
Sídney, la guía definitiva para recorrer la otra cara del mundo
La mayor ciudad de Australia, rodeada por una impresionante naturaleza y orgullosa de su hospitalidad, es el lugar perfecto para dar el salto a Tasmania o a la gran barrera de coral. El viaje más completo, en la otra punta del planeta
Sídney es uno de esos destinos que todas soñamos visitar algún día. Cuando tienes la oportunidad de conocerla descubres una ciudad amable, cosmopolita, ordenada, elegante, abierta al mar y con unas gentes hospitalarias que adoran conversar y aconsejar a los viajeros. Podrás disfrutar al máximo todas las posibilidades que esta urbe ofrece y mucho más: en sus alrededores vas a encontrar parques nacionales, playas míticas, cascadas, ríos navegables e impresionantes estampas naturales. Te contamos cómo exprimir al máximo esta gran aventura australiana.
Los emblemas
Comenzamos con el puente de la bahía de Sídney, el Harbour Bridge, que conecta el centro financiero con la costa por uno de los puntos más estrechos. Recomendamos visitarlo a pie: las panorámicas de la ciudad y de la bahía desde arriba son inolvidables. Un consejo: su iluminación nocturna es fantástica y durante el ocaso las fotografías del puente reflejadas sobre las aguas son las mejores. Detrás de su estructura férrea se vislumbra un símbolo internacional. ¿Quién no ha fantaseado con pasar una velada en la ópera de Sídney? Con su techo en forma de conchas la Opera House es un icono australiano. Visítala por dentro o presencia una representación musical. Puedes disfrutar de un cóctel en sus bares interiores o de una cena en uno de sus restaurantes. Aunque recomendamos hacerlo en alguno de los establecimientos de alrededor de Circular Quay, el centro neurálgico de la ciudad que se encuentra junto a la Ópera. Si estás en la ciudad el 31 de diciembre, date un capricho: reserva una platea para el espectáculo de fuegos artificiales más famoso del mundo, mientras disfrutas de una interpretación operística a la espera de la cuenta atrás de medianoche.
El rincón bohemio
The Rocks es el barrio más antiguo y cool de la ciudad y se encuentra ubicado en un lugar privilegiado: abierto al mar, y entre la ópera y el puente de Harbour. Sus calles adoquinadas y empinadas han mantenido todo su encanto colonial. Tienes que perderte entre sus laberínticas callejuelas o detenerte en los múltiples locales de música en directo para tomar una cerveza local. Los restaurantes de moda en la ciudad están en The Rocks. También aquí se celebra el Rocks Market, el mercadillo más bullicioso de Sídney: los fines de semana podrás encontrar antigüedades, artesanía, joyas, cuadros, además de puestos de fruta y verduras. Es la zona en la que debes alojarte. Elige el fabuloso hotel boutique Pier One o, si te quieres dar un lujo, las habitaciones con terraza del Park Hyatt.
Las zonas más verdes
Reconocido a nivel mundial, el Real Jardín Botánico es la visita perfecta para relajarte del ambiente cosmopolita de la ciudad. Da un paseo por sus exposiciones florales, como el jardín de camelias o de begonias, camina por el Palace Rose Garden (con sus 1.800 rosas), descubre algunos de los árboles nativos más hermosos de Australia durante la caminata por la selva tropical y cobíjate bajos sus higueras o palmerales. De lunes a viernes puedes apuntarte a una visita guiada para que conozcas la herencia aborigen del lugar. Hide Park es el parque más grande de la ciudad y cuenta con una ubicación estratégica: a un paso de los jardines botánicos, el centro financiero y las calles más comerciales. Tiene una vegetación única, pero lo que más sorprende son sus inmensos árboles milenarios (si te fijas podrás observar murciélagos colgando). En el parque se encuentra la catedral católica de Santa María, construida en 1868, con un estilo que evoca a las grandes catedrales medievales europeas. La estatua del capitán James Cook, el obelisco o el estanque son otros enclaves imprescindibles de este espacio donde los "sydneysiders" pasean y practican deporte.
Las playas y el surf
A unos cuarenta minutos en ferry y autobús desde Circular Quay vas a conocer dos de las playas más famosas de Australia. Comenzamos por Bondi Beach, siempre frecuentada por viajeros variopintos. Durante todo el año se organizan gran variedad de eventos, como el destinado a las cometas, el Festival of the winds. En su calle principal, la Campbell Parade, encontrarás tiendas de moda y de surf, cafés y terrazas al aire libre. Las calles principales que conducen a la playa son Hall Street, Roscoe Street y Curlewis Street, que acoge diversas galerías de arte. Puedes cenar en Bondi Icebergs, un coqueto restaurante parada habitual de famosos. Una escapada costera cercana e imprescindible es Tamarama. Manly Beach es otra de las playas imperdibles. Tras unos cuarenta minutos, desembarcarás en Manly Wharf con música en vivo. Queenscliff, en el extremo norte de la playa, es un excelente enclave para practicar surf: muchos de los campeones de Australia aprendieron aquí. En los alrededores también vas a encontrar rutas de senderismo. Los fines de semana hay mercadillos donde comprar artesanía, joyería, moda o esculturas.
De shopping
Solamente el edificio que acoge el centro comercial Queen Victoria ya merece una visita en sí mismo: es imponente, con su arquitectura del siglo XIX, sus cúpulas, vidrieras, columnatas, arcos o sus históricos relojes en el interior. En sus tres plantas hay todo tipo de tiendas, cafeterías y restaurantes. Pero si vas a la caza del souvenir económico, tu sitio es Chinatown. En el mercadillo de Paddy’s Market encontrarás recuerdos a buen precio (Sídney no es una ciudad barata). ¿Los imprescindibles? Un auténtico boomerang aborigen o un digderidoo, su instrumento de viento conocido internacionalmente por su particular sonido. Y no te resistirás a traer en la maleta un peluche de koala o de canguro. Aviso para las fashionistas: os vais a enamorar de los sombreros Akubra, como ya lo estáis de las botas UGG y, sobre todo, de la piedra preciosa nacional de Australia: el ópalo.
