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'Emily en París': por qué nos encanta (y a la vez nos chirría) la serie fenómeno de Netflix

La nueva propuesta de la plataforma, protagonizada por Lily Collins, peca de clichés, pese a una estética impecable.

La estábamos esperando como un auténtico regalo. Resacosas de un insuperable Sexo en Nueva York (que, sin ánimo de ofender, no ha sido sustituida por ninguna serie en los últimos 20 años), la expectación era máxima en lo que respectaba a la serie Emily en París. Tenía, en apariencias, todo para seducirnos: la frescura de Lily Collins, diseños de Alta Costura por mil y sobre todo el paisaje perfecto, la ciudad de París. La nueva propuesta de Darren Star parecía invencible. Y si bien hemos de reconocer numerosos méritos como una estética impecable, un gran mensaje feminista y su toque humorístico, la serie no consigue aprobar el examen de los clichés. La capital francesa aparece en todo su esplendor, quizá de una forma excesiva. La trama, aparentemente realista, cuenta con entresijos improbables. El prototipo del francés es también llevado al límite... ligones y mandones, bordes y soberbios, la imagen del parisino (hablando de forma más concreta) es definitivamente too much.

Nos resulta difícil no apreciar, pese a todo, esta propuesta que podría compararse con un bombón de chocolate: se derrite con placer en boca, ignorando todo lo demás. Imposible cuestionar, asimismo, la apetecible interpretación de Lily Collins y de sus compañeros de reparto, Camille Razat, Philippine Leroy-Beaulieu y Lucas Bravo, por mencionar solo algunos, que se ciñen a la perfección a este drama-comedia, de diez capítulos hasta la fecha. Emily en París se saborea, más como un placer culpable. Iluminada por sus planes idílicos y sus looks, casi nos hace olvidar sus extravagancias. Y situaciones en ocasiones improbables. Suponemos que es voluntario, tanto realismo no era posible en una propuesta de estas características.

Te explicamos por qué la serie, pese a encantarnos, nos chirría en 10 puntos claves. Apuesta ganadora de la plataforma (se sigue ubicando en el top 10 de "lo más visto de Netflix") contará sin lugar a dudas con una segunda temporada que, ya podemos imaginar, seguirá siendo un apetecible cóctel de moda, amor y sueño en la ciudad de la luz que nunca deja de inspirar a los artistas en cada punto del globo. Crucemos aun así los dedos para que no siga pintando un retrato tan distorsionado de París.

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