Ariadna Castellanos: tocar la tecla correcta
El jazz mestizo de nuestra pianista más internacional se tiñe de electrónica en su nuevo disco.
Ser mujer y cantante de éxito en el jazz es una cosa. Ser instrumentista y brillar, como lo hace la pianista madrileña Ariadna Castellanos, en un universo que sigue siendo todavía muy masculino, es otra mucho más difícil. Todo empezó en unas clases de ballet, hace tres décadas. "La profesora le dijo a mi madre que bailarina no iba a ser, pero que la niña tenía mucho ritmo", recuerda. El piano y los conciertos de clásica pasaron a ser el centro de su vida, con Beethoven como primer amor. El flamenco irrumpió en la adolescencia, de la mano de un vecino de Huelva que tocaba la guitarra. Luego vinieron las clases en Inglaterra y Estados Unidos: en la prestigiosa escuela de Berklee descubrió la libertad del jazz, trabajó con Javier Limón (que casi le regala un Grammy con la producción de su primer disco) y participó en un homenaje a Paco de Lucía. No tardaron en llegar las colaboraciones con Alejandro Sanz, Michel Camilo o Herbie Hancock.
En su segundo disco, Castellanos se adentra en territorios conocidos (jazz, flamenco y clásica, hip hop o r'n'b), pero con un sonido distinto. Tenía material listo para un álbum cuando un amigo le descubrió al músico de electrónica Chet Faker. "Vi que hay sonidos que con un piano no podía hacer. Era una puerta a un mundo nuevo. Esos subgraves que te envuelven, que hacen que el cuerpo vibre". Quiso ese toque electrónico para su disco, y al final se ha convertido en un acabado completo, con la colaboración del productor y dj Ed is Dead y voces invitadas como Nach o La Tremendita. El destilado lleva por título [MJU:ZIK], traslación fonética de un arte amplio por el que esta joven valiente se mueve sin prejuicios. Mañana Ariadna tocará alguna de sus composiciones, acompañada por Ed is Dead, en Mi música tu refugio, festival en favor de los refugiados que reúne en La Riviera de Madrid a bandas y artistas como Vetusta Morla, Rubén Pozo, Los Enemigos o Ana Curra.