¿Es el amor lo más importante en una relación?
¿Sabías que en Uganda no tienen el mismo concepto de amor que, por ejemplo, en Japón? ¿También es distinto como se vivía el amor hace dos siglos que ahora? Dime qué concepto tienes del amor y te diré si el tuyo tiene fecha de caducidad.
El psicólogo Eduardo Torres Celdrán nos lo puntualiza nada más empezar a abordar el tema del amor: “cada individuo tiene un concepto del amor más o menos variado y, en consecuencia, lo vive de forma diferente”. Si tienes problemas de pareja, no puedes olvidar esta premisa y, sobre todo, “no debes pensar que el amor es lo más importante”.
“Como muchos autores mantienen, con el amor no basta. Si nos dejamos llevar por el concepto -desgraciadamente extendido- del amor como una emoción idolatrada, de felicidad plena, que da sentido a la vida de un individuo, nos estaríamos dejando llevar por una construcción cultural propia del romanticismo, que mantiene la máxima de que todo vale por amor, incluso el sufrimiento emocional y que, sin este, una persona o una pareja está vacía”, nos asegura.
¿Y el amor dónde queda? La adrenalina, las mariposas en el estómago pueden aparecer al principio, pero sólo sirven para que las personas empiecen a conocerse. “Lo que mantiene a la pareja no es el amor; es –como define Neuburger- el proceso de institucionalización de ese primer encuentro”.
Pongamos un ejemplo: una pareja se une porque están enamorados y deciden, conjuntamente, emprender un viaje común en una barquita. Esa barquita representa a la pareja y es diferente al resto de barquitas, porque cada uno aporta su propia identidad, sus necesidades y acepta las del otro. Va por la vida de distinta manera a las otras barquitas. El amor (con el concepto romántico) se gasta, pero no el amor a la barquita: al proyecto común y a la identidad que alcanzó gracias a la pareja. Es normal que haya crisis en la pareja, debido al ciclo normativo de la pareja (irse a vivir juntos, tener hijos…) o por acontecimientos inesperados (pérdida de trabajo, enfermedad…). Si estas crisis no se resuelven, aparecen terceros en la barquita o incluso se pone fin a la pareja. Eso sí, para que la barca siga a flote es necesario saber “que la pareja no debe ser lo único que de sentido a un individuo”.
No aceptes la idea romántica de que con el amor basta, ya que es motivo de muchos sufrimientos. En definitiva, como decía John Lennon, nadie tiene la responsabilidad de completarnos al cien por cien.
“Para que una pareja funcione, hay que prestarle atención a las necesidades conjuntas, crear un proyecto común que satisfaga e identifique a ambos individuos, tener herramientas de comunicación y de solución de problemas y no cargar sobre la barca toda la responsabilidad de mi felicidad, es demasiado peso y acabaría naufragando”, apunta Eduardo Torres Celdrán, miembro de Saluspot y en activo en el Instituto Centta.