Camilla Parkes-Bowles será reina y estos podrían ser los motivos por los que deja las sombras
Su falta de afinidad nunca ha sido un secreto. Entre viajes, galas o copas de champán jugaban al eterno escondite. Hasta que, sin querer, Camilla encontró a Isabel. El resto ya se sabe. Al ritmo de: “por mí y por todos mis compañeros”, la duquesa de Cornualles ya sueña con su corona.
No le gusta el desorden. Ni los contratiempos. Aunque, su corona es fruto de ello; se suele decir que siempre hay una excepción.
La reina Isabel II no se deja llevar. No chista, no alza las cejas y, por supuesto, no deja al libre albedrío cualquier gesto, por muy tentador que sea. No deja nada a la libre interpretación. Bajo su rostro serio; tachado de inexpresivo y condescendiente: todo está medido. No hay sorpresas en sus apariciones. No hay expectación por conocer qué dirá o qué prenda lucirá. Sus discursos, al igual que sus atuendos, están estudiados. Siguen una línea de color, repiten el patrón y sorprenden con un broche final
Los sombreros -siempre antes de las seis de la tarde-, el abrigo en tono cálido y un vestido corto no fallan. Son parte de su sello. Nada está al azar. Como bien muestra Isabel II en sus looks más icónicos y emblemáticos. Por eso, la reina, que celebra sus 70 años como monarca y que perdió a su gran amor hace apenas unos meses, vuelve a mostrar, una vez más, que hasta cuando no esté… todo seguirá ordenado.
Su relación con Camilla nunca ha pasado inadvertida. Más bien, se asienta sobre el tópico entre suegra y nuera. Isabel II no es partidaria de su relación. Y sería presuntuoso cambiar el tiempo del verbo. Solo ella sabe lo que ha sucedido para que, al fallecer, Camilla de Cornualles, que mantiene su título de duquesa, pasaría a ser reina. Reina. O eso es lo que ha dictado Isabel. Tal vez, se haya rendido ante esta historia de amor que, pese a estar exenta de balcones y pócimas de boticario, dio lugar a encuentros prohibidos, palabras de afecto y anillos. O, simplemente, busca oficializar un apoyo para su hijo. Quién sabe. Se apunta que su relación ha cambiado en los últimos meses, que ha sido un apoyo imprescindible, un refugio más allá de sus adorados perros (que, por cierto, su manada ha crecido recientemente). Tal vez, simplemente se siente afín a Camilla, con su criterio serio y exento de sensacionalismo -al menos desde que lleva anillo royal- que el de su hijo (quien mantiene su disputa con su hermano Eduardo, exento de título real). Lo que no hay duda es que, pese a su idas y venidas, Isabel II y Camila de Cornualles tienen más en común, de lo que parece. Y, aquí, te las recopilamos.
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Cuestión de estilo
Aunque se suele decir que citar a los ex es de mal gusto, si hablamos de moda, el nombre de Diana tiene que aparecer. Si hace un tiempo, te recopilamos los looks más icónicos y emblemáticos que solo ha podido lucir con estilo, la eterna Lady Di. Un vestidor que se opone al de Isabel II. Sigue estático desde hace décadas. Curiosamente, con Camilla nos encontramos en la estampa contraria. Los estilismos de Camilla e Isabel II siguen el mismo patrón monocromático y cortes a la misma altura.
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Gustos similares
Si bien es cierto que la reina Isabel es una gran aficionada de los sombreros y Camilla lo es de los zapatos, el catálogo de opciones de ambas para ambos accesorios es eterno. Y sí, les gustan los sombreros grandes y los tacones muy reducidos. Comodidad ante todo.
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Fidelidad
Sí, sería normal que alzarás tu mirada mientras piensas: “¿en serio?” Sí, tal vez, el concepto de matrimonios monóganos se resista. Al menos, en el primero. Pero no nos referíamos a ello -citar dos veces a ex, ya nos parecía un exceso-, sino a la fidelidad que Camilla ha mantenido a la reina Isabel II y todo lo que conlleva. Rara vez, por no decir nunca, se ha puesto en contra a su opinión, ha hablado mal de la corona o, incluso, ha juzgado públicamente alguna acción royal. Eso sí, durante su affaire con el príncipe Carlos, Isabel la vetó… lo que son las cosas.
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Labores benéficas
Al igual que otras royals, Camilla ha realizado y protagonizado diversas causas beneficas. En algunas de ellas, acompanada del príncipe Carlos. Una labor que ha fomentado que Isabel les mandé elogios y su apoyo.
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Andrew Parker-Bowles
Curiosamente, el que fuera paje en la coronación de Isabel II y, asimismo, novio de la princesa Ana, acabó contrayendo matrimonio con la duquesa de Cornualles. Hasta en estas preferencias coinciden
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El momento de las paces
Tras súplicas por parte de primogénito que Isabel desoyó. La reina del Reino Unido y Camilla coincidieron en la boda de Constantino de Greci. Incluso compartieron mesa. No sabemos si fue alli donde Isabel II se dió cuenta que poco podía hacer ya para romper esa relación que, cinco años más tarde, pasaría por el altar. Aunque, la reina y el duque de Edimburgo no estuvieron presentes.
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Actos conjuntos
No fue hasta el 2007 cuando ambas tuvieron un acto conjunto. Poco a poco, su relación se fue estrechando lo justo. Así, en 2012, tras mucho pensarlo, Isabel II se rindió y permitió que Camilla fuera su acompañante en la carroza real durante el Jubileo de Diamante. Asimismo, la monarca ha otorgado a Camilla numersas condecoraciones como la Gran Cruz de la Real Orden Victoriana.