Con el otoño acercándose, la temporada invita a renovar nuestra colección de perfumes con esencias que transmiten calidez. Atrás quedan los cítricos chispeantes del verano para dar paso a composiciones que envuelven, que reconfortan como un abrazo mullido. Los beauty lovers lo saben: las fragancias cálidas son las reinas indiscutibles de estos meses, y si además logran activar recuerdos felices, el flechazo está garantizado.
Entre los olores que evocan emociones profundas, pocos son tan universales como el de un postre casero recién hecho. ¿Quién no ha sentido esa punzada de nostalgia al oler flan de vainilla? Esa sensación es la que transmite Fire at will de Jovoy Paris, un perfume dulce y adictivo que se ha convertido en objeto de deseo para las que aman los perfumes gourmand con los que sumergirte en la dulzura. Más que un perfume, es un viaje directo a la infancia.
El perfume gourmand que nos transporta, al momento, a momentos felices de nuestra infancia
Un baile de vainilla, mimosa y azúcar moreno
En este perfume, la vainilla, protagonista indiscutible, se arropa con mimosa aterciopelada y un toque de azúcar moreno que le confiere matices golosos. En el fondo, ámbar, almizcle y vetiver añaden una dimensión cálida, un tanto atalcada y almizclada. Además, logran que la fragancia se mantenga intacta durante horas. ¿Por qué es la elección ideal para el otoño? Porque, además de dulce, tiene cuerpo y estructura, sin perder elegancia.
En Fragrantica, por ejemplo, un usuario la describe con estas palabras: "Una vainilla lactónica que hace recordar el flan de vainilla de la abuela, ideal para disfrute personal. Para los fanáticos de la vainilla es un perfume que hay que probar, principalmente en otoño-invierno". Los perfumes de vainilla están en todas partes ahora mismo, pero pocos consiguen colarse en nuestro corazón para siempre. Fire at will cuesta 160 euros por 100 ml
Otros perfumes gourmand para estrenar este otoño
Hot Sand de Library Parfum
Creación de Chris Maurice, abre con un dúo floral acuático de orquídea y jazmín de agua que aporta ligereza antes de sumergirse en un corazón de chocolate blanco, crema batida y leche de almendras. El fondo, dominado por sándalo, almizcle blanco y cedro, equilibra el dulzor con un toque amaderado. Su precio es de 150 euros.
