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Estos son los pendientes que llevarás en la Feria y con jeans

Y en una boda y en una cita y para ir a comprar pan. Casilda Finat MC tiene los 13 pares de pendientes que te pondrás con lunares, volantes, flecos y vaqueros.

Los aros dorados están bien. Están bien, de verdad. Iluminan, rejuvenecen, despiertan el rostro como un sérum de 200 euros. Claro que están bien. Pero todo el mundo lo sabe y todo el mundo los lleva. Desde que la fotografía tiene color, los aros dorados rematan el uniforme de la niña bien. Son discretos, pero desvían la atención, la interceptan durante unos segundos, nunca la roban. Grandes, anchos, finos, gruesos o liliputienses, los aros dorados saben lo que hacen. No son aburridos, pero te pueden aburrir. Para llevarlos sin que ellos te lleven solo has de respetar una regla: que el diámetro del aro no sea susceptible de columpiar un periquito en su interior.

Pero si en tus planes aparece el cuentakilómetros, bregar con más de un par de pendientes puede acabar resultando una pesadez. Se enganchan, se pierde un tornillo, se pierden los dos tornillos, se descoyuntan, se rompen, ay, pero que esto no es un tornillo, por qué tengo un minichicle envuelto en papel plateado en el bolso. Ahí reside el poder de los aros dorados. Su presencia anula la necesidad de suplentes y refuerzos en el joyero de viaje.

Casilda Finat MC tiene la solución. Varias soluciones. Una docena de soluciones. Soluciones azules, marrones, negras, careyes, doradas (qué le vamos a hacer: la luz es la luz) y turquesas. Encajan con el escote despejado de una camisa vaquera, con un cuello vuelto si el frío aún anda remoloneando allá donde vives, en un recogido de invitada, en una melena sobre la clavícula o en un moño de la Feria de Sevilla. (Porque a la Feria, con la exclusividad y la restricción de sus casetas, no se puede ir de cualquier manera. Hay unos protocolos estrictos que has de seguir si no quieres cantar en el Real más que Los Romeros de la Puebla y Cantores de Híspalis juntos. Nosotras te llevamos este año a conocerlos. Los protocolos, no a los Romeros).

¿Lo mejor? El precio. Casi todos rondan los 25 euros. ¿Lo requetemejor? El peso. La resina es ligera y los metales están, en su mayoría, huecos. El agujero de tus lóbulos queda a salvo de dilataciones indeseadas.

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