Los peligros del bótox

Si nos administran más dosis de botox de la conveniente, puede afectar a los músculos de la cara y provocar parálisis faciales temporales. También es conveniente dejar unos cuantos meses de separación entre una dosis y otra.
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En algunos casos, el botox puede provocar cefaleas y náuseas pasajeras. No todo el mundo reacciona del mismo modo ante esta sustancia.
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Es habitual que la zona en la que suministramos la dosis de botox, quede dolorida, se inflame y, a veces, aparezcan hematomas, que desaparecerán con el paso de los días.
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Muchos especialistas aseguran que el botox puede crear una auténtica adicción. Los buenos resultados y la mejora del aspecto físico hace que algunas personas sientan necesidad de administrarse más dosis para verse bien y nunca están totalmente satisfechas con el resultado.
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¿La cara es el espejo del alma? Una mala praxis a la hora de inyectar el botox puede hacer que esto no sea así. Si los músculos faciales resultan afectados, la cara puede quedar totalmente inexpresiva, sin muecas y sin atisbo de naturalidad.
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