
Del día que Chanel nos enamoró de nuevo en la Paris Fashion Week: los 13 looks que necesitas ver
La Semana de la Moda de la capital francesa se cierra con uno de los desfiles más esperados: el de la maison Chanel. Repasamos algunos de los conjuntos que parecen directamente sacados de un sueño.
Hay luces. Mil luces. Tras cautivarnos con la recreación de una playa, una pista de esquí y últimamente una librería, Chanel nos lleva al epicentro de la moda, el lugar definitivo de su inspiración y esencia, París. La capital francesa acoge desde el pasado 24 de septiembre las colecciones primavera/verano 2020 de los mejores diseñadores de cada punto del globo. Y, se ha convertido en el mismo escenario de esta nueva propuesta de Virginie Viard, quien decidió subir literalmente sus modelos a las azoteas de la capital francesa, espacios de mil secretos que para muchos aguardan la magia de una ciudad que nunca deja de hacer soñar. La heredera del fallecido genio Karl Lagerfeld nos instó a abrir nuevamente los ojos sobre los matices de la personalidad Chanel: a imagen de Coco, segura, determinada y soñadora a la vez, con una idea clara del vestir con la elegancia como máxima vitalicia.
Esta colección permanece fiel al espíritu de la casa, eterna: el tweed, tejido emblemático, reinventado temporada tras temporada, viste la silueta tanto de día como de noche, en trajes y vestidos, de colores variopintos, sumado a otros símbolos indudables de la maison, el collar de perlas, propio de Coco, y los logotipos de la casa, protagonistas de las joyas doradas pero también dueño de los estampados: la palabra reviste los volantes la colección, de manera más o menos ostentadora, prueba a su vez de un giro más moderno, también remarcado por la tela vaquera. Asociada al rojo, a modo de patchwork, hace eco a la bandera tricolor, francesa, y consigue resaltar la impecable camelia que borda la melena de las modelos, entre ellas la impresionante Kaia Gerber, y sus labios, respondiendo una vez más a la llamada de la sencillez. Los clásicos renacen, el marino y el negro vuelven a aunar fuerzas, sin perder de vista al blanco, hilo cromático conductor de Chanel, los metalizados brillan con más fuerza que nunca, arropados por la magia de los estampados que recrean el espíritu urbano parisino.
Más allá de lo "que se lleva", dejan de existir las tendencias ante la impecabilidad de una colección que no sabe ni de tiempo ni espacios. París vive a través de Chanel, Chanel vive a través de París. Y conquista, sin ánimo de resistencia, nuestro humilde corazón.

El eterno LBD de Coco ha tomado las riendas de las pasarelas con un incuestionable romanticismo, obra y gracia del tul y de las mangas abullonadas.

El emblemático dúo bicolor, sello de la casa, es uno de los homenajes más evidentes a la esencia de la firma, a imagen y semejanza de la camelia roja, emblemática de Chanel.

La blusa blanca, la falda midi, el sombrero de ala redonda... tantos clásicos que volvieron a cobrar protagonismo en este escenario onírico.

Las joyas con logo y los collares de perlas, también emblemáticos de la casa, fueron los protagonistas de la colección.

Observamos a su vez mezclas tan audaces como la de blanco, azul y rojo, con lentejuelas y por supuesto las clásicas bailarinas bicolores.

Al margen de los tejidos más clásicos como la lana, Virginie Viard dio una nueva elegancia a la tela vaquera, con conjuntos bordados y con volantes.

El logotipo no solo llegó a las joyas de la colección: la casa apostó por un estampado en tonos pastel apostillado de Chanel a modo de estampado.

Más delicadeza, con combinaciones tan sutiles como la del jersey con logo mini y falda larga de volantes, en un tono tan sabroso como una nube de algodón.

Chanel no sería Chanel sin sus impecables conjuntos de tweed: Virginie Viard exploró todos los matices de esta tela fetiche de Coco, de día como de noche, es un acierto seguro.

Otra combinación que absolutamente nunca defrauda: los dos colores de la elegancia se unen, con una indiscutible perfección.

El equilibrio perfecto de las líneas fluidas y cortes formales y rectos es otro sello de identidad de la maison.

Los looks más nocturnos se bordaron de lentejuelas y otros matices metalizados...

Virginie Viard rindió homenaje, más allá del espectacular escenario del desfile, a París con un estampado de buhardillas y chimeneas emblemáticas de la capital.