
Pablo Iglesias se eleva en la vida política: su pelo sigue muerto
Y nosotras tenemos los trucos, tratamientos y cortes para traerlo de vuelta a la vida. Tres expertos nos cuentan cómo resucitar de una vez la melena de Pablo Iglesias.
Volvió él. Volvió Pablo Iglesias a la plaza del Museo Reina Sofía y, de manera pública, a la vida política. Volvió tras perfeccionar sus aptitudes para el gobierno de un país mediante el dominio del doble cambio de pañal. Volvió tras el cartel que lo dejó durante horas acampado en la lista de trending topics nacionales. Volvió tanto que se ha hecho un hueco en el gobierno. Volvió su coleta baja, castaña y acaracolada. Volvió su pelo. De entre los muertos. La esponjosa melena omoplática de Iglesias continúa resistiéndose a mostrar señales de vida.
Y no se va a ir. La próxima vez que el secretario general de Unidas Podemos coja un micrófono en una plaza y de nuevo prenda a la multitud con brazadas de Eminem en la batalla final de 8 millas, la coleta volverá a columpiarse en el hueco de su espalda. Iglesias le aseguró en marzo a Pablo Motos que no se cortará la coleta. Él es, dice, como Sansón. Se le iría la fuerza con el ras del tijeretazo.
Pero con perder solo unos dedos la iglesiana melena comenzaría a recuperar el pulso. El contorno, explican en el salón Maison Eduardo Sánchez, debería estar al nivel de la boca para que "recupere movimiento y saque partido de sus ligeras ondulaciones. La forma de su cara es alargada y el cabello, con unas capas muy largas, no debería llegar más allá de la nuca". "Un corte de pelo", dice Víctor Latorre, jefe de color de The Art Lab, "no le vendría mal. El cabello corto ayudaría a dar una imagen mucho más pulcra. Y, obviamente, sería mucho más cómodo para su día a día". Diana Daureo, directora del centro que lleva su nombre, le adjudica un recorte definido: la juvenil melenita de Santi Millán.
Iglesias conserva más cantidad que el cómico, pero su pelo presenta la apariencia de las melenas finas y una pelusa capilar le aureola la coronilla. A Iglesias se le encrespa el pelo. De su cabellera siempre hay una costa ecuatorial cerca. La humedad se cuela entre sus folículos y los hincha y riza. Pero la humedad trabaja en modo multitarea. También debilita. Los recogidos tras la ducha, advierten los conocedores de las entretelas capilares, están desaconsejados. "El pelo ha de recogerse cuando esté del todo seco. El cuero cabelludo es más frágil mojado y tiende a romperse”, explican en Maison Eduardo Sánchez. "En hombres, además, llevar el pelo casi siempre recogido puede tener consecuencias negativas: las entradas se hacen más visibles". Por las noches, apunta Daureo, el pelo de Iglesias debería zafarse de la goma. Durante las horas de sueño habrá de oxigenarse.
Se sale uno de los cánones estéticos del patriarcado primermundista, masculina melena hombros abajo, y hete aquí el patriarcado primermundista repartiendo beauty tips. El patriarcado primermundista no descansa. Acecha en colores, gramos, anchos, largos y, ahora, un poco más abajo, en once consejos en forma de galería que resucitarán la coleta del líder de Unidas Podemos.

"Para conseguir un pelo más fuerte, nutrido y eliminar el encrespamiento", añaden en Maison Eduardo Sánchez, "le recomendamos el champú de Leonor Greyl, de la gama de hombre, Lait Lavant á la Banane (27,90 €), a base de proteínas y colágeno que le aporte suavidad, volumen, cuerpo y nervio al cabello fino y blando".

En la mesa de trabajo de cualquier persona con cabellera de un largo superior a los cinco centímetros, la sequedad debe estar garantizada en forma de tentempiés y de spray absorbegrasas. Los frutos secos evitarán que la ira gástrica pida cita para un rapado al cero y el champú en seco, bajadas de autoestima. Nada corroe la percepción de la propia imagen como que unos pelillos grasientos enmarquen el rostro. Con este de Batiste, especial para cabellos oscuros (2-3 €), Iglesias cubrirá, además, las canas de manera temporal. Solo deberá rociar el producto sobre su cabello a una distancia de 30 centímetros. Ni más ni menos. Otro logro doméstico. Más aptitudes para gobernar.

Diana Daureo es "muy partidaria de secar el pelo al aire y aplicar un producto de styling para conseguir un cabello más brillante y bonito, ya sea recogido o suelto”. Como, por ejemplo, Surf Spray de Bumble and Bumble (28,00 €): sus sales marinas aportan textura a los mechones y lo disfrazan de tarde de playa. Si Iglesias no puede con el enemigo, que se una a él. Sus compañeros ya han interiorizado la estrategia.

Con el spray termoprotector y antiencrespamiento Discipline Fluidissime, de Kérastase (28,40 €), Iglesias no pondrá orden en el Parlamento ni en el Congreso ni en los medios de comunicación, pero sí en los pelitos que cada día levantan una insurrección sobre la superficie de su cabeza. El cabello no es la batalla más importante que ganar, pero es buen lugar por el que comenzar.

El turbante de Aquis (30 €) absorbe más que una toalla y seca el pelo sin provocar fricciones. Reduce, así, el encrespamiento. Si es que hay que estar atento a todos los pasos, que luego a cualquiera lo adelantan por la derecha.

El champú con extracto de ortiga de Klorane (7-8€) logra que los lavados se espacien. Elemental ahorrar en minutos si tienes un cielo que asaltar.

Para Latorre, las gomas que deberían contener la melena de Iglesias son aquellas de silicona "con forma de cable de teléfono antiguo, las que menos marcas dejan en el cabello y menos tiran a la hora de recogerlo". Las de InvisiBobble (3,50 €) puede encontrarlas en farmacias, en peluquerías y en Sephora. También disponibles en morado.

El acondicionador clásico de Aesop (alrededor de unos 40 €), con bergamota, cedro y lavanda, aligera el cabello y facilita el cepillado. Porque el cabello se peina. Con una pasadita antes de ir a dormir, indican en Maison Eduardo Sánchez, Pablo Iglesias "eliminará las células muertas y los cabellos que se quedan entre la melena para así estimular el riego sanguíneo".

Las encuestas le despeñan los escaños, pero algo sí va a subir entre las manos del líder de Unidas Podemos: el volumen de su cabello. Con el champú Ultimate Volume, de Swell (9,90 €), las raíces de Pablo Iglesias lucharán aventajadas contra la ley de la gravedad.

Laurel y azahar para que el pelo recupere la hidratación y resista a las roturas. Con la mascarilla R&B de Lush (17,75 €), ni siquiera hace falta aclarado. Una dosis, el móvil, las llaves y listo para "darle una vuelta" al control de los medios de comunicación.

El champú para rizos de Sachajuan (24,90 €) limpia, hidrata y define. Lo tiene todo. Como Juego de Tronos.