La reina Máxima de Holanda y la familia real han decidido pasar las navidades en Argentina, en un viaje que no solo ha destacado por su destino, sino también por el estilo de vida exclusivo que disfrutan. Este año, la familia ha optado por una dinámica un tanto diferente: mientras la reina se adelantaba a las vacaciones, Guillermo Alejandro y las tres hijas del matrimonio se unieron más tarde para tomar un jet privado hacia su destino final en Patagonia. Desde la llegada a Buenos Aires hasta su traslado a El Calafate, en la provincia de Santa Cruz, las vacaciones de la familia real de los Países Bajos han sido un derroche de lujo y privacidad.
Un Encuentro Familiar en Buenos Aires
El reencuentro de la familia real tuvo lugar en el aeropuerto de Ezeiza, donde el rey Guillermo y sus tres hijas, Amalia, Alexia y Ariane, llegaron en un vuelo regular. Sin embargo, el encuentro no terminó en Buenos Aires, sino que fue el inicio de su viaje hacia un nuevo destino: la Patagonia. El cambio de avión para continuar con su ruta fue significativo, ya que la familia real se trasladó a bordo de un jet privado, una opción recurrente para sus desplazamientos más exclusivos. Aunque el avión no es nuevo para la familia real, esta elección resalta la comodidad y seguridad que prefieren en sus viajes privados.
Patagonia: El Calafate, primer destino en su itinerario
El Calafate, uno de los destinos más exclusivos en la Patagonia argentina, es solo el primer punto en el recorrido vacacional de los reyes. El jet Bombardier Global 5000 en el que viajaron es una aeronave de lujo con capacidad para 13 personas, equipada con la última tecnología. Esta elección no es sorprendente, dado que la familia real de los Países Bajos es conocida por sus viajes privados, como lo demostraron recientemente al asistir a un evento en Málaga para el cumpleaños de la princesa Amalia. En El Calafate, las medidas de seguridad fueron evidentes, pero la familia disfrutó de la privacidad que solo un entorno como este puede ofrecer, con camionetas esperando a la familia a pie de pista.
Una propiedad exclusiva en Bariloche
Aunque El Calafate no será el destino final de las vacaciones, el siguiente paso será San Carlos de Bariloche, a unos 1.500 kilómetros de distancia. Allí, los reyes disfrutarán de su propiedad Pilpilcurá, un extenso terreno de 3.000 hectáreas que la familia adquirió en 2009. Este lugar se ha convertido en su refugio privado, ideal para descansar durante las festividades. Además, en 2018 realizaron una ampliación importante de la propiedad, añadiendo un espacio llamado ‘quincho’, perfecto para celebrar comidas al aire libre en familia o con amigos cercanos.
En este hogar, la familia disfruta de la tranquilidad y el aislamiento que pocos lugares pueden ofrecer. En la propiedad, no solo viven los reyes y sus hijas, sino también la madre de Máxima, Carmen Cerrutti, quien tiene su propia casa dentro del complejo, así como el personal de seguridad, que también les acompaña en su retiro.
Un descanso bien merecido
Máxima de Holanda y su familia, al igual que muchos miembros de las casas reales, disfrutan de la ausencia de agenda oficial durante esta temporada navideña. Es un tiempo en el que pueden relajarse, disfrutar de la compañía familiar y desconectar de las exigencias de la realeza. La elección de Argentina como destino de vacaciones también tiene un componente emocional, ya que es el país natal de Máxima. Aunque esos compromisos no tardarán en volver a aparecer, ya que el 15 de enero marcará el regreso de los reyes a sus citas reales.
