
10 frases de mujeres célebres que te harán ver las cosas de otra manera
Estas mujeres lograron que sus palabras se subrayaran en los libros y en los periódicos. Sus frases se recogen ahora en libros y en pancartas.
Vinieron, vivieron, dijeron. Y pasaron a la historia. Estas mujeres lograron que sus palabras se subrayaran en los libros y en los periódicos. Sus frases se recogen ahora en libros y en pancartas. Conforman biografías tuiteras y rascan likes en Instagram. Dejaron de ser fragmentos de conversaciones, novelas y discursos y se convirtieron en citas. Se transformaron, casi, en argumentos de autoridad.
Algunos de los nombres que aquí aparecen son de actrices. Otros, de empresarias. Algunas fueron escritoras. La mayoría de las presentes en esta recopilación lo son. Adela Rogers St. Johns escribió reportajes y guiones sin palabras. Las películas para las que trabajó la periodista angelina eran mudas. Ella, tras tres divorcios y cuatro hijos, acabó ganando la estadounidense medalla Presidencial de la Libertad.
El reconocimiento que alcanzó Marie Curie también fue el más alto en su campo. Y uno doble. En dos ocasiones la científica polaca, primera mujer con una plaza de profesora en la Universidad de París, consiguió que en el premio Nobel se inscribiera su nombre. El primero, en 1903, por su contribución (y la de su marido Pierre) a la Física. Ocho años más tarde, en 1911, sus descubrimientos en el campo de la Química fueron también premiados.
El galardón que buscaba Susan B. Anthony no era para ella. Buscaba un reconocimiento para todas. El que necesitaba el derecho al sufragio universal. La escritora de Massachussets dedicó su vida a reclamar el derecho de las mujeres al voto. En el año 1925, logró congregar a más de 36 millones de mujeres bajo la cúpula estructural de la Asociación Nacional Pro Sufragio de la Mujer que presidía.
Linda Tsao Yang también fue la primera en lo suyo. La empresaria se convirtió en una pionera en el ámbito de la dirección corporativa. Después de trabajar como embajadora de Estados Unidos, Bill Clinton la nombró directora ejecutiva del Banco Asiático de Desarrollo.
Lo que desarrolló Marie Kondo es el ingenio. La gurú del orden japonesa logró enquistarse en la fama (y en la conciencia) internacional con sus técnicas de organización casera. Aquí, sus ideas acerca de la relación entre el orden de lo material y lo psicológico se resumen en una sola frase.
En 1912, Adela Rogers St. Johns comenzó a trabajar como periodista. Tenía 18 años. En 1970, obtuvo una de las más altas concesiones civiles de Estados Unidos: la Medalla Presidencial de la Libertad.
Las chicas de Azúcar Moreno ya le pusieron ritmo a la frase de Mae West. One, two, three, ¡caramba!
Y ya lo decía también una placa en el Despacho Oval durante la época de Barack Obama: “Hard things are hard”.
Porque lo preocupante sería que siempre te gustara lo mismo que gusta a todos los demás.
Músicos que retransmiten conciertos por sus ventanas (y por Instagram Live), vecinos que pasean a los perros de los mayores, balconadas de aplausos agradecidos, bibliotecas virtuales que abren sus estanterías, jóvenes que hacen la compra de ancianos, plataformas de ‘streaming’ que regalan un mes de series, donaciones de comida a los equipos sanitarios, compañías de lujo que cambian su producción para fabricar geles desinfectantes.
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Durante la cuarentena, las iniciativas solidarias se replican en comunidades de vecinos y en redes sociales.
Pero ¿qué pasa cuando la independencia se confunde con egoísmo?
Porque la crueldad, apuntó también la autora de Middlemarch, no necesita motivos para ser aplicada. Solo requiere oportunidad
Son, sugiere la organizadora de armarios más conocida del mundo, espejos.
Y la experiencia se encargará de convertir los errores en lecciones.
Quien está de vuelta de todo no ha ido a ningún sitio. El cinismo y el sarcasmo apagan el espíritu. Perjudican gravemente tu salud y la de los que están a tu alrededor.