Tyra Banks: "Si tú no defines quién eres, alguien más lo hará por ti"

Hablamos con la supermodelo sobre legado, reinvención y el poder de construir tu propia narrativa en una industria que todavía decide demasiado por ti.
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Entrevistamos a Tyra Banks.

Supermodelo pionera, productora visionaria, empresaria inquieta y eterna reinventora de sí misma. Tres décadas después de transformar la cultura visual global —de las pasarelas a la televisión— Tyra Banks (Inglewood, California, Estados Unidos, 1973) sigue siendo una voz que incomoda, inspira y abre puertas. Hablamos con ella sobre legado, poder, narrativa y esa capacidad suya de mirar directo a cámara —y al mundo— para decir: aún no lo habéis visto todo.

Fuiste una de las primeras supermodelos negras en romper barreras en las pasarelas y en las portadas internacionales. Mirando atrás, ¿en qué momento sentiste que estabas cambiando la industria?
El momento en el que sentí el mayor impacto personal no fue una pasarela, sino un quiosco. Ser la primera mujer negra en la portada del Sports Illustrated Swimsuit Issue fue un cambio sísmico, no solo para mí, sino para lo que el mundo estaba acostumbrado a ver en ese espacio. Cuando esa portada salió, el mensaje era: “Una mujer negra está protagonizando la portada de una de las revistas más famosas y centradas en el cuerpo y la belleza del planeta”. Supe que las mujeres negras podían pasar por ese quiosco y ver un cuerpo, un rostro y un tono de piel que les decía: “Mereces estar en primer plano”. Aquello no fue solo un hito personal; fue un momento colectivo, como una grieta en un muro que había estado demasiado tiempo allí. Incluso ahora, cuando las mujeres me cuentan dónde estaban cuando vieron esa portada por primera vez, recuerdo que ese momento nunca fue solo mío; también fue de ellas.

America’s Next Top Model no solo definió a una generación de espectadores, sino que moldeó la forma en que entendemos la moda y la autoimagen. Si pudieras relanzarlo hoy, ¿qué cambiarías para adaptarlo a esta nueva era?
Lo pienso muy a menudo. ANTM fue un momento cultural: sacamos la moda de las revistas brillantes y la llevamos a los salones de las casas —lo bueno, lo malo y lo histórico—. Abrimos puertas; no fue perfecto, pero en ese momento estábamos derribándolas a lo grande. Si alguna vez regresara (y no digo que sí… ni que no), no podría volver tal cual: tendría que reinventarse. La moda por fin ha alcanzado mucho de lo que intentábamos impulsar entonces —inclusión, disrupción, celebrar lo “diferente”—. Aun así, un Top Model moderno seguiría siendo revolucionario, porque el estatus legendario no vive en la repetición, sino en la evolución. Si volviera, querría que el mundo dijera: “Lo hicieron mejor, pero de una manera completamente nueva”.

Siempre has promovido el “smizing”, sonreír con los ojos, como una forma de expresar confianza. ¿Cómo ha evolucionado para ti la idea de confianza con el tiempo?
Cuando empecé a hablar del smizing, se trataba de usar los ojos para proyectar poder y emoción en una foto. Era una herramienta de modelaje. Con el tiempo entendí que era un lenguaje de confianza. Puedes smize en una pasarela, sí, pero también al entrar en una negociación o cuando estás asustada pero decides presentarte igual. Ahora significa recordarte tu propio poder. Cuando haces smize, te dices a ti misma: “Estoy aquí. Soy digna. Soy poderosa”. Incluso en los días en que no lo sientes.

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Tyra Banks lleva corsé de Skims, vestido de Anine Bing y guantes de Norma Kamali.

Has pasado del modelaje a la producción, a la formación académica y a emprender tus propios negocios. ¿Qué impulsa esa necesidad constante de evolucionar?
La curiosidad. Estoy obsesionada con aprender mundos nuevos. Cada vez que he cambiado de campo —de modelo a productora, profesora universitaria o creadora de una marca de helados— ha sido para añadir capas y dominar nuevas habilidades. Cuando lancé SMiZE & DREAM no me limité a poner mi cara en un envase: aprendí la ciencia detrás del producto, la maquinaria, la logística, la experiencia del cliente… incluso estudié en Harvard Business School para estar realmente preparada como emprendedora. También creo que soy alérgica a quedarme en una sola caja. Quiero que mi historia diga: “Probó, experimentó, arriesgó, ganó, se equivocó y aprendió”. Y, debajo de todo, está la voz de mi madre diciéndome: “Ty, puedes hacerlo. Sueña más grande. No desperdicies tus dones. Inspira a la siguiente generación”.

