Moda de ropa interior femenina: la lencería más bonita del 2020

La ropa interior femenina no solo es funcional, también nos hace sentirnos más atractivas y supone, en muchas ocasiones, una inyección de autoestima. Aunque no se vea (a veces sí, claro), es como si nos diera un superpoder, el de sentirnos más guapas.

Las tendencias de ropa interior femenina evolucionan casi al mismo ritmo que el resto de la moda. Es más, la moda de ropa interior femenina tienda a que cada vez sea más exterior. En la teoría, lo que nos han dicho es que la lencería no debería verse, pero en la práctica, a veces por un descuido, otras de forma muy intencionada algún que otro detalle de nuestra ropa interior se deja ver públicamente y nos encanta.

Y es que nadie puede negar el poder de la lencería para hacernos sentir bien con nosotras mismas y esto ahora se hace en consonancia con el resto de nuestra ropa. Nos encanta la idea de vestirnos por dentro igual que lo hacemos por fuera eligiendo las prendas conscientemente, aquellos diseños que más favorecen a nuestra figura y con prendas que, al igual que el resto de tu ropa, siguen muy de cerca las tendencias. Por eso esta temporada tu ropa interior tendrá transparencias, flores, encajes o estará teñida en cualquiera de los colores de la temporada.

De hecho las tendencias en ropa interior femenina dictan precisamente esto, olvidarse del no enseñar para pasar a que encajes y sedas estén muy a la vista y las modelos, influencers e instagrammers nos han dejado claro que la idea les gusta y la han llevado a la práctica en sus looks.

La ropa íntima deja de serlo para conquistar outfits de calle y de fiesta. Se deja ver de manera sutil a través de bodys que se llevan con tus tejanos de tiro alto y con pantalones sofisticados, bralettes que se asoman sugerentemente en las blusas e incluso tirantes de encaje –a poder ser de colores pastel– que acompañan y realzan las camisetas más básicas.

Además de ir tras la pista de las tendencias, en el último tiempo la ropa íntima también se ha volcado en buscar materiales más respetuosos con el cuerpo de la mujer y también con el medio ambiente.

Esto se traduce en prendas confeccionadas a partir de algodones orgánicos, fibras de bambú y tejidos de algas. Oysho, por ejemplo, tiene como objetivo que todo su algodón sea sostenible y el primer paso fue su línea Maternity hecha con materiales 100% orgánicos. Si nos fijamos en las grandes marcas, la línea de lencería de Stella McCartney es de las pocas que puede presumir de sus credenciales sostenibles.