con tendencia al acné, deberemos elegir productos no comedogénicos y oil free que ayuden a limpiar la piel de forma suave, sin agredir. En general, son buenos los limpiadores sin jabón. Para las pieles mixtas se pueden utilizar mousse, espumas y geles faciales que sean también oil free. Además, Lo ideal es optar por agua templada a la hora de lavarnos la cara. Tanto el agua caliente como el agua muy fría pueden dañar la piel, provocando sequedad, irritaciones, etc. La limpieza hay que hacerla siempre de forma suave, sin presionar mucho. Es un error habitual, sobre todo en pieles grasas, querer eliminar el sebo frotando fuerte y lo único que se consigue es un efecto rebote. A la hora de secar, también hay que evitar frotar la piel y hacerlo a toques con una toalla y muselina limpia y que usemos solo para la cara.
Pero hay más aspectos que deberíamos tener en cuenta a la hora de cuidar nuestra piel. Rocío Escalante nos cuenta qué errores son los más habituales en el cuidado de la piel, según su experiencia. ¿Los has cometido alguna vez?

Es habitual que nos dejemos influir por el marketing o por la opinión de nuestras amigas a la hora de escoger nuestras cremas. Sin embargo, no todo funciona en todas las pieles. Conocer nuestra piel y sus necesidades es esencial para escoger los cosméticos adecuados.

Queremos ver resultados de forma inmediata y, la verdad, en belleza, hay que tener paciencia y, sobre todo, ser constantes con las rutinas. Solo así conseguiremos ver las mejoras en nuestra piel.

Aunque el retinol, el ácido glicólico o la niacinamida son activos fantásticos para la piel, quizás tu piel no los necesite. Las rutinas personalizadas son las más eficaces y en ellas no hace falta usar todo tipo de activos, sino, los que tu piel necesita.

La higiene facial es el primer paso esencial para cuidar la piel y nos encontramos con personas que no la hacen correctamente, que por la mañana solo usan agua para limpiar el rostro o que utilizan la misma toalla para secar todo el cuerpo. Hay que limpiar la cara a diario, mañana y noche, con productos adecuados y preferiblemente usando una toalla exclusivamente para ella.

Principalmente las personas que tienen la piel grasa, mixta y con tendencia al acné, suelen cometer el error de no hidratar la piel, porque temen que les salgan granitos. Pero la hidratación diaria es esencial, para reforzar la barrera cutánea. La clave está en elegir una crema hidratante adecuada para cada tipo de piel.

Los beneficios de los cosméticos no se multiplican si aplicamos más cantidad. De hecho, podemos estar saturando la piel y provocar acné cosmético por oclusión de los poros. ¿Qué cantidad es la justa? Depende de cada producto, algunos cunden más, pero en líneas generales, el tamaño de un guisante sería suficiente para todo el rostro. Y el tamaño de un grano de arroz para el contorno de los ojos.

Nos encontramos con los dos extremos. La exfoliación es necesaria en muchas pieles, sobre todo en las grasas y mixtas, para mantener los poros limpios. Pero no podemos abusar de ella, porque podemos provocar irritaciones. Hay que encontrar el equilibrio, hacerla una o dos veces a la semana, y siempre elegir exfoliantes adecuados para el tipo de piel.

Los rayos UV envejecen la piel todo el año, es cierto que en verano los daños son más graves, porque estamos más expuestos. Pero hay que usar fotoprotección a diario, adaptándola a la estación y también a nuestra actividad. Si estas en casa todo el día, elige una crema que te proteja de la luz azul.

En cosmética el orden de los factores sí altera el resultado. Si utilizas diversos cuidados tienes que aplicar en el orden correcto. Si no lo haces, probablemente no sirvan de nada. Ten en cuenta el objetivo y la textura del cosmético, en general los más ligeros van primero. Si haces una doble limpieza, primero el limpiador oleoso y después el acuoso. Después iría el tónico (si usas), el contorno de ojos, el sérum, la crema hidratante, la protección solar y el maquillaje.

Estas zonas son las grandes olvidadas, lo que provoca que puedan envejecer antes que el rostro. El cuello suele sufrir arrugas y flacidez y el escote, sobre todo, manchas por el sol. Deberíamos cuidarlos a diario, igual que cuidamos la piel del rostro: limpieza, hidratación y protección solar.