Marie Claire

Rodarte: y rodar y rodar.

Las hermanas Kate y Laura Mulleavy, Rodarte, insisten en jugar con el «mal gusto» para componer una colección que cuanto más la miras, más parece que te gusta.

Un apunte más sobre las colecciones del otoño-invierno 2014-15 que estos días se presentan en Manhattan: Rodarte, como digo, insiste en juntar con elementos camp o directamente kitsch para estilizar una colección que parece surgir de coger a las protagonistas de Ghost World y vestirlas de lurex y lamé. Al principio sorprende porque tiende a la fealdad, ¿es una broma?, te preguntas, pero luego vas entrando porque ves trazos de algo conocido: la última colección de Lanvin, la combinación de estampados a lo Custo Barcelona, el punto tipo Missoni, también algo de Anna Sui… será, quizás, que te acaba gustando porque, precisamente, haces el esfuerzo de encontrar imágenes que, por familiares, te resultan reconfortantes.

Las Rodarte son expertas en combinar texturas y siempre le dan al patrón una vuelta de tuerca, y nunca estás del todo seguro de si esto es bueno o es malo. Interesantes, por sorprendentes, los abrigos glitter de las salidas dieciocho, diecinueve, veinte y veintiuno. Y realmente fuera de lugar, también por sorprendentes, los vestidos de noche de las salidas finales con imágenes impresas de personajes de La Guerra de las Galaxias (Yoda, incluído, que, francamente, es mucho incluir). De todos modos esta colección, como digo, cuanto más la miras, más te gusta. ¿Será por qué se nos está acostumbrando el ojo al kitsch?

PD: para conocer de qué hablamos cuando hablamos de kitsch, recomiendo los textos clásicos sobre la materia que les dedican Herman Bloch, Gillo Dorfles o Ludwing Giesz, entre otros, claro.

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