
Dior abre su circo en la Semana de la Alta Costura de París (y encandila más si es posible)
El arte circense ha tomado vida en la nueva colección de la firma de alta costura. Entre magia e imaginación, Dior ha inaugurado su propio circo marcando como siempre un antes y un después en la historia de la moda.
"C’est un homme ou c’est une femme ? Ni l’un ni l’autre, c’est un clown". Dior ha vuelto a superar las fronteras de lo posible, convirtiendo su savoir faire en magia bordada de oro. El arte del circo, feérico por definición, se aúpa como el punto de partida de una colección nacida del ingenio de Maria Grazia Chiuri. El universo circense, especialmente amado por Monsieur Christian Dior, se convierte una vez más en poesía, a través de piezas homenaje a la imaginación. Los personajes tradicionales, con el payaso, el domador y el acróbata en cabeza confieren, con humildad, todo su espíritu a una colección que explora las posibilidades artísticas del color pero también del brillo. El oro, como pleno protagonista de este mundo ideal albergado bajo el chapiteau, se desliza por las piezas únicas. Sublimado por lentejuelas, bordados y joyas cristalinas, brilla en todos sus matices, dejando un obligado protagonismo a los tonos pasteles, en contraste con los más vivaces. El rojo se asocia al amarillo, quien a su vez se rinde a los encantos del naranja y se suaviza con el rosa palo, dulce y sabroso, sello del romanticismo imperdible de la diseñadora.
Los vestidos voluptuosos se suman a una estética más andrógina, cuyos códigos indefinidos y libres refuerzan el poderío de la colección, parada imaginada a partir de las mil y una facetas de un arte circense que no ha dejado de inspirar a los artistas del siglo XX, de Pablo Piccaso a Erik Satie, pasando por Jean Cocteau. La sensualidad audaz y valiosa, se suma a la más pura dulzura, a través de transparencias blancas y negras, que dejan, a la luz, centímetros de piel revestida de sueño. Shorts asociados a camisas, pantalones largos realzados por un calzado brillante, recuerdo directo de los sombreros de lentejuelas ideados por Stephen Jones lucidos unánimemente… conforman un glorioso circo, caja de sorpresas en la que pese a la tradición, la modernidad siempre encuentra su hueco.
Enamórate de una colección que condensa la perfección de Dior con la extravagancia más audaz. Destellos de oro, colores e ideas plasman una paleta de emociones, sencillamente inolvidable.

Transparencias y volantes caracterizan algunas de las pieza feéricas de la colección ideada por Maria Grazia Chiuri, con el color celeste como protagonista.

Los bordados brillantes más trabajados se funden con los colores vividos característicos del circo.

Contrastes de volúmenes y cortes, con el taffeta sumado al tul, para crear diseños que no dejan indiferente.

Los códigos del femenino y masculino se asociaron, como suele ser habitual, con el clásico traje negro y pantalones combinados con chaquetas de domador.

El brillo característico del circo fue el gran protagonsta de la colección, con modelos luminosos como este.

Vestidos asociados a medias, con joyas y brillos por miles, con el color, como dominante.

Los vestidos más románticos, con los colores más dulces de la paleta, volvieron a conquistarnos en una colección cuyo aura combinó delicadeza y excentricidad.

Las rayas, los rombos, los círculos... se deslizaron por los modelos, conformando el aspecto perfectamente geométrico de la colección.

... con vestidos de escote vertiginoso, que saben combinar a la perfección la más absoluta delicadeza con la sensualidad.

El total look blanco volvió a cobrar protagonismo en la colección de la casa de alta costura, con un vestido vaporoso y zapatos planos a juego.

De igual manera, los dos colores antagónicos aunaron fuerzas creando conjuntos sinónimos de elegancia.

Todos los conjuntos fueron marcados por la presencia de gorros y zapatos de lentejuelas o brillantes.

Transparencias y contraste de negro, conformaron la identidad de algunos conjuntos, imperdibles.

Los colores más suaves tuvieron a su vez una presencia menos marcada, pero no menos preponderante, recordando el tradicional chapiteau circense.

¿Corto o largo? Ambos cortes se lucieron en la pasarela de Dior, aunque los volúmenes ofrecidos por los modelos más largos resultaron más presentes.

El atrevimiento no es incompatible con la sensualidad, tal y como nos lo recuerda la firma con algunos conjuntos mágicos como este, con la capa como protagonista.

El metal más valioso es a su vez uno de los emblemas del arte circense. Impresionante en todos sus matices.

Rayas de diferentes volúmenes y colores, se lucen con pasión y audacia.

Mangas abullonadas, hombreras imponentes... y más volúmenes se lucieron en la colección más mágica.

Todo el savoir faire de Dior, distilado con precisión y una elegancia fuera de todo lo conocido, se condensa en modelos como este, en los que el rojo y el negro se maridan con la geometría como testigo.