Tasa rosa: los productos por los que las mujeres pagan (injustamente) más
Ser mujer resulta más caro. A esta triste conclusión llegaron numerosos investigadores al comparar el coste de algunos productos destinados a hombres y mujeres... ¿Cómo evoluciona la tendencia?
Basta con acudir a cualquier supermercado para darse cuenta. En el marco de un inmensurable esfuerzo marketing, las marcas apuestan por productos distintivos para hombres y mujeres, adaptados a sus respectivas necesidades. ¿El problema? Los productos para ambos géneros, que a veces solo se distinguen por el color, no tienen el mismo precio. Es lo que se conoce como la “tasa rosa”, o la tendencia a vender los productos femeninos a un precio superior. El fenómeno no es reciente. Algunos países como Estados Unidos tomaron medidas tomaron medidas hace más de 20 años para garantizar un precio justo. En 2015, la diputada Jackie Speier propuso la aprobación del Pink Tax Repeal Act, una ley para abolir definitivamente la tasa. En Europa, existe una directiva fechada en el 2004 que prohíbe la discriminación comercial por género, pero las desigualdades persisten. La Universidad de California recalcó hace cinco años que las mujeres pagan anualmente unos 1.400 dólares más al año que los hombres por productos similares. Teniendo en cuenta que las mujeres cobran globalmente menos que los hombres (un estudio reciente en España demostró que un 30% menos de media) y dedican además más horas al trabajo no remunerado, esta diferencia resulta aún más injusta.
En Europa, la asociación francesa Georgette Sand lucha desde el 2014 por el fin de estas diferencias de precios que afectan numerosos productos: higiene intima, cuchillas, ropa e incluso juguetes para niños, ningún sector se queda fuera. A través del hashtag #womantax, la asociación consiguió un importante repercusión en las redes sociales y consiguió casi 50.000 firmas para acabar con el fenómeno en 2015. Pese a la multiplicación de estas manifestaciones, las diferencias persisten. ¿Pero a qué se debe exactamente? Según varios expertos en marketing y sociología, varios factores podrían explicar esta tasa rosa. Las mujeres se sienten más presionadas que los hombres a la hora de cuidarse, y están por lo tanto dispuestas a gastar más dinero que los hombres. Además, los productos específicamente femeninos cuentan con componente distintos, más potentes y eficaces que justificarían por ejemplo su coste en gel. Son globalmente más exigentes y más propensas a compartir sus adquisiciones, según ellos. Estas generalidades muy cuestionables se suman a un problema también evidente: los estereotipos. Algunos productos similares se venden a un precio distinto por ser…rosas. La asociación por colores ha demostrado tener sus límites. ¿Tendemos naturalmente a comprar un producto de un color “femenino”? Los detractores de esta teoría recalcan que las diferencias no están demostradas en todo los ámbitos: algunos servicios como una mudanza puede resultar más barato para una mujer.
¿Realidad o estrategia marketing? Lo que sí parece claro es que es tanto responsabilidad de la empresa que del consumidor acabar con el fenómeno y fomentar un comercio más justo. Te damos algunos ejemplos de productos que son comparativamente más caros… recordando que el camino por recorrer es aún largo aunque esperanzador. En España, un 4% de reducción de la tasa aplicada a los productos de higiene íntima está en estudio.

Los productos de higiene femenina constituyen un lastre económico que refuerza esta discriminación injustificada de género. La situación podría estar a punto de cambiar en España con la propuesta de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, del pasado 20 de junio: estudia reducir el gravamen de compresas, tampones y otros productos de higiene íntima a 4%, lo que supondría una bajada del 6%. Considerados productos de primera necesidad, este cambio podría ayudar a paliar la desigualdad.

El objeto básico de depilación masculina pero también femenina (para las mujeres con prisas) es hasta 3 euros más caro para el género femenino.

Forma parte de los productos que también cuentan con una diferencia de precios. El Journal de Montréal demostró por ejemplo que dos champús con el mismo componente, la arginina, y de la misma marca, costaba hasta dos dólares más a las mujeres.

El producto de higiene básico es comparativamente más caro: el del tipo "invisible" para ella cuesta de media 3,14 € mientras que el de hombres está por debajo de los 3 €. Un estudio llevado a cabo por la universidad de Florida en 2011 demostró que eran más caro de un 30% para las mujeres en Estados Unidos.

Esta diferencia incluye también algunos servicios como el de peluquería: las mujeres pagan de media 40 euros para lavar, cortar y peinar contra apenas 20 para los hombres.

Algunos productos alimenticios también resultaron presentar diferencias. La tableta de chocolate "para niñas" es más cara de unos céntimos.

1 euro. Es más o menos la diferencia de precios entre las cremas depilatorias de una misma marca para hombres y mujeres.

El departamento de consumo de Nueva York (DCA) demostró que los juguetes para niñas costaban un 11% que los de los niños, excluyendo sin embargo la idea de juguetes mixtos o los no estereotipados.

El mismo estudio recalcó que la diferencia con respecto a las prendas era de un 8 %. Las marcas de lujo también aplican esta diferencia.

Un reciente estudio realizado en Alemania demostró, en base al análisis de 1.682 productos que las diferencias en geles eran importantes, también para los niños. Un gel para "princesas" cuesta de media 2,95 euros mientras que el mismo producto para niños, 1,75.