Pablo Coppola, el gran diseñador de la firma Bally
La firma suiza sigue en la brecha gracias a la alegría de su diseñador.
El currículum de este argentino afincado en Londres, que se graduó en moda en Barcelona, es de impresión, pues ha desarrollado su carrera en Dior, Céline, Tom Ford, Burberry o Alexander McQueen... Desde febrero de 2014, se encarga con brío de refrescar la firma suiza de accesorios creada hace 165 años, en una operación similar a la que a mitad de los 90 les llevó a remodelar sus tiendas de la mano de, nada más y nada menos, Andrée Putman. Ponerse de moda a toda costa es, ya lo sabrán ustedes, una de las ocupaciones fundamentales de las firmas de moda. Coppola se ha visto en el brete de diseñar objetos sólidos y de calidad exquisita, siguiendo la tradición de Bally, pero dotándolos, a la vez, de los ingredientes que ahora parece que todo el mundo reclama y que tienen mucho que ver con ese tipo de belleza optimista que debería ayudarnos a luchar contra el desencanto. Los colores brillantes y estos patrones sofisticados se convierten en la mejor coraza para defenderse de las consecuencias de una crisis, que, digan lo que digan, sigue empujándonos a las afueras. Aquí se apuesta por el lujo de la alegría, esa que no nos quitarán.
Bally
Bally
Bally
Bally
Bally
Bally
