La casa es el espejo del alma
Decorar tu casa es la mejor forma de reordenar vida y mente. Es un viaje sensorial e introspectivo a tus gustos, herencias, querencias, manías y taras.
Dicen que la cara es el espejo del alma, pero en demasiadas ocasiones es más fácil adivinar a una persona por la casa en la que vive. Tu hogar habla de tu estilo de vida, de tus gustos, de qué detalles te han acompañado toda la vida. ¿Pero refleja tu casa lo mejor de ti? Tú puedes cambiar y tu casa también. Según un estudio de IKERFEL, el 79% de las personas creemos que la decoración además de estética es calidad de vida, un 93% cree que nos permite ahorrar tiempo, un 88% que nos permite estar de mejor humor y el 86% cree que facilita tener una vida ordenada.
Somos capaces de lo mejor y de lo peor en nuestras casas así que hemos pensado que qué mejor que darte unos tips decorativos, sencillos y a buen precio que te permitan vivir mejor. Mens sana in casa sana. Y si quieres todavía más: IKEA.es/ideas

Mira tus estanterías y reflexiona unos segundos, no solo hay libros hay miles de elementos que quizá con alguna compra más y un orden con gracia pueden cambiar tu salón. Darán una sensación de orden y además si lo mantienes en tu sitio suele resultar más sencillo a la hora de limpiar. Piensa a medio plazo, si lo conservas a lo largo del tiempo y haces pequeños cambios adaptados a la tendencia tendrás una estancia superchic.

Para conseguir un ambiente determinado, la mayoría de las veces se suele empezar y terminar con la compra de algunos muebles y nada más. Pero ¿es eso suficiente? Si ves que el resultado no es el que esperabas, es posible que haya que reforzar la idea de conjunto, justamente lo que hay que potenciar cuando hablamos de generar una atmósfera. Un ambiente urbano, por ejemplo, en el que se busca un clima elegante, sobrio pero a la vez moderno, casi siempre es compatible con un suelo de madera y una pared decorada con cuadros llenos de recuerdos.

Para recrear esta atmósfera en un piso de ciudad, sin que resulte forzada, céntrate en las líneas básicas del estilo y así podrás personalizarlo con tus rasgos más característicos. En este caso, se trataría de recurrir a tonos neutros y lo más claros posibles para ganar luz en el espacio. Apuesta por muebles con terminaciones desprovistas de detalles decorativos, o instalaciones vistas como esta estantería.

Partiendo de la idea de que no se trata de imitar, sino de crear una atmósfera, es bueno como punto de partida, que visualices el espacio existente. Una estética racionalista, por ejemplo, luce mejor en ambientes amplios, con enlucidos lisos y blancos, mientras que un estilo nórdico necesita de mucha luz natural para que se potencie la calidez de los materiales naturales. Es decir habrá que controlar proporciones, escala y condiciones ambientales, tales como la luz natural o la relación con el exterior.

Consigue luminosidad jugando con tus muebles, necesitarás luz natural a raudales, enlucidos lisos y claros y, si fuera posible, atemporales. Las líneas que no se crucen, busca la auténtica comodidad. Sobre todo en espacios como el comedor. Despliega muebles sencillos de líneas puras en mesas, aparadores y estanterías.

Por eso hay que explorar las posibilidades de la casa, en busca de ese potencial escondido que puede ser el punto de partida de tu decoración. Puede ser el caso de los suelos con un toque rústico, que puedes dejar vistos para crear una atmósfera de estilo rural, en combinación con elementos de otros materiales como el metal y ventanas de formato vertical, preferiblemente con cortinas.

Crea una atmósfera ecléctica y cuidada. Por eso no hay que agobiarla con muchos muebles, ya que el espacio en sí es parte de la idea de conjunto. Juega con lámparas en diferentes alturas, tarimas de madera, hogares con embocaduras de mármol, boiseries…

En este ambiente, el color claro de la alfombra y el aparador bajo negro, sirvieron de plantilla para organizar las tonalidades, que dan al conjunto una atmósfera elegante pero hogareña.

En cuanto a materiales, la madera siempre es un elemento atemporal. Tanto te sirve para pisos clásicos como para dar un toque de elegancia en una ambientación moderna. Una vez introducido un tono, puedes jugar con otros en la mista gama, en cambio, serán perfectos para integrar en temáticas industriales o en atmósferas rústicas pero contemporáneas. Estos materiales, lejos de anular, potencian el protagonismo de los acabados artesanales y naturales.

Los tonos piedra son indispensables para una atmósfera cálida que también puedes actualizar mediante elementos industriales que rebajen el peso visual, ganando luz y dejando más opciones a la hora de encontrar un mobiliario compatible. Por ejemplo, se puede buscar un contrapunto entre muebles populares y piezas contemporáneas y modernas.

La pintura puede colaborar actualizando el lenguaje clásico, mediante colores más elaborados o limpiando visualmente la envolvente con el blanco. Los muebles te marcarán la paleta de color por la que has de optar. Y aquí la decisión es tuya, si quieres ir hacia lo clásico, busca un eje de color que arrope el conjunto, teniendo como color de partida algún tapizado, un papel pintado, objetos de vidrio o cerámica. La otra opción es pasarte a una atmósfera más bohemia con el mestizaje como núcleo de la decoración. Recuerda que casi todo se puede pintar o retapizar, por lo que es esencial dar con el color adecuado, ya que servirá de puente entre los distintos elementos del ambiente. Con pintura también puedes cambiar el estilo de un mueble, mediante veladuras o pátinas, o por el contrario dejarlos al natural, mediante decapados y lavados.