Con una de las bahías más famosas del planeta no se concibe una visita a Sídney sin subirte a una embarcación. Una buena manera de explorarla es navegar por el río Parramatta. Las opciones para disfrutar de la bahía son variadas: contratar un tour organizado, utilizar el ferry turístico o explorar el entorno a tu aire con los ferris locales –la más económica, flexible y recomendable porque te mimetizas con los "sydneysiders"–. Otras opciones más sibaritas incluyen cenar mientras disfrutas de las vistas y de la puesta de sol e incluso navegar a vela.
Abraza a un koala
Más del 80% de la fauna australiana es autóctona. Dos fórmulas sencillas para interactuar con koalas y canguros (son tan entrañables como parecen) es acudir al zoo Taronga (se llega en ferry desde Circular Quay). Este enclave destaca por su labor en la conservación de la vida silvestre, impartiendo también planes de educación ambiental. Allí vas a encontrar más de trescientas especies de animales. Otra opción es visitar la reserva de vida salvaje Featherdale, ubicada a poco menos de una hora en coche desde Sídney. Podrás dar de comer a canguros y emúes o pasar un buen rato conociendo a los amorosos koalas en una de las colecciones privadas de animales y aves más grandes de Australia. También cuentan con un espacio especial destinado a serpientes y reptiles.
#Ontheroad
A poco más de una hora de Sídney se encuentra el parque nacional de las Blue Mountains, patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Resulta imprescindible conocer esta región montañosa con una vegetación impresionante, bosques gigantescos de eucaliptos, fauna autóctona y unas panorámicas de postal. Visita los picos de las Tres Hermanas y la Hanging Rock. Súbete a sus atracciones funiculares y a los raíles entre las rocas que te van a hacer sentir, literalmente, estar suspendida entre una naturaleza sobrecogedora. Por último, a unas dos horas se encuentran las Carrington Falls, unas cascadas de agua que cruzan el río Kangaroo. Podrás practicar senderismo, organizar un pícnic al aire libre e incluso acampar para disfrutar de un amanecer memorable.
Si dispones de más días, no lo dudes: toma un vuelo interno y embárcate hacia Tasmania y Queensland. La isla del fin del mundo tiene hasta diecisiete parques nacionales, naturaleza virgen, acantilados, regiones boscosas, cataratas, viñedos, estrechos, montañas… Su capital, Hobart, es una ciudad con mucho encanto. No te pierdas el fin de semana su mercadillo, el famoso Salamanca Market. También son imperdibles Port Arthur, la isla Bruny y el mirador Wineglass Bay –con unas panorámicas impresionantes–. Acércate hasta la zona de Bicheno para conocer a sus pingüinos enanos. Y, por último, no dejes de visitar el parque nacional Cradle-Mountain: una de las rutas de senderismo más famosas del mundo (Overland Track comienza aquí). También merecen la pena las cataratas Liffey y las islas Flinders del estrecho de Bass (solamente tienen novecientos habitantes). Si eres aventurera, no lo dudes: alquila una autocaravana, es la mejor manera de explorar este rincón único en el mundo.
Queensland
Es el estado que acoge la Gran Barrera de Coral, el mayor arrecife coralino del planeta con más de dos mil kilómetros de extensión. Sobrevolar la zona es una experiencia inolvidable, pero lo mejor es bañarse, navegar, bucear o practicar esnórquel en sus aguas. Y si atreves… ¡practica paracaidismo! No lo vas a olvidar en la vida. Tortugas, cientos de especies marinas multicolores, mantarrayas, docenas de especies de coral… El punto de partida suele ser Townsville: desde allí puedes desplazarte hasta Magnetic Island a solo veinticinco minutos en barco. Y ya que has llegado hasta el otro lado del mundo, date un capricho: alójate en el resort de lujo de cinco estrellas de Hayman Island.
Pero si hay que elegir un destino en el mar del Coral, dirígete hacia las Whitsundays: son más de setenta islas paradisíacas e idílicas. Playas vírgenes, puestas de sol espectaculares, luz de luna y pura naturaleza a la vera del gran arrecife. Elige en tus paradas las bahías de Blue Pearl, Butterfly y Hook Island. Imperdible la playa de Whitehaven Beach en la isla de Hamilton; por muchas estampas tropicales que hayas contemplado en tu vida, te va a emocionar. Es uno de los enclaves más hermosos y paradisíacos de todo el planeta. Y serás la reina de Instagram: vas a fotografiar unas arenas tan blancas como el talco (compuestas en un 98% de sílice) e infinitas tonalidades superpuestas de azul.

El yoga auditivo. Frente a las cataratas Elliot, en Cape York, Queensland.

El de la ruta de la Great Ocean Road, que serpentea junto al océano Antártico, entre las ciudades de Torquay y Warrnambool, en el estado de Victoria.

Entre los puestecillos de Luna Park.

Durante un paseo en el Real Jardín Botánico de Sídney.

En el tren Kuranda, atravesando el puente Stoney Creek Falls, en la zona norte de Queensland.

El de los surfistas. En Bondi Beach.

Como este koala de la reserva de vida salvaje Featherdale.

En el restaurante Iceberg, frecuentado por personajes famosos.

En el popular pub El héroe de Waterloo, ubicado en el barrio The Rocks.

En el parque temático Luna Park, situado en Milsosn Point, en la Bahía de Sídney.

En el desierto Pinnacles, en el Parque Nacional Nambung.