Marie Claire

Los secretos de la película 'Desayuno con diamantes'

El físico de Audrey Hepburn no se correspondía a los cánones de la época y Truman Capote pensaba en Marilyn en lugar de ella… Pero Audrey Hepburn consiguió convertir en todo un mito esta famosa película.

El físico de Audrey Hepburn no se correspondía a los cánones de la época y Truman Capote pensaba en contratar a Marilyn Monroe. Su voz tampoco era la más adecuada para cantar la famosa canción Moon River, pero la actriz consiguió convertir en todo un mito la película Desayuno con Diamantes.

El año que viene se cumplen 60 años de una película que no solo logró revolucionar el mundo del cine, sino también el de la moda. Con cinco nominaciones a los Oscar, dos estatuillas, la película convirtió a Audrey Hepburn en la segunda actriz mejor pagada de la historia tras Liz Taylor. La actriz cobró 500.000 euros por la interpretación de Holly Golightly en la película.

El vestido negro que lleva frente al escaparate de Tiffany’s fue escogido como el mejor de la historia del cine. Diseñado por Givenchy en el año 1961, Christie’s lo subastó en 2006 por 700.500 euros. Por si no lo sabías, ninguna prenda de vestuario cinematográfico ha logrado superar esa cantidad.

Truman Capote imaginaba el papel para otra actriz, Marilyn Monroe, pero la Fox se negó a que Monroe encarnara una prostituta. Aquí no acaban las sorpresas: el protagonista masculino también llegó de rebote y antes de George Peppard le ofrecieron el papel a Paul Newman.

El estilo de Holly

Audrey sigue marcando tendencia incluso hoy en día. Las gafas de sol que lleva son unas Wayfarer que se convirtieron en uno de los bestsellers de la marca Ray Ban. Eso sí, la actriz huyó de esas etiquetas y rechazó ser imagen de la marca Tiffany’s. De hecho, siempre fue fiel a los diseños de Givenchy y el diseñador incluso llegó a crear para ella un perfume. La marca siempre ha señalado que Audrey Hepburn “es la perfecta encarnación” de su espíritu.

Su recogido también ha sido uno de los más imitados, así como su maquillaje con un delineador muy marcado y pequeños toques de colorete en las mejillas. Audrey consiguió convertir el sueño de que cualquier chica podría sentirse princesa por un día.

Fue nombrada embajadora de UNICEF en el 1988 y dedicó el resto de su vida a ayudar a los niños necesitados. Murió en 1993.

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