El stiletto y el arte
Son icónicos, controvertidos, incómodos objetos de deseo. Símbolos a la vez de poder y de sometimiento, de la belleza más pura y el consumo más salvaje
De la mano de Mazda, el mejor mecenas para una apuesta de riesgo, pedimos a cinco artistas pensar, crear e intervenir sobre la idea del tacón de aguja con unos zapatos de Gloria Ortiz en las manos. ¿El resultado? pisen y vean.

Fernando Bellver
De estirpe de artistas, ilustrador, grabador de tono siempre irónico y representante de nuestra figuración, Bellver (Madrid, 1954) fue Premio Nacional de Arte Gráfico (2008).
“Lo que siempre he pensado es que, tanto ellas como nosotros, cuando nos arreglamos, es porque suponemos que vamos a cazar. Y toda persona o todo animal que sale a cazar puede ser cazado, así que por eso he hecho un zapato que caza –un zapato bomba, un zapato trampa– y un zapato presa”, explica Fernando.

Miki Leal
Uno de nuestros artistas más internacionales, con exposiciones en Alemania, Italia o Estados Unidos, y atraído por el cine, la música o las geometrías, Leal (Sevilla, 1974) introduce en sus pinturas un punto lúdico e inquietante.
"En estas piezas–tres pinturas y un zapato físico sutilmente pintado– ha intentado juntar tres elementos: “Por una parte, la última serie en la que estoy trabajando, Bordes, que habla desde la geometría; por otro lado, el mundo del cine, y por otro el mundo del jazz y de la música".

Ángeles Agrela
La obra de Agrela (Úbeda, Jaén, 1966) que trabaja con el tejido, el vídeo, la fotografía, la pintura, el dibujo y la obra gráfica, juega de manera icónica y pop con la figura humana y sus disfraces.
La artista busca crear personajes que se caracterizan por su indumentaria y actitudes. “Los zapatos de tacón alto tienen el tipo de connotaciones que me interesan sobre la identidad sexual, las relaciones de poder entre sexos, la necesidad de hacerse notar pero uniformarse a la vez, y cómo todo esto se puede banalizar”, explica Ángeles.

Eugenio Ampudia
Exponente del arte como herramienta crítica y del artista como agente de cambio y reflexión para la sociedad, las instalaciones de Ampudia (Valladolid, 1958) siempre incluyen una dimensión política.
¿Su conclusión? “Que los zapatos no son solo zapatos, sobre todo cuando tienen esta altura. Son ideas, y no deberían estar en los pies, sino en la cabeza".

Marina Vargas
Con sus esculturas clásicas engullidas por masas informes, la artista (Granada, 1980) reflexiona sobre el concepto de belleza, la idea de libertad y el papel de la mujer en el mundo contemporáneo.
“Pensé en la carga social y el peso que, queramos o no, seguimos llevando encima. Me vino a la mente '¡qué castigo!', hacer tu vida diaria, y todo lo que conlleva, sobre tacones. Miré la esquina de mi estudio y me acordé de cómo en el colegio te castigaban de espaldas mirando a la pared, y fijándome en los rincones me venían asociaciones tópicas como mujer-esquina o mujer de calle".