A través de la mirilla: nuestra entrevista con Ingrid García-Jonsson
En 2022, Ingrid García-Jonsson ha huido de asesinos turistófobos en 'Veneciafrenia', se ha transformado en un pelirrojo gangoso en 'Camera café' y, en 'Nosotros no nos mataremos con pistolas', ha preparado su primera paella. De la mano de Chanel, la actriz clausura la primavera. Lo mejor está, de nuevo, por llegar.
Las huellas de Norma Jean seguían apareciendo entre cajas de mudanza. En una casa, los excrementos de conejo, enanos e inodoros, se cuelan entre las tablas del parqué y se infiltran en las curvas de los rodapiés. Un conejo, como un tatuaje, es para toda la vida. El de Ingrid García-Jonsson, tocayo de Marilyn Monroe, la abandonó hace unos años. Ahora vive en una granja. En Nosotros no nos mataremos con pistolas, la actriz hispano-sueca ha vuelto a tener un conejo en las manos. Debía descuartizarlo. Blanca, su personaje, acaba de regresar de Londres y, en la casa familiar de un pueblo valenciano, ha reunido a sus amigos de adolescencia. Una de ellos se ha suicidado. Hay cosas de que hablar frente a una paella. La primera que prepara en su vida.
Creo que el desencanto de los protagonistas es algo que les ha pasado a todas las generaciones. Nos han contado que la vida iba a ser de una manera, pero luego, dadas las circunstancias y como obviamente evolucionamos, las cosas no suceden así.
¿Quién nos lo ha contado?
Imagino que nuestros padres, como han deseado lo mejor para nosotros, nos lo han inculcado de alguna manera. La televisión, lo que hemos visto. Siento que en los 90 y en los dosmiles, antes de la crisis, se respiraba que todo iba a estar bien y que todos íbamos a salir bien, y que ya se habían acabado los problemas y solo venían épocas de bonanza. También creo que tiene que ver con la juventud y que cuando eres un niño piensas que todo va a ser posible. En mi caso, de pequeña hablaba de cómo iba a ser de mayor y lo tenía como bastante claro. Iba a tener hijos con veinticinco, iba a ser pintora, iba a estar casada. Iba a seguir un modelo que estaba casi como en el aire. O era lo que veía en la tele o en mi familia o en lo que leía. Pero no recuerdo a nadie adoctrinándome.
¿Cómo se digiere, si la hay, esa frustración?
No sé si llamarlo frustración, pero sí es verdad que yo pensaba que a mi edad [30] iba a haber conseguido cosas que todavía no he conseguido, tanto profesionales como personales. Yo tengo en mi mano conseguir hasta donde puedo, pero hay muchas cosas que no dependen de mí. Ya me estoy centrando más en disfrutar de lo que tengo y en divertirme. Pero antes tenía más prisa por tenerlo todo.
¿Qué cambió aquel plan?
Elegí una profesión que no me lo permite y que la he priorizado muchas veces. Además, la inestabilidad le es bastante inherente. Aunque eso le está pasando a todo el mundo. Todos mis amigos en están situaciones similares, se dediquen a lo que se dediquen. Pero sí, yo pensaba que iba a ser mayor antes, que lo iba a tener todo antes colocado. Y creo que me quedan por lo menos diez años más para conseguirlo.
¿Querrías una familia?
No especialmente, pero me gustaría tener la posibilidad de planteármelo. Y ahora mismo no puedo siquiera eso por el ritmo de vida que llevo.
¿Entiende el público que una actriz, a la que se ve como privilegiada, no tenga esa ocasión?
Durante mucho tiempo se ha vendido que somos como las estrellas de Hollywood y eso no es la realidad. Somos personas que trabajamos en una profesión que a veces está muy bien pagada y otras no. Pero es el cuento que se le ha vendido a la gente: el actor es una estrella inalcanzable, incluso por encima del bien y del mal. No sé si se puede o si siquiera merece la pena romper con esos prejuicios.
¿Sigue teniendo valor la idea del sacrificio?
Todo en la vida no lo puedes tener. Yo vengo de una formación católica y el sacrificio lo tengo muy incorporado, siempre he pensado que era la única manera de conseguir las cosas. Desde hace unos años he descubierto que uno se puede sacrificar, pero no hay que sufrir. Ese sufrimiento nace de castigarse por lo que no tienes y creo que es mejor celebrar lo que tienes.
¿Has pensando alguna vez “vaya, pues no era para tanto”?
Todo el rato. He estado rodando una película internacional y fui pensando que “ay, ya verás, los extranjeros hacen las cosas bien”. Luego llegaba allí y, sinceramente, no es para tanto. Es prácticamente lo mismo que aquí. La silla en la que te sientas a esperar de plástico es la misma aquí que allí, la compran en Ikea. Tenemos muchas cosas idealizadas. Las alfombras rojas, los photocalls. Chico, no es para tanto: te pones ropa prestada, te haces la foto y te marchas. Es también lo bonito del cine y de esta industria, aunque es rarísimo: vendemos irrealidad, pero hace soñar a la gente, y eso también está guay.
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Asistente de fotografía: Nano Hernández.
Maquillaje y peluquería: Carmen de Juan (Another Artists).
Producción: Carlota Martín.

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