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Trancoso: guía de viaje exprés para exprimir tu escapada a Brasil

En Brasil el tiempo se disuelve, el agua se vuelve cristalina y los colores se llenan de electricidad. El pueblo y la zona de Trancoso, al este del país, es una embajada del paraíso en la tierra.

Al este del edén

Los cocoteros toldan la costa del Descubrimiento, al este de Brasil. La arena color crema se tuesta a lo largo de los 85 kilómetros en los que el estado de Bahía se recorta contra el océano Atlántico. Sobrevolarla en helicóptero llevaría 20 minutos.

Trancoso es uno de los vértices de su trinidad. La ciudad de Porto Seguro y de Arraial d’Ajuda, los otros dos. Desde el primero, donde se encuentra el aeropuerto más cercano, se puede llegar a Trancoso en coche en menos de una hora. Desde el segundo solo es necesario cruzar el río en ferry.

Trancoso y sus vecinas son sol, playa e historia. En la zona de Bahía, todas las épocas del año tienen encanto. Julio y agosto son meses tranquilos, y entre diciembre y febrero brilla el verano en Brasil. El interés turístico que la zona despierta a lo largo del año casi iguala al de São Paulo y Río de Janeiro.

Aquí, apoyados por el rey Manoel I, arribaron los primeros exploradores portugueses en abril de 1500. El hito con el que Pedro Álvares Cabral y Nicolau Coelho marcaron territorio, transportado en sus naves desde la Península Ibérica, continúa en pie. A 26 kilómetros, un grupo de jesuitas erigió un templo, San Juan Bautista de los Indios, que se convirtió en la primera iglesia católica de Brasil. El pueblo que se construyó a su alrededor adoptó su nombre. Más tarde lo cambiaría por Trancoso, pero la vida seguiría gravitando en torno a aquella iglesia.

La chispa, la flor y la nata

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pueblo brasil

El ritmo meloso de Brasil remolonea en Trancoso. Lo de aquí y lo de allí se funden con facilidad. Tampoco son demasiados lugareños: su población ronda los 9.800 habitantes. En 1999 la UNESCO declaró la costa del Descubrimiento Patrimonio Histórico y Natural de la Humanidad, pero, aun así, el carácter de la zona sigue siendo brasileño. Incluso desde el Olimpo de Hollywood llegan a las costas del estado de Bahía.

En los últimos años, Naomi Campbell, Steven Spielberg y Beyoncé han pasado por sus playas. El terciopelo y los brillantes se quedan en Los Ángeles: cualquier conato de ostentación se diluye antes de cuajar, porque aquí se respira el lujo del relax. Hace unos años, un empresario extranjero inauguró una discoteca en la que solo se podía acceder mediante lista, tacones y chaqueta. No gustó a los más cool de la zona. Aquí la sofisticación va siempre en chanclas.

Los bares abren todas las noches, pero la música en la costa de Bahía suena al aire libre. En temporada alta, Porto Seguro y Arraial d’Ajuda celebran los luaus (banquetes con espectáculo) a orillas del mar. En Arraial las fiestas se encadenan a partir de diciembre en la calle Mucugê. El jazz, el rock, la bossa nova y el zouk inundan las noches del centro la ciudad.

Hoy, la plaza de Trancoso en la que se levanta el templo es conocida como el Quadrado. No importa que en realidad sea rectangular. Cualquier paradoja es compensada por el contraste entre el blanco sobrio de la sacra fachada y el tecnicolor que estalla en las paredes de las casas. Los colores se electrifican bajo los techos de cañizo que mangos y jacarandás parecen querer engullir. Las tiendecitas no abren hasta pasado el mediodía y no cierran hasta entrada la noche.

La mayor parte del turismo que recibe es nacional. En la década de los 70, algunas pandillas de hippies se instalaron en las playas de Trancoso en busca de serenidad. Después llegó la bohemia. La cantante Elba Ramalho abrió su propio club de forró y Gal Costa construyó una casa de veraneo, hoy convertida en la Pousada Estrela D'Água, con uno de los bares más populares.

