¡Ruborízate! Coloretes vibrantes que demuestran que hay vida más allá del rosa

Al igual que el toque de máscara de pastañas o de barra de labios, el rubor debería ser un básico de nuestra rutina de belleza. Lejos de ser secundario, es el que garantiza este efecto luminoso, fresco y alegre del rostro. Requiere, al igual que cualquier otro gesto de maquillaje, mucha práctica y, sobre todo, técnica. Numerosas mujeres cometen el error de aplicarlo de manera extrema, en la zona equivocada del rostro o peor, de elegirlo de un tono que no termina de favorecer a su tez. Aunque algunos colores se pueden adaptar a la mayoría de tonos de piel, otros resultan más exigentes y no favorecen a cualquier rostro. Las clave del blush son la aplicación, la textura y el color.

Este versátil cosmético permite, además de aportar color a las mejillas, esculpir y dar forma a la cara, de ahí la importancia de aplicarlo en los ángulos estratégicos del rostro. Nunca lo apliques demasiado cerca de la nariz: tras aplicar tu base de maquillaje líquida o en polvo, coloca con una brocha especifica el toque de color según la forma de tu rostro. Si es alargado, conviene usarlo de forma horizontal, si es redondeado, por el contrario, es necesario aplicarlo de manera vertical. Traza una línea imaginaria partiendo de la comisura del labio hasta la sien y empieza a aplicar el blush a la mitad de la mejilla.

¿Conoces los diferentes tipos de rubores? Puede que los que más familiares te resulten sean los coloretes en polvo (sueltos o compactos), que dejan un acabado mate. Se trata de los más fáciles de usar, por lo que si no estás acostumbrada a llevar, opta por ellos. El rubor irisado aporta un plus de brillo y es el ideal para salir de fiesta, mientras que el colorete en crema o en gel es ideal para dar un chute de luminosidad a la piel. Su efecto más cremoso y brillante favorecerá por lo tanto las pieles secas. Y, por supuesto, no lo apliques si usas una base de polvo, la combinación es más delicada y puedes ensuciar tu rostro. Ten siempre en cuenta la pigmentación: aplica a través de ligeros toques tu rubor para evitar el efecto "payaso". Recuerda que se tiene que notar el color, pero de manera sutil.