
Letizia y su relación de amor-odio con los broches
La reina de España no parece una gran fan de este complemento si la comparamos con otras royals
No son pocos los artículos que se le han dedicado a las joyas de la corona y al uso que la reina Letizia les está dando. Es cierto que España no tiene un joyero tan impresionante como el de otras monarquías como, por ejemplo, la británica o la holandesa. Dice la leyenda que Isabel II se deshizo de muchas de las alhajas reales durante su exilio parisino. Sea cierto o no, la actual reina mantiene una relación complicada con las grandes piezas, algo que ha ido solventando con el paso del tiempo. Hoy día, vemos a una consorte mucho más segura de sí misma y de lo que representa. Su deber es también, mostrarle al mundo la grandeza de su país y, aunque parezca una frivolidad, una buena joya hace mucho.
En los últimos años, doña Letizia no ha escatimado a la hora de usar muchas de las joyas de pasar, ya sean las tiaras de Ansorena, pulseras gemelas de Cartier o los pendientes de zafiros, regalados por su “primo”, Dimitri de Yugoslavia. A la esposa de Felipe VI se le ve cómoda y majestuosa, sin embargo, hay unos complementos que parece que se le siguen resistiendo: los broches. Estas piezas, muy apreciadas en reinas, princesas y damas de sociedad de todo el mundo, son el toque perfecto para muchos looks. Mujeres como la exprimera ministra británica Margaret Thatcher o la expresidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, los han usado a menudo como una auténtica seña de identidad.
En España, la reina Sofía, al igual que la infanta Elena, suelen rematar sus estilismos con broches de los más variopintos, ya que los tienen a decenas. De las consortes actuales, una vez más tenemos que mirar a La Haya. La reina Máxima de los Países Bajos conoce bien el poder de un buen broche y son raras las veces en las que no completa su imagen con un de ellos.
La reina Letizia ha tenido, en este aspecto, una evolución bastante más lenta. Como es lógico, siempre que se viste de gala, el broche aparece a modo de “imperdible” para dar relumbrón a la banda que lleva sobre el vestido. En su época de princesa de Asturias, se le pudo ver con alguna pieza de menor valor. Ha sido ya en su etapa como reina cuando estas joyas han pasado a cobrar mayor protagonismo. Muy aplaudida fue la elección de Su Majestad durante un viaje a Argentina en 2019. Doña Letizia sorprendió combinando un sencillo look de Zara con un precioso broche en ambar en forma de abeja, regalo de la Primera Dama de República Dominicana, doña Cándida Montilla de Medina. Sonado fue también el uso de un fabuloso broche perteneciente al lote “de pasar” en la Páscua Militar de pasado año. La reina lo combinó con la fabulosa perla “La Peregrina”, símbolo inequívoco de la grandeza de la monarquía hispánica, la más importante del mundo, de cuantas quedan vigentes. Buenos ejemplos de que es un complemento que a doña Letizia le sienta muy bien.

La reina ha recorrido a este accesoria en contadas ocasiones.

Siempre que se viste de gala, Letizia se pone un broche.

Con el tiempo, la reina le ha perdido el miedo a ponerse las grandes alhajas.

15 años le ha costado a la reina ponerse La Peregrina.

La infanta Elena suele rematar sus looks con un buen broche.

Pero si hay alguien que no sale a la calle sin un buen broche, es la reina Sofía.