48 horas en Sevilla: la guía para exprimir tu escapada
Sé tacaña con tus minutos del fin de semana. Tenemos las direcciones y los nombres que necesitas para exprimir como una naranja de zumo tu escapada exprés a Sevilla.
La vida es corta y los días son largos. Menos los del fin de semana. La ausencia de obligaciones abre las compuertas del tiempo y los minutos se desparraman. Hay que pescarlos y ordenarlos para rebañarles las esquinas. Es lo que vas a hacer con esta guía de Sevilla. Porque claro que puedes prestarle atención a la amiga que hace un año viajó de despedida de soltera a la capital andaluza vestida con una banda rosa y un tutú negro e ir, según su borroso consejo, a la plaza de El Salvador para tomarte una cerveza con patatas fritas. Pero eso lo puedes hacer en Sevilla, en Madrid y en Teruel.
Si estás en Sevilla, deja que hasta tu lengua sevillanee. Serpentea entre los bares del Arenal. En la calle Antonia Díaz, en la Bodeguita Reyes Antonio Romero, vive (y muere a diario) una de las estrellas del montaditismo sevillano. El montadito Piripi empareda bacon, lomo, queso, tomate, mayonesa y un ingrediente secreto. Pasea cinco minutos más hasta la Bodeguita Romero, en el número 10 de la calle Harinas, y pide un montadito de pringá. No hace falta que sepas más. Tú solo pide “uno de pringá” y que del vino se encarguen ellos. Las transformaciones vitales en el siglo XXI han escogidos dos escenarios: un viaje solidario a la India o frente a un montadito de pringá en la Bodeguita Romero.
Tras sortear el festival de música que conforman el grupo de bailes latinos de la Puerta de Jerez, la señora con perrito que toca Bésame mucho con el acordeón y el treintañero que canta por Ed Sheeran frente a una comparsa gaditana, conservar la entrada a la Catedral: en el reverso llevas el acceso a la iglesia de El Salvador.
Las cafeterías de barra de aluminio aparecen tras cada bolardo. Allí se esconde el mejor jamón y el mollete sublimado (crujiente por fuera, tierno por dentro). Pero el mejor café tiene nombre anglosajón. En Torch, en el Paseo de las Delicias, aprenderás de una vez por todas qué es un flat white y por qué el cappuccino no puede prepararse con lecha desnatada. ¿Buscas la tradicionalidad pringosa del churro? Encuéntrala en las freidurías del barrio de Santa Cruz. Antes se los conocía como calentitos, pero aquí todos los churros se llaman churros. Porras solo es una expresión de fastidio empleada por cursis, atildados, afectados y personajes de libros juveniles.
El resto de secretos para dominar en 48 horas el sevillanismo, un poco más abajo.

La plaza diseñada por Aníbal González para la Expo de 1929 “abraza”, con su media elipsis, a los pueblos de España y al río Guadalquivir. El cine, desde Lawrence de Arabia a Star Wars y El dictador, la han abrazado a ella. Únete a tan multitudinario abrazo con un paseo matinal. Pero evita las barquitas.

En la cripta de los Reales Alcázares se bañaba María Padilla, noble y amante de Pedro, el cruel. Su bóvedas de crucería resisten hoy cientos de flashes al día. Antes de adentrarte en los alcázares, pasea por los jardines de Murillo con la vista bien alzada: por sus muros, que son los del palacio, pasean al atardecer los pavos reales.

Los motivos visigodos y renacentistas se cruzan en el almohade Patio de los Naranjos de la Catedral de Sevilla. Deja que los ojos remoloneen. (Y sí, las paredes exteriores están cubiertas de grafitis rojos, pero no es vandalismo: se trata del anagrama con el que los estudiantes universitarios, antes del siglo XIX, celebraban la obtención del doctorado).

Una pringada serías si fueras a Sevilla y te quedaras sin probar el montadito de pringá de la Bodeguita Romero. Calle Harinas, 10. No seas una pringada: come pringá.

Esquiva terrazas, huye de tiendas con delantales de lunares, sube la calle Alemanes, gira sobre tus talones y aprieta el botón lateral del móvil. La mejor foto de la Giralda se esconde en una callejuela.

Es lo que sucede con cada tenedor de Cañabota (José Gestoso, 19). Reserva con tiempo. Las mesas son pocas y las peticiones, desbordantes.

En el número 3 del Paseo de las Delicias, el café renuncia a su funcionalidad y, para cualquier paladar, se convierte en placer. Ojo a sus mermeladas caseras.

Es el edificio más alto de Andalucía. Quien llega a su última planta camina a 180 metros sobre el suelo. O duerme. O se da un masaje. O se toma una copa. A la orilla del río Guadalquivir, con los 360º de sus ventanales, el hotel Eurostar Torre Sevilla vigila la ciudad desde las tres últimas plantas. La tentación de fotografiar la ciudad es inevitable. Y ellos se ocupan de saciarla. De aliviarla. Con su pack Instagram Experience. Con un precio de 72€, el hotel de cinco estrellas pretende "aligerar la presión de conseguir la foto perfecta ayudando al instagramer a generar las fotografías y composiciones que ya son tendencia en las redes”. La habitación con vistas panorámicas, el acceso al spa panorámico ubicado en la planta 35 del hotel y una invitación a un cóctel en el bar Atalaya están incluidos. Los huéspedes que se alojen este verano y suban una foto a Instagram con los hashtags #MagicEurostars y #SevillaInspira podrán ganar una estancia en el hotel Eurostar de su elección. Ahora sí que una imagen vale más que mil palabras.

Instagram se hace tienda en La libélula. El espacio multimarca reúne en la calle Méndez Núñez las firmas que sigues en tus redes sociales y las que desfilan en Code 41, la semana de la moda de la capital andaluza.

En el número 16 de la calle Zaragoza, Sevilla se lame. En la heladería La Fiorentina, los helados son de azahar, pestiño, palmera de huevo o torta de Inés Rosales. La merienda que te mereces.

Las Setas de Sevilla, en la plaza de la Encarnación, rompen la arquitectura de la ciudad y, con su curvas al aire, dejan que la mirada alcance cada frontera de la ciudad. Mejor, al atardecer.

Bajo la decoración del restaurante contemporáneo (vegetación, terciopelo, detalles dorados, luz tibia), en Seis probarás una de las ensaladillas más divertidas de Sevilla (para paladares conservadores, la de Mariscos Emilio, en el 1 de la calle Génova). Acomodada en el número 7 de la Plaza Nueva, regálate su torrija al estilo de tarta de galleta. El cóctel, en su barra o en la de Le XIX, en Tomás de Ibarra, 9.

En la plaza de Jesús de la Pasión, la plaza del Pan en sevillano, los azulejos disfrazan la calle de Portugal. Presta atención las tiendecitas de los bajos. Para continuar mirando cosas que brillan, camina hasta la plaza del Museo y rebusca en sus anticuarios. Sus joyas llegan desde todas partes (y épocas) de Europa.