¿Cuál ha sido la mayor lección al pasar de estar frente a la cámara a ser quien toma las decisiones detrás de ella?
Como modelo, tu trabajo es dar vida a la visión de otra persona. Pero al ponerte detrás de la cámara, tienes que construir esa visión, y es mucho más complejo. No se trata solo de posar: es preproducción, producción, posproducción, relaciones públicas, marketing… Todo. La mayor lección es que, aunque tu nombre reciba la gloria, nunca lo haces sola. En televisión no tomo todas las decisiones: hay productores asociados y cadenas que dan notas y toman decisiones finales. El liderazgo real es colaboración, confianza y saber cuándo escuchar, cuándo insistir y cuándo simplemente respirar cuando las cosas no van como quieres.

Como emprendedora, ¿qué tienen en común todos tus proyectos?
Una obsesión por la creatividad sin límites. Siempre me pregunto dos cosas: ¿esto hace que alguien se detenga y diga “wow” porque es único? ¿Y cuenta una historia en lugar de solo vender un producto? Mi empresa SMiZE & DREAM es lúdica y llena de sabores sorprendentes, pero en el fondo es profundamente personal: nace de momentos con mi madre, hablando de sueños mientras comíamos helado. Y también es algo que quiero que mi hijo pueda aprender y, si quiere, heredar.

Hoy la moda habla de inclusión y autenticidad. ¿Crees que la industria ha cambiado de verdad o solo ha aprendido las palabras adecuadas?
Ambas cosas. La moda ha cambiado: hoy se ven rostros, cuerpos e identidades que antes estaban en los márgenes y que incluso llegaron a ser rechazados cuando yo los incluía en Top Model. Ese progreso es real. Pero también es verdad que la industria ha aprendido el lenguaje —diversidad, inclusión, autenticidad— sin hacer siempre el trabajo profundo. Siempre digo que, antes de que estos conceptos fueran hashtags, algunas ya estábamos ahí intentando abrir puertas con una palanca. El desafío ahora es pasar de la óptica a la estructura: ¿quién está en la sala de juntas?, ¿quién toma las decisiones?, ¿quién tiene el control creativo? El cambio no es solo quién camina la pasarela, sino quién controla la pasarela.

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Tyra lleva abrigo de Lapointe, body de Skims y anillos de Alexis Bittar.

Hablas a menudo de “poseer tu narrativa”. ¿Qué consejo darías a las jóvenes que intentan construir una voz en industrias que todavía se sienten dominadas por otros?
No esperes permiso. Si lo haces, esperarás para siempre. Empieza con lo que tengas, aunque sea solo tu teléfono, tus ideas y tu valentía —o tu miedo, pero salta igual—. Aprende el juego: los contratos, el dinero, las dinámicas de poder. El conocimiento es armadura. Construye algo que sea tuyo: un negocio, una plataforma, un proyecto. Y cuenta la verdad, no solo la versión bonita. Si tú no defines quién eres, alguien más lo hará, y probablemente mal. No puedes controlar cada historia sobre ti, pero sí construir una obra tan fuerte que tu verdad siempre resurja.

Acuñaste el término “BanX” para representar tu reinvención. ¿Qué significa BanX hoy para ti, personal y profesionalmente?
BanX es todas mis eras en una sola mujer: la adolescente en París, la modelo de alta costura, la de trajes de baño y lencería, la profesora, la empresaria y la que salió del retiro a los 50 para decir: “Cariño, esto no ha terminado”. BanX es la declaración de que la reinvención nunca se detiene. Es la forma de decir a todas las mujeres: “Sigue. Todavía no han visto lo increíble que eres”.

Después de todo lo que has logrado, ¿qué legado te gustaría dejar como modelo, creadora y mujer?
Quiero que mi legado sea más grande que títulos como “modelo” o “icono”. Quiero que se diga que construí espacios donde otros pudieron brillar. Que usé la moda, la televisión, los negocios y hasta el helado como motores de creatividad sin límites. Que honré a mi madre creando un universo basado en su amor y que crié a mi hijo para soñar en grande. Y que inspiré a la próxima generación a entender que “diferente es mejor que mejor”. Si te caes, levántate y camina como si ese tropiezo fuera parte del plan… preferiblemente con un helado de nueces pecanas y caramelo casero.

Fotos: Tyler Patrick Kenny
Maquillaje: Tegan Rice
Pelo: Derick Monroe
Estilismo: Wilford Lenov
Asistente: Raymundo Altamirano
Retoque: Irina Butko
Producción: Valentina Gurova y ⁠Cory Couture Productions
PR: ⁠ PR Aliyans Media Group
Agradecimientos: SGG Public Relations

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