
Los 15 vestidos de novia reales más recreados, imitados y deseados por todas
Del diseño de Norman Hartnell hasta Alexander McQueen, pasando por un vestido de Valentino y un David y Elizabeth Emanuel; estos son los vestidos nupciales ‘royal’ más deseados.
Es tradición. La reina Victoria se encargó de ello. El vestido de novia debía ser blanco. Su boda con el príncipe Alberto fue en 1840, pero su admirada e innovadora apuesta estilística, lo cambió todo. El blanco consiguió imponerse, tras un inicial rechazo, como una de las corrientes más anheladas en el ámbito nupcial. Todas las novias querían lucir tan impecables como ella, aunque el nivel adquisitivo de la época dijera lo contrario. Su vestido fue sobrio -los encajes, el satén y las colas kilométricas llegaron generaciones después-, pero no ha cesado de ser una inspiración estilística en el terreno nupcial. Más aún en lo referente a los miembros de la realeza.
De hecho, las nuevas herederas al trono, duquesas e infantas que han ido pasando por el altar al estilo de su corona, a lo largo de los siglos XX y XXI, no han cesado de optar y recrear la decisión estilística de la antigua monarca, que hace tiempo se despojó del término vintage.
Tan solo hay que recordar la impresionante creación ideada por Norman Hatnell, que lució la reina Isabel II en 1947 durante su enlace matrimonial con Felipe de Edimburgo. Ocurre lo mismo con el icónico vestido de novia, diseñado por Helen Rose en está tonalidad cruda, que lució la que fuera estrella de Hollywood y princesa de Mónaco, Grace Kelly, durante su enlace con Rainero III en 1956. Incluso, echando la vista atrás hace unos años, concretamente en abril de 2011, recordamos como Kate Middleton comenzó su idilio con la firma de Alexander McQueen luciendo un aplaudido vestido nupcial blanco diseñado por Sarah Burton. Entre otros muchos vestidos de novias diseñados y confeccionados con esa gama cromática, para miembros de la realeza a lo largo de estos años.
Hoy hacemos un repaso por los vestidos nupciales más icónicos de la realeza, por los más deseados y los más aplaudidos y, al mismo tiempo, más imitados por la sociedad y otras disciplinas artísticas como el cine. Vestidos que, junto al de la reina Victoria, ya no se podrán (o, mejor dicho, querrán) olvidar. A fin de cuentas, todos son historia de la moda.

En 1947, para crear el vestido nupcial de Isabel II con el príncipe Felipe, la familia real británica recurrió al modisto de la corte británica, Norman Hartnell. La prenda que cosechó inmumerables aplausos por parte del diseñador, fue ideada y confeccionada por un presupuesto muy limitado (debido a la sensible situación financiera del país).
Destaca por sus mangas largas, su cola con patrón abanico de aproximadamente cuatro metros y sus más de 10.000 perlas cosidas. A lo largo de los años, el diseño inspirado en la primavera de Botticelli, ha sido recreado en series o películas de época en innumerables ocasiones.

El romance entre la estrella estadounidense y el príncipe de Mónaco ha sido uno de los romances más recreados en la pequeña y gran pantalla. Su noviazgo, que pasó por el altar en 1956, fue uno de los más seguidos. Para la ocasión, la futura princesa optó por un vestido con encaje antiguo y cientos de perlas cosidas ideado por Helen Rose del MGM Studios.

En 1960, la ya fallecida y hermana menor de la reina Isabel II, la princesa Margarita contrajo matrimonio con el fotografo Antony Armstrong-Jones en la Abadía de Westminster. Para la ocasión, al igual que su hermana, optó por un diseño sobrio de manga larga de Norman Hartnell, donde destacaba la tiara Poltimore. ¿Lo más destacado? Fue la primera boda real que se retransmitió por televisión, así el vestido de Hartnell no cesó de levantar admiración y emoción.

La princesa Ana contrajo nupcias en la Abadía de Westminster con Mark Phillips en 1973. Para la ocasión, optó por un vestido blanco de la firma Maureen Baker, inspirado en el estilo Tudor, con escote alto y mangas largas acampanadas.

En 1981 se celebró la boda más esperada y deseada: Diana Spencer se casaba con el príncipe Carlos de Gales. Su relación, como bien sabrás, no tuvo un final feliz; pero su vestido sigue siendo uno de los más imitados y recreados. La pieza de David y Elizabeth Emmanuel causó emoción por su volumen, sus mangas largas y su extensa cola. ¿El detalle especial? Al igual que el vestido de Isabel II, tenía numerosas perlas cosidas.

En 1995, la princesa Estefanía contrajo matrimonio con su exguardaespaldas Daniel Ducruet. Para la ocasión, recurrió a un vestido corto recubierto de encaje, pero prescindió de colas kilométricas, para lucir piernas con un minivestido de encaje con volantes de un diseñador que, hoy, todavía permanece en el anonimato . ¿Accesorios? Un collar de perlas. Con este vestido, causó sensación por romper con todo lo visto hasta la época.

Para su enlace matrimonial con el príncipe Eduardo en 1999, Sophie optó por este vestido color marfil de organza. Una pieza diseñada por la firma de Shaw y que la condesa combinó con un abrigo de la misma gama cromática. Lo especial de este diseño recayó en la firma que lo creó, que pese a despertar muy buenas críticas, supo mantener bien el anonimato.

En 2002, Máxima Zorreguieta optó por un vestido nupcial de la firma Valentino para su boda con el actual monarca Guillermo Alejandro. La prenda que era ceñida en la zona del busto contaba con manga francesa, escote alto y un delicado velo de encaje.

Para su enlace con Ari Behn en el año 2002, la princesa y heredera del trono Noruego se decantó por un vestido de seda en un delicado color marfil. Una prenda creada por el diseñador local, Wenche Lyche. Como accesorios, lució una tiara de perlas y diamantes de la reina.

El modisto español, Manuel Pertegaz, fue el diseñador del impresionante y más que aplaudido vestido de la princesa Letizia. Se dice que fue la actual monarca la que eligió al diseñador. La prenda destaca por su cuello estilo chimenea, el corte princesa y los bordados, plata y oro, que recubrían la totalidad del vestido.

La actual princesa de Mónaco se casó con el príncipe Alberto de Mónaco en 2011, para la ocasión optó por un vestido de seda ideado por Giorgio Armani Privé. Destacó por sus hombros descubiertos y su bordado de cristales de Swarovski, perlas y piedras doradas cosidas a mano.

El idilio de la duquesa de Cambridge con la prestigiosa firma de moda comenzó a trazarse con este vestido ideado por Sarah Burton que se convirtió en una inspiración para muchas novias, así el vestido lucido por Kate en 2011 fue uno de las prendas más imitadas en el terreno nupcial.

Con un escote tipo barco cubierto de encaje, que también cubría el dobladillo, pliegues verticales y un amplio volante; el vesitdo de organza que lució Magdalena de Suecia, ideado por Valentino Garavani, ha sido uno de los vestidos que más críticas positivas ha cosechado en los últimos años.

La actual princesa Sofía optó por un diseño ideado por su compatriota sueca, Ida Sjöstedt, que presentaba un aplaudido vestido que combinaba diferentes gamas de blanco, dotándolo de movimiento. En cuanto al patrón, destacaba por contar con mangas largas y un favorecedor escote de pico.

Para su enlace en 2018 con Brooksbank, se decantó por un diseño pesonalizado por Pilotto y de Vos. La prenda que se ha imitado en múltiples ocasiones, fue aplaudida por su diseño de espalda abierta y ausencia de velo que facilitaba ver la cicatriz de su operación de escoliosis.