El ascenso al trono de Carlos III de Inglaterra ha reavivado las informaciones sobre las curiosas manías que tiene el nuevo monarca británico. No es ningún secreto que su carácter es cuando menos particular. El periodista Tom Bower lo definió como "Petulante, extravagante y entrometido", dentro de su libro El Príncipe Rebelde. Tres adjetivos que vienen a dar cuenta de cómo se las gasta el hijo de la recientemente desaparecida Isabel II. Desde el fallecimiento de la histórica soberana, su primogénito acapara muchos focos, muchas veces por su manera de comportarse en momentos concretos. Su suceso con la pluma con la que debía estampar una firma ha servido como detonante para recordar qué costumbres personales tiene en su intimidad el nuevo Rey.
Carlos III se frustró cuando estaba estampando su impronta en un documento, pero pensaba que era día 12 y no 13, un error que terminó con sus manos manchadas de tinta: "¡No puedo soportar esta maldita cosa! Es un momento apestoso", decía muy malhumorado mientras se retiraba de su asiento. Esto se une al gesto despectivo que tuvo con uno de sus empleados el pasado fin de semana, cuando también firmaba su cargo como Rey de Inglaterra. No tenía espacio en la mesa habilitada para tal fin y dio muestras de un carácter fuerte y por momentos irascible.
Estas "extrañas manías" fueron desveladas a través de Serving the Royals: Inside the Firm, el documental de Amazon en el que algunos extrabajadores de La Firma cuentan cómo se las gasta el otrora príncipe en su intimidad, como fue el caso del exmayordomo de Diana de Gales, Paul Burrell. Carlos lleva a cabo unas rutinas muy marcadas y por momentos se ha especulado con que pudiera padecer el síndrome de Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Por ejemplo, una de sus exigencias más firmes se encuentran a la hora de ducharse y ponerse la ropa para dormir. “Su pijama se plancha todas las mañanas, los cordones de sus zapatos se alisan con una plancha", comentan personas que han pertenecido a su servicio. A continuación, os desvelamos todas las manías de Carlos II de Inglaterra.
Su dieta
Empezamos por una costumbre innegociable pero que no es una de las más extravagantes. Carlos III reveló hace algún tiempo que había modificado una parte de su dieta. Había reducido drásticamente el consumo de lácteos, carne y pescado. De este modo, le pide a su séquito de cocineros que tan solo se lo ponga dos veces por semana. Su alimentación se basa en otras fuentes de proteínas como los huevos.
"2,5 centímetros de pasta de dientes, por favor"
Respecto a la hora de tomar el baño, “el tapón debe estar en cierta posición, su toalla de baño doblada a su gusto, y la temperatura del agua debe ser tibia, y la bañera medio llena”, si bien lo más sorprendente es que no aguanta tocar la pasta de dientes con las manos y le pide a su servicio que se la eche en el cepillo con un grosor de 2,5 centímetros.
Ventanas abiertas en pleno invierno
Desde que es joven, el marido de Camilla Parker-Bowles tiene la costumbre de dormir con las ventanas abiertas de par en par, toda una experiencia extrema ya que el invierno en Londres es duro. Así lo aseguraba en La Sexta la periodista Ana Polo, autora de la biografía sobre Isabel II La Reina.
A cuestas con la cama
Allá donde viaja, Carlos de Inglaterra tiene que aterrizar con todos sus bártulos y esto incluye su mobiliario. "La única confirmación de su llegada a un acto es la llegada del camión con sus pertenencias, mientras este no llegue, uno no puede estar tranquilo", dijo Tina Brown en su libro The Palace Papers. Un buen ejemplo de esto tuvo lugar durante su viaje a Canadá, con motivo del pasado Jubileo de Platino de la reina Isabel. Hasta allí desplazó la cama ortopédica que utiliza, el asiento del inodoro y su papel higiénico favorito, el Kleenex Velvet.
Su desayuno
Una de las manías más excéntricas tiene que ver con su primera comida del día: "La instrucción era colocar dos ciruelas y un poco de jugo en el tazón y enviárselo para el desayuno. Le mandaba dos ciruelas y él dejaba una para que volviera a mis manos y yo la regresara al frasco. Una mañana pensé en ponerle solo una. La envié al comedor, me mandó a llamar y me preguntó: ‘¿Tienes dos, por favor?’. Así que tuve que seguir enviándole dos cada mañana y me devolvía una". Asimismo, al final de las comidas pide queso y unas galletas que calientan a una temperatura determinada.
¿Por qué tiene esas manías?
La respuesta podría venir de sus tiempos de juventud, cuando fue mandado por la Reina a estudiar a un durísimo internado escocés en el que la disciplina era innegociable e incluso se estilaban los castigos físicos.
