Los príncipes Gabriella y Jacques, los grandes protagonistas en el Día Nacional de Mónaco

Este 19 de noviembre se ha celebrado el Día Nacional de Mónaco, que ha estado marcado por la pandemia y ha motivado que la mayoría de los Grimaldi hayan elegido colores sobrios en sus atuendos, como señal de duelo por las víctimas del coronavirus. El acto comenzaba a las 10 de la mañana con el tradicional Te Deum en la catedral del Montecarlo, a donde llegaron el príncipe Alberto acompañado por su esposa, Charlène, y Carolina de Mónaco. En el interior del templo les esperaban otros miembros de la familia como Andrea Casiraghi y su esposa, Tatiana Santo Domingo; Andrea Casiraghi y su mujer, Beatrice Borromeo; la princesa Alexandra de Hannover, y Louis Ducret, hijo de la princesa Estefanía, que fue una de las grandes ausentes en esta celebración. Carlota Casiraghi tampoco estuvo presente y es que desde hace tiempo reside en Francia, por lo que su traslado hubiera resultado más complicado y ha preferido quedarse en casa por motivos de seguridad.

Muchas han sido las novedades de este año en este día de fiesta como el número de personas que se han dado cita en la catedral. También se ha suprimido el desfile, por lo que desde allí se han dirigido al palacio donde ha tenido lugar la tradicional toma de armas, un acto al que se han sumado los miembros más pequeños de la familia como los príncipes Jacques y Grabiella, hijos de Alberto II y Charlène, que cumplirán 6 años el próximo 10 de diciembre. El heredero demostró que es digno sucesor de su padre, pues saludó al igual que lo hizo el Soberano de la Roca, mientras que su hermana permanecía atenta junto a su hermana. Los menores pusieron la nota divertida a la jornada, en la que coincidieron con los hijos de Pierre Casiraghi, Stefano y Alexander, que vestían abriguitos marrones.

La princesa Charlène se mostró especialmente triste y pensativa en esta jornada en la que de alguna manera se homenajea al príncipe Rainiero, quien celebraba su onomástica en este día. A su muerte, la fecha del Día Nacional se debería haber cambiado, pero Alberto II decidió dejarla en homenaje a su progenitor, al que estaba tan unido.