El mundo de la perfumería siempre está en constante evolución y las fragancias inspiradas en la naturaleza están ganando un lugar especial en el corazón de las beauty lovers que sueñan con defender una esencia fresca y revitalizante. Los perfumes con notas que nos recuerdan al aroma de los árboles y los bosques se han convertido en la elección predilecta de muchas personas que desean un toque de frescura y serenidad en su día a día. Bajo el paraguas de la familia olfativa fougère, este tipo de aromas han reinado en el tradicional universo de perfumes "masculinos" (aunque todas sabemos de sobra que ningún aroma tiene género). Ahora, los bálsamos más herbales se cuelan entre los favoritos de toda amante de las fragancias con carácter.
La magia de los aromas fougère
Los perfumes fougère tienen ese "algo" que los hace inconfundibles. Frescos, sofisticados y con un punto de misterio, combinan la energía de las notas verdes con un fondo cálido y envolvente. La lavanda suele abrir el baile, aportando limpieza y un toque aromático que recuerda a la naturaleza en su estado más puro. Luego, el geranio y las hierbas como el romero o el estragón añaden cuerpo y carácter, evitando que la fragancia se quede plana. Eso sí, lo que realmente define a un buen fougère es su base: musgo de roble, cumarina y maderas que dejan una estela terrosa y ligeramente ambarada. El resultado es equilibrado, con ese contraste entre lo fresco y lo profundo que engancha sin esfuerzo. No saturan, pero se hacen notar; no son invasivos, pero tienen personalidad. En definitiva, el aliado perfecto para quienes buscan una fragancia versátil con un toque de distinción.
La ciencia detrás de los perfumes amaderados
Dentro del universo fougère, los perfumes amaderados (y duraderos) con los que perder el sentido de lo rico que huelen juegan un papel clave. No solo aportan profundidad y estructura, sino que elevan la fragancia a otro nivel, haciéndola más envolvente y sofisticada. El musgo de roble es la base por excelencia, con su carácter terroso y ligeramente húmedo que evoca bosques frondosos tras la lluvia. A esto se suman maderas como el cedro, que aporta un toque seco y limpio, el sándalo, con su cremosidad adictiva, o el vetiver, que añade una dimensión ahumada y elegante. Sin embargo, no todo es intensidad: el contraste con la lavanda y las hierbas aromáticas mantiene la frescura y evita que la fragancia se vuelva pesada. De hecho, esa combinación entre lo verde y lo profundo es lo que hace que los fougère amaderados sean tan versátiles. Perfectos para cualquier ocasión, transmiten seguridad sin esfuerzo, dejando un rastro distinguido que nunca pasa desapercibido.

Los favoritos de la temporada
Para aquellas que desean llevar consigo la frescura del bosque, existen varias opciones en el mercado que destacan por su calidad y originalidad. Desde fragancias con un marcado carácter balsámico hasta aquellas que mezclan notas cítricas con maderas exóticas, la variedad es amplia y siempre hay un perfume que se adapta a cada personalidad y ocasión. En un mundo cada vez más acelerado, los perfumes con esencia de bosque nos invitan a pausar y reconectar con lo esencial. Estas fragancias nos envuelven en un halo de frescura y nos recuerdan la importancia de cuidar nuestro entorno y valorar la belleza de la naturaleza. En resumen, los perfumes fougère son más que una tendencia pasajera; son una declaración de amor por la naturaleza y un homenaje a su capacidad para inspirar y transformar nuestro día a día.

Sexiest Fougère de Theodoros Kalotinis es el equilibrio perfecto entre frescura, sensualidad y clasicismo. La lavanda y el romero abren con un golpe aromático vibrante, suavizado por el toque cítrico del limón siciliano y la bergamota calabresa. En el corazón, el neroli y el geranio egipcio aportan un matiz floral verde, mientras que la salvia introduce un punto herbal refinado. Sin embargo, la verdadera magia está en el fondo: haba tonka, vainilla y musgo de roble envuelven la piel con una calidez irresistible. Precio: 150 euros en All Yours.

Inverness de Memo Paris es un viaje olfativo por paisajes envueltos en niebla y madera. La manteca de iris y el mate crean una apertura aterciopelada, con un matiz ligeramente terroso. El sándalo y el amyris en el corazón aportan cremosidad y profundidad, sin perder elegancia. En realidad, su encanto reside en el fondo: cedro y guayaco forman una estela cálida, con un sutil toque ahumado que lo hace hipnótico. Precio: 255 euros en Perfumerías Laura.

Fougère Émeraude de Les Indemodables transforma la tradición en arte. La lavanda fina y la salvia aportan un frescor aromático vibrante, mientras que la tuberosa introduce un matiz cremoso y envolvente. El mimosa absoluto aporta una dulzura etérea, equilibrada por la tonka de Venezuela, que añade una faceta almendrada y ligeramente especiada. Su evolución en piel es fascinante: luminoso al inicio, adictivo en su secado. Precio: 220 euros.