
Puntos a tener en cuenta antes de comprar un coche eléctrico
Conducir un coche eléctrico es casi lo mismo que conducir uno de combustión, aunque hay que tener en cuenta ciertos aspectos antes de pasarse a la movilidad eléctrica.
Los eléctricos son el presente y la mejor opción para ciertos conductores. Hablamos de aquellos que disponen de un garaje, ya sea privado o comunitario, en el que instalar un cargador y que, por lo general, no recorren excesivos kilómetros, centrando la mayoría de los mismos en la ciudad. Puede parecer un nicho especialmente concreto para un tipo de coches que, por el bien del planeta, debería estar más extendido, pero contando con un cargador en casa, incluso conductores que cubran largas distancias cada día encontrarán en el coche eléctrico una gran opción. Con el paso de los años y el desarrollo de una red de carga pública más poblada, así como con la llegada de baterías más eficientes y rápidas de cargar, el coche eléctrico llegará a todos.
Para los que ya vean en un eléctrico una gran opción, encontrarán en el mismo importantes cambios dinámicos que, aunque sutiles, requerirán de un cambio de hábitos al volante. Asimismo, al cambiar la combustión por la electrificación, el conductor deberá también cambiar su mentalidad y adaptarse a sus opciones de carga. Desde las marcas piden a los conductores que no vean un eléctrico como un móvil, es decir, como un dispositivo que cargar cada noche y en el que sufrir por quedarnos sin batería, sino como lo que es, un coche, que no tiene por qué cargarse si tiene un 40% de batería pero al día siguiente solo se recorrerán 30 kilómetros. Como un coche de gasolina, hay que recargarlo cuando quede poca autonomía o preveamos que necesitaremos más.
En el plano dinámico los cambios son varios, y todos para bien. Al arrancar ya se nota la diferencia, por el silencio que imperará en el ambiente. Un coche eléctrico acelera más fuerte y más rápido, ya que la entrega de potencia es la máxima de forma instantánea, la respuesta del acelerador es más veloz, la recuperación mucho más ágil y la sensación, si la carretera está en buen estado, es la de circular sobre raíles, ya que la suavidad en marcha es asombrosa. En este caso, el conductor encontrará una nueva manera de conducir, que premia la eficiencia y la tranquilidad.

Un coche eléctrico premia la conducción tranquila y eficiente. Mantener una distancia de seguridad adecuada, una velocidad ajustada a la vía y el uso de sistemas como el control de crucero. Este tipo de conducción permite regenerar cierta autonomía en marcha, alargando su alcance.

Gran parte de la culpa de esta mejora de su autonomía es de la frenada regenerativa. El conductor puede, en muchos casos, elegir la contundencia de la misma, recuperando más energía cuanto más contundente es. Seleccionar el mejor ajuste según la carretera permitirá recuperar importantes cantidades de kilómetros en marcha.

En el caso de los viajes largos, lo mejor será salir de casa con una ruta planificada. Algunos coches eléctricos permiten planificarla en el ordenador y pasarla al coche para que nos guíe su navegador. Es clave buscar los puntos de carga disponibles durante el viaje para prever las paradas que deberemos hacer para garantizar que llegamos con autonomía al destino.

En eso sí se parece a otros dispositivos eléctricos. La carga rápida puede parecer útil y más práctica, pero lo mejor será siempre cargar el coche en casa, a potencias de hasta 22 kW. Pese a que cargarlo al 100% llevará horas, que por otro lado serán horas en las que el coche acostumbra a estar parado, la carga será más eficiente y mucho más cuidadosa con la batería.

Para empezar, el coche eléctrico está exento del pago del Impuesto de Matriculación, pero es que además algunas localidades también les eximen de pagar el de Circulación. Además, en las grandes ciudades, como son Barcelona o Madrid, permiten a los eléctricos aparcar en zonas azules o verdes de forma gratuita, además de disponer de descuentos en parkings privados.