Visto en Marie Claire México: 'El código unisex'
Las líneas de la moda andrógina han sido cruzadas durante décadas, pero hoy más que nunca este fenómeno es objeto de un revival inesperado. ¿Será que la unificación de géneros sartoriales es tan sólo una utopía o podemos afirmar que finalmente volvió para quedarse.
Sigmund Freud dijo alguna vez: “Cuando conoces a un ser humano, la primera distinción que haces es '¿masculino o femenino?' y estás acostumbrado a eso con inquebrantable certeza”. Sin embargo, si Freud hubiera vivido durante la segunda mitad del siglo XX y en la actualidad, tal vez tendría una buena causa para sentir incertidumbre, pues en una era donde las normas de género -y muchas otras- son cuestionadas y desmanteladas, la ropa unisex ha fungido como una de las armas favoritas de los soldados en las guerras culturales.Recientemente, una nueva ola genderbender parecía haberse gestado –desde las colecciones primavera-verano 2015 de Saint Laurent, J.W. Anderson y Hermès, hasta algunas propuestas de Topshop y The Kooples en prendas callejeras–; pero supimos que la tendencia había alcanzado un nivel masivo cuando, en marzo pasado, la tienda departamental londinense Selfridges sufrió un cambio radical con la transformación de tres pisos de su emporio en Oxford Street hacia áreas de compra “neutrales de género”, proclamando un concepto que se leía casi como texto religioso: “Una actitud hacia la moda que trasciende las nociones tradicionales de ‘él’ y ‘ella’”. En las areas llamadas Agender, diseñadas por Faye Toogood, maniquíes de sexo no identificado lucieron productos de firmas con una larga tradición unisex como Commes des Garçons y Maharishi, marcas más urbanas como Trapstar, Underground, Dark Shadows by Rick Owens, Kowtow, 69 y Pigalle; así como algunos couturiers reconocidos, incluyendo a Yohji Yamamoto, Haider Ackermann, Ann Demeulemeester y Gareth Pugh. Todos ellos son distinguidos por haber construido una carrera a partir de prendas acordes para cualquier individuo.La moda unisex o andrógina (del griego ‘andro’ que significa hombre y ‘gyn’ que significa mujer) es simplemente la mezcla de características masculinas y femeninas. No se trata de que uno adquiera el estilo del otro, sino que ambos lo hagan: una opción uniforme para todos. Y sí, aunque tal vez nunca veremos a un hombre entrar a la oficina con una falda de flores, hoy ya podemos descubrir a los tipos más varoniles luciendo una camisa o corbata de estampado floral. Así se define el concepto “sin género”: con chaquetas relajadas que podrían quedarle a la mujer más delgada y al hombre más robusto, el uso de color rosa en prendas aparentemente masculinas y tallas grandes en prendas que lucen afeminadas. No obstante, las dudas persisten: ¿podrá convertirse la moda unisex en algo más que una categoría de nicho?, ¿los pantalones genuinamente asexuales tienen futuro? Y a la hora de vestirnos para una gala, ¿todos deberíamos presentarnos de negro y usar corbata, o los hombres también se romperánl a cabeza sobre aquello de llevar largo o corto? Es cierto que no tenemos una bola de cristal, pero, si hay algo que nos ha enseñadola historia, es que nada puede ser descartado.