12 hoteles con (mucho) encanto para escaparte el próximo fin de semana
Querrás que estos hoteles con encanto no sean solo un sitio de paso. Repasamos la geografía española en busca de los 12 en los que nos alojaremos en cuanto podamos.
Estos son hoteles con encanto. Con encanto de verdad. Harán que desconectes de la ciudad y, sin quererlo, te conectes al móvil. Querrás hacer fotografías. De todo. Querrás recordarlo. Y lo vas a hacer. Estos hoteles, desperdigados por los pueblos de España, y estas casas rurales van a cambiar tu forma de ver el ocio. Aquí las ideas dejarán de atropellarse. Entre olivos, pinos y una higuera que mira a la sierra, las ideas fluirán.
En la Sierra Norte de Sevilla, el hotel Trasierra transforma la idea más ideal de unas vacaciones en el Mediterráneo en una estancia en el interior de Andalucía. Todo aquí es cuestión de manos. Las que hacen la mermelada casera (atenta a su etiqueta: el diseño es de Damien Hirst) y las que necesitarás para llevar las riendas de tu caballo. Las tardes y mañanas de Trasierra pasan de la piscina a la pista de tenis.
A unos 800 kilómetros de la capital andaluza, el dúo de diseñadores de Casa Josephine honra a su nombre: en Sorvano, a 15 minutos de Logroño, su casa rural acoge a una docena de huéspedes. Tras unos días aquí, querrás reconducir tu carrera profesional. Nada de lo que salga de estas lindes te interesará. Querrás no devolver las llaves jamás. Tus amigas, si vas con ellas, te harán entrar en razón. Y esa es nuestra apuesta. Casa Josephine es un lugar ideal para acoger el primer gran encuentro poscuarentena.
Quinta San Cayetano es perfecta para reunir a tu familia. Ninguna conversación agitada puede resistir frente a su familia de burros, perros y gallinas camperas. La tranquilidad es garantía. Lo es por su entorno y por su cocina. La atención es de cinco estrellas. Sus habitaciones, luminosas, amplias, con una decoración que cruza la idea de una casa de campo con la estética milenial, dejan que solo las ganas del desayuno te saquen de la cama.
Y en cuanto podamos salir nosotras de la ciudad, reservaremos un fin de semana largo en uno de estos once hoteles. Entre olivos, pinos y una higuera que mira a la sierra, nos sacudiremos el asfalto en cuanto podamos.
En Ávila, colindando con la muralla que atraviesa y rodea la ciudad, la residencia del primer presidente de la democracia española se convierte en hotel. En la antigua casa de Adolfo Suárez, diez habitaciones se preparan para recibir a los huéspedes, que disfrutarán de amenities de Chopard en un palacete de piedra.

¿En busca de un hotel con todo lujo? ¿Cerca del mar? El Hotel Sallés Hotels & Spa Cala del Pi*****, de la cadena, Sallés Hotels, es definitivamente el tuyo. ¿Su más? Primero, un acceso directo a una cala de aguas turquesas y cristalinas. Un sueño en pleno corazón de la Costa Brava. Cuenta con todo tipo de servicios y espacios como el centro de bienestar de más de 600m2 con instalaciones innovadoras.
Es también tu elección idónea si eres gourmet ya que propone desayunos con una selección de productos mediterráneos. El restaurante AURUM, cuida su propuesta hasta el último detalle. Detrás de sus fogones se encuentra el Chef Enric Herce, quien te propone realizar un viaje gastronómico por el corazón del Empordà, a través de sus sabores y aromas.
En Ibiza, en la zona de San Carlos, Can Curreu se despliega calada de blanco. En la isla balear, el hotel, de 13 habitaciones con capacidad para cuatro personas, se viste de buganvilla y ladrillo para convertir lo rústico en oasis.

En la casa rural Corral del Nido, la Sierra de Gredos se apuesta a la puerta. A su noreste, cerca de Béjar y Piedrahíta, la desconexión comienza entre paredes de piedra, cascadas, meandros y lagunas.
De decoración sosegada, con colores pasteles y maderas frías, el Hotel Ayllón, en el segoviano pueblo homónimo, invita al descanso y al recogimiento. La sencillez de la arquitectura local, y la sobriedad del paisaje, templan la mente.

Aquí las estrellas no se intuyen. Se ven. En el hotel Fontecruz Ávila, el aire libre se convierte en el centro. En el jardín del hotel, a una hora de Madrid, un picnic junto a la piscina alegrará el aperitivo y un cine de verano, con clásicos como Casablanca o El apartamento, aligerará las noches.
Todo en Casa Josephine es exquisito. La decoración es impecable: lo rústico, lo clásico y lo desenfadado se refresca entre azulejos azules y patios, mimbres y patios con plantas trepadoras. Llama a tus amigas y reserva fecha: la casa, a 15 kilómetros de Logroño, en Sorzano, un pueblo con solo dos centenares de habitaciones, tiene capacidad para 12 personas. Que el reencuentro poscuarentena tenga como destino La Rioja.
El hotel Aire de Bárdenas, en el desierto navarro, tiene cara de futuro. En sus habitaciones, redondas y transparentes como burbujas, o cuadradas, con ventanales que ejercen de marcos, la naturaleza más recia se cuela en tu fin de semana.
A una hora y cuarto de Sevilla, en Cazalla de la Sierra, la familia Scott ha convertido un antiguo monasterio en un hotel de sueño. Uno de Luca Guadagnino. La mediterraneidad aquí, en la Sierra Norte, se hace decoración y cocina. La energía se recarga entre paseos a caballo, sesiones de yoga, partidos de tenis, cócteles bajo la higuera y chapuzones en su piscina. Su mermelada, casera, con un un diseño de Damien Hirst, también ayuda a reconectar con la tranquilidad.
El Parador de Jaén se construyó en 1965 a partir de los restos de dos alcázares. Hoy, a 800 metros sobre la ciudad, el hotel, con piscina, corona las vistas de la Sierra de Cazorla.
Los orígenes de esta masía son del siglo XI. En sus 14 habitaciones, junto al Pirineo catalán, los pinos y los olivos envuelven La Vella Farga. Tras hora y media en coche desde Barcelona, la desconexión comienza.
Su servicio es de cinco estrellas. En Candeleda, provincia de Ávila, la Quinta San Cayetano acerca el campo a quienes huyen de la ciudad. Frente a sus habitaciones, luminosas y amplias, con capacidad para 14 personas, una cascada natural, una familia de burros y una pandilla de gallinas camperas completan la postal.