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¿Influye el otoño en nuestro estado de ánimo?

Los expertos nos cuentan cómo te afectará el cambio de estación.

Es indudable que los cambios estacionales afectan a los seres humanos, en especial, la entrada a la primavera y otoño. Por supuesto, estos cambios emocionales no afectan a todas las personas por igual. La disminución de las horas de luz produce un aumento de los niveles de melatonina, que nos genera una necesidad de dormir más y encontrarnos más cansados, y por otro lado una disminución de la serotonina, hormona que ha llegado a catalogarse como la clave de nuestra felicidad, por lo que su disminución nos producirá un estado de ánimo más bajo.

Un bajo estado anímico en las personas puede repercutir de numerosas maneras. Citaremos a continuación algunas de las más relevantes para afrontar nuestro día a día:

  • Falta de atención: el bajo estado anímico hace que mis recursos para afrontar las distintas situaciones a las que tengo que enfrentarme (ir a por los niños al colegio, la entrega de un trabajo, tareas domésticas…) pasen a un segundo plano y tenga "despistes" que retroalimenten mi malestar.
  • Disminución del nivel de actividad: el "no tengo ganas", "no me apetece"... no ayuda a realizar actividades para activar el organismo y esa emoción negativa me arrastra hacia lo que ella quiere: que me quede en casa, descansando… hasta que se me pase.
  • Pérdida de refuerzos: esa disminución de la actividad me lleva a una disminución de mis refuerzos externos y sociales al alejarme de la exposición a ellos, por lo que seguiría en una dinámica de falta de estímulos y disminución de mi autoestima y estado de ánimo.
  • Aparición de pensamientos negativos: como consecuencia de todo ello, es probable la aparición de pensamientos negativos sobre mí mismo, lo cual, volviendo al primer punto, seguiría retroalimentando esa sensación de negatividad.
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En esas circunstancias, con mal tiempo y pocas horas de luz, podemos motivarnos y animarnos con estos consejos:

  • Rutina: sí, tal cual. Al igual que es tan importante marcar rutinas a los niños, también lo es para los adultos. No dejar de seguir mi rutina del día a día, no dejar nada sin hacer, no postergar actividades u obligaciones, será el primer paso a seguir hasta que esta mala rache "pase".
  • Sonríe aunque no tengas ganas: cuanto más desafías a tu negatividad, mejor te sientes. ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? Entonces, ¿lloro porque estoy triste o estoy triste porque lloro? Cuando sonríes mecánicamente, generas una química en el cerebro que te hace sentir mejor.
  • Actívate: tu emoción va a decirte "quédate en casa" y eso es exactamente lo que va a apetecerte hacer. No le hagas caso, sal de casa aunque haga mal tiempo, anda, corre, haz deporte… Lo que quieras, pero muévete, la recompensa estará al final.
  • Date caprichos: no hablo de gastarnos un dineral en ropa o artículos caros, solo de las pequeñas cosas que me hacían sentir bien. Hablo en pasado porque si en el momento de encontrarme mal, pienso en qué es lo que me hace sentir bien, probablemente no me venga nada a la cabeza. Por tanto, tendré que pensar en todo aquello que hacía antes de empezar a encontrarme más decaído: un café con los amigos, preparar una cena en casa o comerme ese delicioso chocolate.

Tanto las emociones positivas como las negativas forman parte de mi bagaje emocional y todas ellas son importantes y funcionales. Lo importante es la gestión que hago de ellas.

Por Dña. Laura Domingo Valero, miembro de Saluspot y psicóloga en ZenSalud.

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