La reina Isabel, impasible tras la decisión del duque de York
La monarca no ha alterado su agenda en un día agridulce para la Corona
Isabel II vive uno de los momentos más delicados de su vida. Aunque todavía no se encuentra al nivel de la catástrofe del año 1992, la Familia Real Británica no pasa por una buena etapa. A la polémica actitud de los duques de Sussex ahora se suma la compleja situación a la que se enfrenta el príncipe Andrés, que acaba de anunciar su retirada de la vida pública después de verse salpicado por el escándalo del financiero Jeffrey Epstein, que se suicidó hace unos meses en su celda de una cárcel de máxima seguridad de Nueva York.
Sin embargo, a pesar de que el Reino Unido se quedaba atónito tras el comunicado que el gabinete de comunicación del Palacio de Buckingham emitía a última hora de la tarde confirmando la inesperada decisión del duque de York, la reina Isabel volvía a hacer gala de una de las máximas que han regido siempre su vida: el deber está por encima de cualquier circunstancia.

Reina Isabel II
Poco después de que la nota de prensa viera la luz, la monarca abandonaba su residencia londinense en dirección a Chatham House, donde ha hecho entrega de un galardón a David Attenborough. Vestida con uno de sus habituales trajes de chaqueta, en tono claro y con aire festivo, zapatos y bolso negro, la monarca no ha perdido la sonrisa y ha dado muestras de su gran profesionalidad.

Reina Isabel II
Es más que probable que Isabel II estuviera al tanto de la intención de su hijo -su preferido según fuentes cercanas a los Windsor- desde hace varios días, pero la Reina no solo no ha hecho comentario alguno al respecto, sino que, además, ha cumplido con todos sus compromiso. De hecho, por la mañana, horas antes de que se hiciera pública la noticia, recibía en Palacio las credenciales de varios diplomáticos destinados en la capital británica.