Karl Lagerfeld, así recordamos a la leyenda del diseño
El icono no solo ha marcado un antes y un después en la historia de Chanel, sino en la de toda la moda. Homenajeamos al diseñador de negro, sencillamente inolvidable.
Cualquier enciclopedia de moda le dedicaría varios capítulos a este alemán adoptado por el halo de glamour del París más selecto. Karl Lagerfeld ha sabido aportar cientos de destellos de carácter y personalidad en un mundo en el que la elegancia, la distinción y la originalidad van de la mano. Pero también la exigencia, ya que hacerse un hueco en el mundo de la moda puede ser sinónimo de imposible.
Nacido en teoría en 1933 (nunca lo llegó a confirmar), creció en un ambiente en el que el arte tenía una importancia sobresaliente. El culto a la belleza pero también al escepticismo no faltó en su educación lo que acabó de afianzar su personalidad única, y tan peculiar. Considerado un dios en su terreno, también tenía sus demonios y excentricidades, unas ideas de genio que le han llevado a crear una imagen de sí mismo que le hacen único. Entre sus señas de identidad destacan sus gafas, negras e impenetrables, que en pocas ocasiones han dejado vislumbrar sus ojos, sinceros y profundos a la vez, que quizá traicionaban un aspecto más accesible que el diseñador ha evitado a lo largo de su vida. Pero también sus impecables camisas blancas, completadas con trajes negros, mitones, dejando paso a lo largo de los años a otros atuendos más coloridos, metalizados… con el plateado como protagonista. Más que imagen de Chanel, Karl Lagerfeld ha creado su propia marca personal. Quien dice Lagerfeld, dice moda, y sobre todo vanguardismo. La firma de Alta Costura francesa ha apostado por la originalidad, el riesgo, y ha acertado de lleno.
El Káiser se ha apagado a los 85 años en el Hospital Americano de París, dejando atrás un legado de lo más impresionante, y un sello fashion que pocos diseñadores habrán conseguido igualar. Repasamos algunos de los momentos más emblemáticos de su carrera, sus amistades y apoyos, así como la evolucón imparable de su estilo, siempre renovado pero definitivamente inmortal. Adieu Karl Lagerfeld.

Nació en Hamburgo en 1933 en el seno de una familia de banqueros y nobles. Quizá fue su exquisita educación y buen gusto lo que le hizo subir la escalera de la notoriedad a pasos agigantados, incluso con tan solo 22 años ya fue premiado en un concurso con un puesto en Pierre Balmain.

Con un look en el que no faltaban jamás las gafas oscuras y el cabello peinado hacia atrás, imagen que siguió manteniendo hasta el final, se convirtió en uno de los diseñadores más influyentes del siglo XX. Colaborador de Chloé o Fendi, han sido sus creaciones para Chanel las que mayor prestigio le han dado. Aquí le vemos con unas canas que comienzan a repuntar, algo que también formará parte de su sello.

Corría el año 1996 y Lagerfeld ofrecía una amplísima silueta marcada por algunos kilos de más. Seguía triunfando con sus sofisticados modelos y su carismático carácter.

De repente, en 2001, el diseñador apareció en público con casi 40 kilos menos. Había estado alejado de los focos y su delgada presencia fue un shock para todos. Tenía 68 años, una edad con la que muchos hubieran desistido ponerse a régimen. Pero él lo consiguió en trece meses y volvió a impactar al mundo.

Excelente fotógrafo, tenía una puesta en escena que siempre llamaba la atención. Grandes corbatas, pantalones o chaquetas estampadas le encajaban a la perfección en cualquier parte, incluso cuando se codeaba con modelos, celebridades o aristócratas, algo muy frecuente.

Poco a poco, el famoso director creativo fue erigiendo su propio perfil público y personal. En un principio vistió pantalones ajustados, levitas entalladísimas y camisas cortadas al milímetro que envolvían su flaco cuerpo. Más tarde, sin dejar atrás un outfit prácticamente basado en el blanco y el negro, se permitió prendas más holgadas a las que sumó broches, cruces y sobre todo unos guantes sin dedos o mitones, que ya no se han separado de él.

Caracterizado por su pelo y coleta canos, además de llevar siempre gafas de sol, fueron escasísimas las ocasiones en las que mostró sus ojos en público.

Su peculiar estilo ha continuado igual de latente década tras década, convirtiéndose en una leyenda. Si hay una frase suya que le venga como anillo al dedo es: “Me gustaría saber actuar pero no lo necesito, mi vida es ya una pantomima".

Otros colores fueron apareciendo con el paso del tiempo en el vestidor del diseñador, siempre impecable.

Al igual que todos los grandes nombres de la moda, Lagerfeld supo anticipar las tendencias y los nuevo talentos. Lily-Rose Depp fue un ejemplo de ello.

El diseñador estrella de Chanel ha mantenido a lo largo de su vida grandes amistades con personalidades como Carolina de Mónaco.

El estado físico del Káiser se había considerablemente deteriorado en los últimos años, tanto que apenas acudía a eventos oficiales.