Charlène de Mónaco sorprende con su enésimo cambio de look: repasamos los cambios de imagen de la Princesa
La mujer del príncipe Alberto, a falta de tiara, ha apostado por un look romántico
Parece que Charlène de Mónaco ha dejado a un lado la timidez y se ha lanzado a experimentar con su pelo. Adiós a la imagen fría y frágil de la Princesa ligada a su corte de pelo recto, un bob platino casi siempre peinado de forma lisa. Ahora triunfa el romanticismo en su imagen y qué bien le sienta.
Charlène jamás ha abandonado su corte bob por su comodidad para cargar con los niños y su practicidad para realizar sus deportes acuáticos favoritos, de la natación al surf. Convertido en uno de los llamados ‘mom hair’, este corte se lava, se seca y se adereza de forma muy rápida, todo ventajas. Pese a que la exnadadora siempre ha elegido peinados muy modernos y refrescantes -tal vez para despejar su rostro y dar una imagen de aspecto impoluto- a principios de año comenzamos a ver cómo se atrevía con peinados de inspiración romántica.
Looks despeinados, sin tiranteces, con mechones cayendo de forma natural y volumen en la coronilla han hecho que el rostro de la mujer de Alberto II se redondee y renuncie a su imagen distante. Aprovechando la cuarentena, Charlène de Mónaco sorprendió con un recogido con trenza incluida igual que hacen otros miembros de la realeza como Kate Middleton o la reina Letizia, a pesar de la longitud de su cabello. Al recurrir a una trenza de raíz para recoger uno de los laterales de su melena, la princesa se deshizo hábilmente de los recogidos tirantes. Asimismo, para la noche de San Juan, Charlène se decantó por una trenza a modo de corona, cuyo toque final estaba en el flequillo. Una opción ideal para las mujeres que llevan el cabello corto y que quieren lucir trenza, un peinado que se pone muy de moda durante el verano y crea sensación de volumen cerca del rostro, añadiéndole un toque bucólico y dulcificando así cualquier look.
Otro de sus peinados estrella fue el elegido para el Día de la Madre del principado. En esta ocasión, recurrió a los peinados con volumen y de estructura ondulante, emulando así a la gran madre de Mónaco, Grace Kelly. La parte superior de la melena ahuecada y recogida por los lados de una forma muy natural que nos recordaba, sin ninguna duda, a una estrella de cine de los años 50. Y es que, Charlène ha decidido dejar su pasado atrás y mirar con optimismo el futuro. A continuación repasamos los cambios de imagen de la Princesa.

Poco o nada queda de aquella exnadadora olímpica que a finales de los años 90 respondía al apellido Wittstock. Su metamorfosis como Princesa y esposa de Alberto II de Mónaco ha sido asombrosa.

En 2010 se anunció su matrimonio con Alberto y comenzaron sus retoques: rinoplastia para afinar su nariz, pómulos más definidos, labios más gruesos y seductores y dentadura perfecta, además de un peinado habitualmente ondulado.

De nadadora a princesa. En la vida de Charlène de Mónaco se produjo un giro de 180 grados hasta convertirse en un icono de estilo y belleza, con looks basados en recogidos.

El 2 de julio de 2011, Charlène y Alberto se dieron el 'sí, quiero' en una ceremonia religiosa. Charlene lució un espectacular traje de novia firmado por Armani y un recogido que le hacía mucho más joven.

En 2012, su gran cambio físico ya era una realidad. Fue el año en el que se atrevió con una de las tendencias a la que aún recurre y uno de sus peinados más transgresores: efecto 'wet' y peinado hacia atrás.

Sin duda, el peinado de la princesa Charlène se convirtió en tendencia ese verano. Dinámico, fácil de manejar y muy resultón.

En 2016, la Princesa arriesgó con un corte punk, con los laterales rapados pero la zona superior algo más larga para jugar con estilos como las crestas.

De vuelta al estilo sobrio, Charlene lucía en 2018 un corte bobo con raya a un lado, una de las melenas cortas más favorecedoras y versátiles.

A pesar de la longitud de su cabello, sorprendió con un recogido con trenza incluida. Al recurrir a una trenza de raíz para recoger uno de los laterales de su melena, la princesa se deshizo hábilmente de los recogidos tirantes.

Recogido en una trenza que recorre su cabeza a modo de corona, el peinado de la consorte adquiere personalidad gracias al flequillo ralo. Una forma de recoger el cabello ideal para las noches de verano que requieren algo más de etiqueta y en las que el pelo suelto puede llegar a ser agobiante.