7 razones para viajar a Estocolmo en verano
Sus cafés, históricos barrios y su pasión por el diseño la convierten en el destino de fin de semana perfecto
Este es su momento. Sí, la capital sueca adquiere todo su esplendor en los días que van desde que empieza la primavera y hasta el verano. Es en estas fechas que los días son más largos, el atardecer se prolonga hasta media noche y los planes en la calle se alargan a deshora.
Es por tanto la época en la que la ciudad luce el tono de sus coloridos edificios se hace más intenso, al igual que el verde de sus zonas repletas de naturaleza y el azul del mar y, como el frío no amenaza a los desprotegidos turistas, Estocolmo en verano se llena de gente y de vida.
Habrás escuchado alguna vez que la capital sueca es una ciudad llena de contrastes y no le falta razón a esta frase. Tiene más de 750 años de historia que se dejan ver en alguno de sus edificios más icónicos y de sus calles y plazas de referencia, pero a la vez, este escenario del pasado se mezcla a la perfección con las tendencias más cosmopolitas y los máximos exponentes de la cultura moderna.
Súmale a tanta actividad cultural y artística la pasión que sienten en esta ciudad por todo lo que se celebra en plena naturaleza. El resultado es que en verano se suceden todo tipo de acontecimientos y actividades al aire libre que hacen las delicias de cualquier viajero. Aquí se incluye la celebración del solsticio de verano, una tradición sueca que busca conmemorar por todo lo alto el día más largo del año que este 2018 se celebrará el 23 de junio (tiene lugar e 24 de junio pero en 1953 se decidió trasladar el acto al sábado más cercano). Pero también los conciertos, actuaciones y festivales que llenan la ciudad por estas fechas como el festival gastronómico Smaka på Stockholm (Saborea Estocolmo) en los jardines de Kungsträdgården o el Summerburst, un evento musical imperdible si eres una apasionada de la música.
Pero evidentemente Estocolmo es mucho, muchísimo más y de además de estos eventos concretos se nos ocurren un sinfín de razones para que en tus vacaciones te dejes caer por la capital sueca y hemos elaborado una lista con nuestros imprescindibles. Toma nota que todo esto es lo que debes hacer en Estocolmo en verano.
1. Un café
Estocolmo está salpicada de clásicas pastelerías y cafés, por algo entre sus olores característicos está el de los granos de café tostado, eso sí, siempre con canela y cardamomo. Por algo también tienen un nombre para definir a la pausa para beber su café con calma –nada de un espresso a prisa– lo llaman fika y no hay persona en Estocolmo que la perdone.
Te recomendamos el de Johan och Nyström, en sus estanterías encontrarás granos de cualquier parte del mundo, ahora bien, si quieres acompañar el olor de tu café con el del pan recién horneado tu sitio es Magnus Johansson bageri. De otro mundo son sus katalan o tartaletas de mazapán con frambuesa.
2. Gamla Stan
Es uno de los centros urbanos medievales mejor conservados de toda Europa y parada obligatoria para conocer los orígenes de esta ciudad. Aquí se levantan la catedral y el Palacio Real. También sus emblemáticas casas de colores y, en el laberinto de estrechas callejuelas descubrirás infinidad de galerías de arte y tiendas llenas de artesanía y antigüedades.
3. Puesta de sol a orillas del mar
Las puestas del sol de los países del norte nada tienen que ver con las nuestras y en el caso de Estocolmo parece que hayan diseñado la ciudad para que locales y turistas contemplen la suya sin remedio.
Una de las mejores localizaciones para observar la caída del sol es sin ninguna duda en cualquiera de las terrazas que en verano abren hasta tarde en la calle Strandvägen. Otra opción es hacer lo propio a orillas del lago, el Stadshuset, el ayuntamiento, brinda una imagen única.
4. Pescado vs albóndigas
Cualquiera que haya vivido o visitado Estocolmo podrá adivinar que el arenque es uno de los alimentos estrella de esta ciudad, pero también de toda Suecia.
Lo comen en todas sus versiones posibles aunque las más populares son en escabeche o acompañado con una salsa de mostaza. Aunque lo más típico es degustar este pequeño pescado fermentado (surströmming). Se vende en latas y su fuerte olor echa para atrás a más de un turista pero la verdad es que es una auténtica delicatesen.
El otro plato fuerte de la gastronomía sueca son las albóndigas. Seguro que las de tu madre son buenísimas, pero esta gente tiene un don. Lo común es que sus 'meatballs' vayan acompañadas de puré de patata. Sencillo pero efectivo.
5. De compras por Södermalm
Además de estar plagada –como en el resto de Estocolmo– de cafeterías, restaurantes y bares, esta calle es mundialmente conocida por albergar una gran de tiendas repletas de artículos vintage que conviven a la perfección con otras marcas de diseñadores suecos que son pura tendencia y creadores independientes. Un escenario ecléctico que atrae a los turistas más jóvenes y bohemios.
Apunta, por ejemplo, Grandpa Lifestyle Shopping. Tienda de muebles, ropa, posters, plantas... todo muy hipster, muy cool y muy "me lo llevo".
6. De copas
Y precisamente a esta calle, Södermalm, debes ir también si buscas los mejores bares de la ciudad. ¿Lo mejor? No solo habrá turistas, ya que es hasta aquí donde los locales vienen para disfrutar de sus afterworks entre amigos.
Y es que en este trozo de Estocolmo se encuentran bares que preparan deliciosos cócteles, especializados en cerveza, rendidos a la música jazz… para todos los gustos, vamos.
7. De Picnic en Rosendalsträdgård
Una particularidad de Estocolmo que todavía no hemos comentado es que esta ciudad está situada en la confluencia entre el Báltico y el lago Mälaren y que se levanta sobre –atención– 14 islas, conectadas entre sí, –atención otra vez– por 57 puentes. Pues precisamente en una de estas islas, la de Djurgården, conocida como la isla verde, podrás ir si deseas pasar una tranquila mañana al aire libre y tomando un sano picnic rodeado de árboles, flores y al calor del sol sueco.