Isabel II, 96 años de una reina contra pronóstico convertida en un icono feminista

Isabel II no iba a ser reina pero estaba hecha para convertirse en la mejor. El padre de la monarca, el rey Jorge VI, fue el protagonista del giro del destino en lo referente a la sucesión al trono. Su hermano y por tanto tío de Isabel II, Eduardo VIII, decidió abdicar por amor para comprometerse con Wallis Simpson, una estadounidense divorciada que no fue muy bien recibida por la realeza británica. Este hecho llevó al tío de Isabel II ha convertirse en uno de los reyes más fugaces de la historia, ya que ni siquiera llegó a ser coronado. Tras su abdicación fue Alberto, padre de la reina Isabel, quien sucedió en el trono a su hermano. Así comenzaba a escribirse el destino de la futura monarca de Reino Unido.

La Princesa Elizabeth Alexandra Mary, se convertía así en la sucesora al trono de Inglaterra con solo 10 años. Su padre falleció de cáncer de pulmón y, tras un año de luto, la princesa se convirtió en reina tras ser coronada en la Abadía de Westminster el 2 de junio de 1953, con 25 años de edad. Desde ese momento hasta el día de ayer, la reina ha priorizado su papel dentro de la Familia Real británica a sus propios intereses. Ya en su 21 cumpleaños, la entonces princesa pronunció unas palabras que demostraban su nivel de entrega. "Declaro ante todos ustedes que toda mi vida, sea larga o corta, estará dedicada a su servicio y al servicio de nuestra gran familia imperial a la que todos pertenecemos", un discurso que ahora cobra especial relevancia.

Aunque Isabel II se ha ganado el cariño de la mayoría de los ingleses, lo cierto es que ha tenido que lidiar con muchos problemas a lo largo de su reinado para mantener la buena imagen de la realeza británica. Siendo princesa se enamoró perdidamente de Felipe de Edimburgo, con el que contrajo matrimonio en 1947, y fruto del matrimonio nacieron sus tres hijos: Carlos, Andrés, Ana y Eduardo. Serían los dos primeros los que traerían algún quebradero de cabeza a la monarca.

Su hijo Andrés ha estado implicado en un caso de abusos sexuales, algo que él ha negado con rotundidad pero que llevó a la reina Isabel II a retirarle todos los títulos militares y patronatos reales. Al escándalo del duque de York se une al protagonizado por su hijo Carlos, tras salir a la luz unas conversaciones subidas de tono con Camilla. La mayoría de los británicos apoyaban a Lady Di en el triángulo amoroso formado por la princesa, el príncipe Carlos y Parker-Bowles. Los mensajes que se filtraron no ayudaron a mejorar la imagen del hijo de Isabel II, que una vez más tuvo que tapar escándalos.

Sin duda alguna, el peor golpe para la reina fue la muerte de Lady Di, ya que se especuló sobre un posible asesinato encubierto por parte de la Familia Real británica. Los rumores se sostienen hasta hoy, y son muchos los que tienen claro que fueron los reyes de Inglaterra los que ordenaron matar a la princesa Diana. Esta teoría ha cogido fuerza tras la salida de Harry junto a Meghan, ya que el nieto de Isabel dejó caer que no quería que la duquesa de Sussex terminara como su madre. Este ha sido precisamente el último frente abierto de la reina, el distanciamiento con el príncipe Harry.

A pesar de los obstáculos, Isabel II se ganó el cariño de Inglaterra que hoy se viste de luto para despedir a su reina. La monarca bien podría considerarse un icono feminista, ya que ha demostrado con creces la fortaleza de una mujer convertida en reina durante sus 70 años en el trono. Isabel deja este mundo justo después de que Liz Truss se convirtiera en la primera ministra británica, una demostración más de la importancia de la mujer en los altos cargos de Reino Unido. Truss fue la primera en pronunciar unas palabras sobre la muerte de la reina, a la que se refirió como “la roca sobre la que se construyó la Gran Bretaña moderna”, un discurso que ha llegado al corazón de todos los ingleses.