Por qué pagaríamos una fortuna por prendas deportivas
El lujo explota el ‘activewear’ a precios desorbitados con el beneplácito de la clientela, que paga mil euros por un chándal sin arquear una ceja. ¿Cómo hemos llegado a esto? ¿Están justificados los precios? Te desvelamos las piezas más deseadas y la explicación al fenómeno.

"En la mayoría de los casos, las prendas deportivas de lujo están fabricadas con materiales de excelente calidad", contesta la directora de la sección de mujer de Santa Eulalia cuando le preguntamos qué puede justificar unos precios tan elevados. "Además, el corte está concebido para que la pieza resulte cómoda y favorecedora al mismo tiempo", continúa. "Por lo que se refiere a las prendas de abrigo, suelen confeccionarse con el mejor plumón y tejidos técnicos", señala Sandra Domínguez.
Desde luego, la experta ha puesto un ejemplo sencillo. El plumífero es una prenda deportiva pero, por su composición y complejidad, puede alcanzar sumas estratosféricas, tan altas como un buen bolso artesanal de cuero (como uno de esos bolsos y prendas de lujo que te durarán toda la vida. Es lujo, lo entendemos. Pero ¿qué sucede cuando hablamos de sudaderas y pantalones de chándal? ¿Acaso el rayón o el algodón, aunque esté cosido a mano a partir de un patronaje impecable, podría justificar los 2.200 euros que suma el look que abre esta página? Fíjate en que solo la sudadera ya vale más de 900... Además, en enero saltó el escándalo de que las deportivas Triple S, de Balenciaga, habían dejado de fabricarse en Italia y ahora son made in China, "donde tienen un buen saber hacer y la capacidad de producir un calzado más ligero", argumentó un portavoz de la firma. Eso sí, el precio es el mismo. Y siguen agotadas, que es lo más divertido.
"¿Qué hay de la publicidad?", te preguntarás. "Estas firmas efectúan descomunales inversiones publicitarias", pensarás. Y tienes razón, pero ¿acaso las grandes cadenas low cost no destinan cifras colosales a sus campañas? Y ofrecen diseños deportivos muy similares a un precio diez veces menor. Todo parece un misterio.
VISTO EN INSTAGRAM
En Fashionista lo resumen así: "Los early-adopters tomaron la delantera. En el clima actual de estilo high & low, un poco de kitsch autoconsciente con grandes dosis de logos hacen las delicias de todo instagramer de moda". ¡Ay, las redes sociales! "No podemos obviar su impacto en la clientela de moda", apuntan en Santa Eulalia. Lo cierto es que resulta más habitual ver esta tendencia en la pantalla del iPhone que por las aceras.
Claro que no podemos obviar que Instagram es un hervidero de falsificaciones. Alguna vez te habrás topado con cuentas que comercializan diseños de firma que ni siquiera existen. Y se venden como churros. Las propias firmas han advertido el filón. Ana Ureña nos recuerda que "Dolce & Gabbana sacó este invierno una colección de accesorios inspirados en las copias de su marca que otros diseñadores han ido vendiendo por el mundo. Y Diesel montó una pop-upstore en el China Town neoyorquino de ropa que imitaba fakes donde ponía 'Deisel'". A los precios habituales de Diesel y Dolce & Gabbana, por supuesto. Lujo irónico. Como un chándal de firma por mil euros o la próxima colección de Moschino x H&M.
LA MALA EDUCACIÓN
Qué desagradable resulta hablar de dinero, ¿verdad? Hay que ver qué mal gusto de artículo. Nuestro editor de moda, Marc Giró, dice que comentar cifras solo incomoda a los pobres, que a los ricos no les perturba. Quizá, de ser millonarios, cambiaría nuestra perspectiva y no nos plantearíamos cómo alguien puede gastarse tanto dinero en un chándal. Sencillamente, nos preguntaríamos si nos gusta. Prueba a hacer el ejercicio con las prendas deportivas más deseadas del mundo del lujo:

Deportivas Triple S, de Balenciaga.
650 euros.

Traje de baño de estilo deportivo con logo frontal, de Balmain.
790 euros, en Matches Fashion.

Top de neopreno perforado, de Balenciaga.
950 euros, en Net-a-Porter.

Deportivas con cuadros escoceses en algodón, de Burberry.
420 euros, en Farfetch.

Sudadera de algodón con capucha Pembina, de Burberry.
420 euros, en Stylebop.

Pantalones de seda con banda lateral, de Burberry.
650 euros, en Stylebop.

Zapatillas blancas de cuero, de Saint Laurent.
495 euros, en Matches Fashion.

Sudadera de algodón con rayo, de Givenchy.
520 euros, en Moda Operandi.

Pantalón de chándal rojo y negro con cremalleras laterales, de Marques’Almeida.
590 euros, en Net-a-Porter.

Zapatillas Crossection, de Prada.
570 euros, en Farfetch.

Sudadera con diseño en contraste, de Peter Pilotto.
1.407 euros, en Farfetch.

Sudadera de algodón con capucha y cruz roja estampada, de Off-White.
525 euros, en Stylebop.

Deportivas-calcetín, de Vetements x Reebok.
690 euros, en Matches Fashion.

Pantalón de chándal con bandas, de Gucci.
916 euros, en Net-a-Porter.

Deportivas de cuero y punto con aplicaciones, de Valentino.
570 euros, en Matches Fashion.