Camino a la perdición

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mar con agua cristalina de Brasil

Al este de Brasil el lujo se encuentra en el mimo a la sencillez. En Trancoso se materializa en las pousadas desperdigadas por el centro urbano. En Arraial d’Ajuda, el lugar donde descansar es el Hotel Maitei. Sus 17 bungalows se encuentran situados a solo 100 metros del mar. La ventaja de dormir al otro lado del río es que se abre el camino a las excursiones. En los 85 kilómetros de las playas de Porto Seguro las posibilidades se cuentan por miles. A la Praia do Parracho acuden los jóvenes; a Mutá, quienes ansían sosiego; a Pitinga, quienes buscan bañarse frente a los acantilados. Visitar la Praia do Espelho es una obligación. El río la bordea y los acantilados y los arrecifes la delimitan. El agua, turquesa y celeste, se vuelve cristalina. Cuando baja la marea, la arena se parchea con piscinas naturales. Lo comprobará quien llegue. De camino a la playa, en el pueblo de Itaporanga, la población de los Pataxó permite a los perezosos (una extraña especie de mamíferos) encaramarse en los alrededores de sus tiendas de artesanía. Las sirenas de Ulises son de secano en Brasil.

No son los únicos seres con los que compartir una tarde. En la Praia dos Nativos, la más cercana al centro urbano de Trancoso, es posible pasear a caballo. Luego se puede trotar hasta los puestos callejeros para reponer fuerzas con una crêpe de tapioca, un acarayé (un bollito de pasta de frijol frito relleno de camarones secos y especias) o un pão de queixo (pan de queso).

Para comidas de cubierto y mantel, el lugar imprescindible en Trancoso es la casa de Silvinha, una señora de 70 años que desde hace 50 cocina la pesca del día. Se requiere cierta agilidad: solo dispone de dos mesas. Es una fórmula similar a la que siguen en Rabanete. Allí la carta cambia a diario y se sirve al kilo. Después, queda acoplarse al ritmo del este de Brasil y abrazar il dolce far niente. Solo hasta que caiga el sol y la noche despierte.

GUÍA DE VIAJE

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PORTO SEGURO

Hotel Maitei

Los paseos por los arrecifes y la vegetación que cubre los acantilados son apenas un pedacito del sueño que se convierte en realidad al alojarse en el Hotel Maitei, localizado en Arraial d’Ajuda, a 28 kilómetros de Trancoso. Sus 17 apartamentos, a 100 metros de la playa, están equipados con bañera de hidromasaje, balcón con hamaca y wifi. Por la noche, el restaurante con vistas al mar se convierte en el lugar ideal para degustar un buen vino.


Hotel Uxua

Wilbert Das, exdirector creativo de Diesel en Italia, compró varias cabañas de pescadores en ruinas y las reformó. Su idea era que los invitados se sintieran como en casa desde un hotel de lujo. Tal vez tú no coloques el televisor dentro de una maleta ni duermas en la copa de un árbol (una de las casas está en las alturas), pero en Uxua funciona. Toda la decoración es obra de artistas locales y otros tantos que, tras alojarse en el hotel, dejaron sus piezas como forma de pago. Tip para el taxi del aeropuerto: se pronuncia ushua.

Rabanete

Si el desayuno ha sido ligero, Rabanete, en el Quadrado de Trancoso, es el lugar perfecto para almorzar (solo abre al mediodía). Por la carta, que depende del mercado, pasa el pulpo y el estofado, siempre cocinados según las tradiciones de Bahía. Funciona con autoservicio y se despacha al kilo. Incluidos puddings y tartas. Recuerda llevar dinero en efectivo.


Reserva da Jaqueira

Gran número de los Pataxó, la mayor etnia aborigen de Brasil, se concentra en la Reserva da Jaqueira, a 12 km de Porto Seguro. Las excursiones son constantes. Al final de la ruta, los visitantes pueden probar la cocina nativa e incluso alojarse en alguna cabaña.

Ar Turismo

Ponte en manos de la agencia de turismo más consolidada de la zona de Porto Seguro y Trancoso. En AR ofrecen paseos por la naturaleza, rutas culturales, guías de turismo bilingües y servicios de traslado del aeropuerto al hotel. Para que tu única preocupación sea disfrutar.

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