Victoria de Suecia: la historia de superación de una futura reina
La Princesa heredera tuvo que afrontar una de las etapas más difíciles de su vida durante su juventud.
El próximo martes tendrá lugar uno de los días más especiales para la Corona de Suecia. La princesa y futura heredera al trono, Victoria, cumplirá 43 años. No cabe duda de que la hermana de Magdalena y Carlos Felipe se encuentra en uno de los momentos más felices de su vida, pero eso no significa que durante estos años todo haya sido un camino de rosas. Y es que cuando comenzó a formar parte de las actividades oficiales como heredera del trono de su país, Victoria tuvo que hacer frente a una de las peores épocas de su vida: la juventud.
Fue cuando alcanzó la mayoría de edad cuando la duquesa de Västergötland comenzó a experimentar un notable cambio físico que venía dado por un trastorno alimenticio que padecía y que fue confirmado oficialmente por la Casa Real de Suecia: la princesa Victoria sufría anorexia, una enfermedad que vino dada por el estresante ritmo de vida que llevaba por aquel entonces al estar en la primera línea del foco mediático y estar sometida a una continua presión por su status social. Esta ansiedad unida a su juventud provocó que la heredera fuera diagnosticada de anorexia, sorprendiendo a miles de ciudadanos de todos los rincones del planeta.
Concretamente en el 97, la Casa Real se hizo eco de este trastorno alimenticio e informaron de que Victoria estaría temporalmente alejada de sus deberes como royal para trasladarse a Estados Unidos para ponerse en manos de los mejores expertos y curar su anorexia con un tratamiento específico. Un descanso que sirvió para que la hija de Carlos Gustavo y Silvia de Suecia “aprendiera a poner nombre a los sentimientos, a marcar límites y a no exigirse demasiado”, según ella misma admitía.
Finalmente y tras varios meses de terapia, Victoria consiguió superar la enfermedad gracias a la ayuda psicológica, deportiva y nutricional que recibió en Estados Unidos. Desde ese momento, el deporte se ha convertido en algo imprescindible en la rutina de la Princesa, y de hecho, gracias al ejercicio conoció en uno de los gimnasios de Estocolmo al que se ha convertido en su marido y el padre de sus hijos, Daniel Westling, que por aquel entonces era su entrenador personal.

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