Te descubrimos a Norman Hartnell, el diseñador de la alta sociedad y la monarquía británica, que vuelve a estar de moda entre las royals
40 años después de su muerte, la figura del modista más importante de la familia real británica, Norman Hartnell, salta a la palestra gracias a Beatriz de York, que ha rescatado uno de sus diseños más míticos para el día de su boda
La primera vez que el modisto Norman Hartnell (Londres, 1901) diseñó un vestido para la reina Isabel II fue en el año 1935 con motivo del enlace celebrado entre Lady Alice Montagu Douglas Scott y Enrique de Gloucester, tercer hijo del rey Jorge V del Reino Unido y la reina María. Para el gran día, la futura novia encargó al creador de su vestido de novia los diseños de sus damas de honor: las princesas Isabel y Margarita. Aquellos vestidos de busto elevado y cintura de avispa conquistaron a la crítica, que alabó y reconoció el trabajo de un joven diseñador británico con mucho talento y poco recorrido. A partir de aquel momento, pasaría a formar parte del círculo de confianza de la familia real británica al completo, convirtiéndose en su modista de cabecera. Hoy, su nombre ha vuelto a ser noticia por una boda sorpresa. La princesa Beatriz de York, hija del príncipe Andrés y Sarah Ferguson, ha logrado celebrar una boda íntima en la capilla de Todos los Santos del Royal Lodge. Una hazaña inesperada para un miembro de la familia real, que disfruta de esas celebraciones extravagantes con el pueblo británico agolpándose en las calles en busca de un saludo o gesto con la mirada, incluso en medio de una pandemia. Pero, quizás aún más impactante que la ceremonia se celebrase a puerta cerrada y con la sombra del escándalo de su padre sobrevolando el tejado del Palacio de Buckingham, fue su elección de estilo: un vestido de la colección personal de su abuela, Isabel II.
Pocos modistas en la historia están tan estrechamente relacionados con la familia real británica como Norman Hartnell. En España, Cristobal Balenciaga fue el diseñador por excelencia, bastante popular entre la monarquía y las clases altas españolas y europeas; y en la historia más reciente, Felipe Varela y Lorenzo Caprile, entre otros. Nacido en Streatham, hijo de comerciantes de vino, comenzó su fascinación por la moda cuando era niño, mientras acudía como espectador a musicales en el West End de Londres, pasando sus días recreando los trajes que había visto en casa con pintura de acuarela. El talento y la inspiración, pilares fundamentales en el mundo de la moda, nunca lo abandonaron, y en el apogeo de su carrera declaró: "Desprecio la simplicidad; es la negación de todo lo que es bello". Esto es lo que debes saber sobre Hartnell, y cómo sus creaciones ayudaron a definir la estética de la realeza durante décadas.
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Los inicios como diseñador
Los felices años 20 se caracterizaron por la locura y el desenfreno en Estados Unidos, pero no hay que olvidar que en la vieja Europa, la hora del cóctel era el evento perfecto para intercambiar impresiones y, como no, lucir a la última. Esta década fue el punto de inflexión de su carrera. Abandonó Cambridge, donde estudió lenguas modernas, para asentarse en Londres. Hollywood estaba emergiendo y las mujeres de moda del momento: Vivien Leigh o Marlene Dietrich, reclamaban los diseños de Hartnell, luciéndolos en alfombras rojas y contribuyendo a elevar su estatus hasta cotas insospechadas. Su talento traspasaba fronteras, pero fue la alta sociedad de Reino Unido, quien provocó que se mudase a una casa en el cotizado barrio de Myfair, donde comenzó su estrecha relación e idilio con la familia real británica.
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La relación con la familia real británica
En 1947, un miembro de la familia real, por petición propia, encargó su vestido de boda y lo convirtió en el modista oficial de la Corte: Isabel II en su boda con el Duque de Edimburgo. Un deslumbrante vestido confeccionado en satén, de escote corazón, encorsetado y ceñido a la cintura, manga larga y bordado con más de 10.000 perlas sobre el fondo blanco satinado. Los zapatos, también de satén con perlas incrustadas, fueron obra del diseñador.
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Diseñador de la Reina Madre
El vestido que el diseñador creó para la boda de la princesa Alicia con Enrique de Gloucester, cautivó por completo a la Reina Madre, quién a partir de ese momento comenzó a visitar con frecuencia los talleres del diseñador, convirtiéndose en una de sus clientas más fieles. Le encargó los vestidos de dama de honor para la coronación del rey Jorge IV y, en 1939, diseñó el armario completo de la gira que realizaron los reyes por Canadá y América del Norte. Aquel viaje consolidaron su relación con la monarquía y en 1977 fue nombrado Caballero de la Real Orden Victoriana, por orden de Isabel Bowes-Lyon.
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Creador de la alta sociedad británica
Su precisión, manejo de la técnica y brillante creatividad le consolidaron como uno de los diseñadores más prestigiosos de la época y recordado en la actualidad como una persona inteligente y extraordinaria. Además de la monarquía, la clase alta británica se convirtió en mecenas del creador. Gracias a ello, Hartnell entró en contacto con determinadas formas y modos de vida, muy alejadas del futuro que él mismo imaginó, como profesor de lenguas modernas. Sus obras eran ampliamente reconocidas por las mujeres que las vestían, quienes se sentían seguras con sus propuestas de diseño.
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1953: la coronación de Isabel II
Corría el año 1953, nueve propuestas se pusieron encima de la mesa, previas a la coronación de la Isabel II como reina de Inglaterra. La versión final: un vestido de seda blanca hábilmente bordado con los emblemas florales de los países de la Commonwealth de aquella época. Con cuerpo encorsetado y cintura de avispa, escote cuadrado y falda acampanada, este diseño de Norman Hartnell consolidó su relación con la reina Isabel II.
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Propuestas de noche
En 1954, la reina Isabel II asistió a un banquete estatal por su visita a Canberra, Australia. Para la ocasión, Norman Hartnell diseñó un elegante vestido de tul bordado con motivos de hoja de zarzo australiano en oro. Un vestido que se ajustaba perfectamente a la cintura con una amplia falda de vuelo, la cual pesaba alrededor de 2,5 kg. Imagina ponerte esa clase de vestido ahora y que tan de moda estaba en la década de 1950.
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El estreno de Lawrence de Arabia
En el estreno de Lawrence de Arabia, la reina Isabel II, arropada por los representantes más granados de la aristocracia británica presidió un evento que se ha convertido en uno de los actos sociales más relevantes del siglo pasado. Para la cita que se dio en la capital británica, Norman Hartnell diseñó un elegante vestido de noche confeccionado en tafetán marfil mate y con bordados de diamantes. Combinó este diseño ajustado a la cintura y falda abullonada con unos guantes blancos largos.
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De vuelta a la actualidad
La creación de Hartnell para el estreno de Lawrence de Arabia ha devuelto al diseñador a la actualidad. Beatriz de York ha elegido, para el día de su boda, este diseño de su abuela. Al vestido de tafetán se han añadido dos mangas de tipo farol confeccionadas en suave gasa. Además, el vuelo acampanado del vestido se ha reducido por otra silueta más actual. Los cambios en la estructura del vestido han corrido a cargo de Angela Kelly y Stewart Parvin, diseñadores actuales de Isabel II, creando así un vestido más apropiado para un enlace regio. Otra variación sobre el diseño original es la ausencia de guantes que la reina llevó en la apertura del Parlamento en 1966 y el estreno en Londres en 1962.