'Belle de jour': así emularon las pasarelas el look más icónico de Catherine Deneuve

La relación entre cine y moda es estrecha. De las películas de antaño y hoy emanan siempre grandes estilismos que en ocasiones, se han convertido en iconos. Tienen obligada mención los conjuntos firmados Hubert de Givenchy que lució Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes, los trajes de Vivien Leigh diseñados por Walter Plunkett en Lo que el viento se llevó o más recientemente, el vestido de novia de Sarah Jessica Parker en la primera película de Sexo en Nueva York, exquisita y aclamada obra de Vivienne Westwood. Pero también el vestido rosa de satén y palabra de honor que Marilyn Monroe, diseñado al igual que el conjunto de sus looks, por el virtuoso William Travilla. ¿Quién no ha soñado con enfundarse en cualquiera de ellos?

Entre los numerosos diseñadores que marcaron la historia del séptimo arte, destaca Yves Saint Laurent. El diseñador, quien entró en la casa Dior con apenas 20 años, fue el autor de algunos de los vestuarios más impresionantes. El de su gran amiga y musa Catherine Deneuve en Bella de día (Belle de jour), película de Luis Buñuel estrenada en 1967, es uno de ellos. La cinta nos dejó numerosos estilismos del couturier, piezas que combinan el estilo sixties con el chic francés.  Este vestuario ha inspirado a muchos diseñadores desde entonces y este 2020, el little black dress con el cuello y los puños de las mangas en color blanco que lucía la protagonista ha vuelto a reinventarse con los códigos contemporáneos. Chanel nos propone una versión actualizada, con vestidos y abrigos largos mientras que Elie Saab le da un ligero vuelco con un lazo negro, firmando el conjunto lady por excelencia y CELINE se ciñe al cuello bobo, en su versión más sencilla, mimetizándose con el estilo más clásico de la película. Un audaz black and white, ideal en cualquier circunstancia.

¿Inspirada? Te presentamos los 10 looks que nos recuerdan el conjunto de la actriz francesa en la película Belle de jour. Una apuesta por la sencillez, la distinción y la elegancia que confirma una vez más que la elegancia es atemporal.