A lo largo de nuestra vida, nuestras relaciones sociales atraviesan diversas transformaciones. Durante la juventud, solemos expandir constantemente nuestro círculo social, buscando nuevas conexiones y experiencias. Sin embargo, a medida que envejecemos, este enfoque cambia significativamente. Las investigaciones sugieren que, con el paso del tiempo, las personas comienzan a priorizar la calidad sobre la cantidad en sus amistades. Este cambio no solo impacta nuestro bienestar emocional, sino que también tiene implicaciones en nuestra salud y longevidad. Las amistades estrechas pueden ser una fuente fundamental de apoyo, felicidad y satisfacción en la vida adulta, proporcionando conexiones más profundas y significativas que aquellas relaciones más superficiales que abundan en la juventud. Con la experiencia aprendemos a valorar más a las personas que realmente nos comprenden y con quienes compartimos un lazo genuino, lo que nos lleva a convertirnos en mejores amigos tanto para los demás como para nosotros mismos.
El impacto de la edad en nuestras interacciones sociales
Uno de los factores determinantes en la evolución de nuestras relaciones es el tiempo percibido que nos queda por vivir. A medida que las personas envejecen, su perspectiva cambia, llevándolas a enfocarse en lo que realmente les brinda satisfacción. La teoría de la selección socioemocional plantea que los adultos mayores priorizan las relaciones más significativas, en lugar de tratar de establecer nuevas conexiones constantemente. Este fenómeno no solo es un reflejo de una visión más madura de la vida, sino que también tiene un impacto positivo en la calidad de las interacciones que mantenemos, priorizando las amistades a las familiares, por ejemplo.

La reducción del círculo social: una elección estratégica
Si bien puede parecer que reducir el número de amigos es algo negativo, en realidad es una estrategia que tiene muchos beneficios. En la juventud, se valora la expansión de la red social como una forma de descubrir nuevas oportunidades y experiencias. No obstante, en la adultez, la calidad de las relaciones cobra mayor relevancia. "El tiempo empieza a verse como algo más valioso y ya no se lo dedicamos a cualquiera, sino que empezamos a escoger esas personas que nos aportan, que nos escuchan, que sabemos que siempre están independientemente de las veces que nos veamos. Lo realmente importante es la sensación de conexión que tenemos con ellas y el disfrute y bienestar que nos aportan cuando nos podemos juntar y compartir tanto los buenos como los malos momentos", explica la psicóloga Patricia de la Fuente.
"Yo utilizo mucho la gratitud en los procesos terapéuticos y con mis alumnos. En la amistad adulta creo que toma protagonismo el agradecer y valorar esas amistades genuinas, dejamos de dar por sentado que se mantengan esas relaciones porque sí y por eso las cuidamos más. Somos más conscientes de la joya que significan en nuestra vida", añade.
El papel de la positividad y la indulgencia en la amistad
Un aspecto interesante de la amistad a ciertas edades es la tendencia a adoptar una actitud más positiva y tolerante. A medida que envejecemos, nos volvemos más indulgentes con las imperfecciones de los demás y priorizamos la armonía sobre el conflicto. Este cambio en la forma en que manejamos nuestras relaciones se debe en parte al "efecto de positividad", que hace que los adultos mayores recuerden y se enfoquen más en experiencias agradables que en aquellas negativas. Además, se ha observado que las personas que enfrentan situaciones que les recuerdan la fragilidad de la vida, como enfermedades o crisis globales, tienden a adoptar esta misma perspectiva, enfocándose en la calidad y el disfrute de sus relaciones.

El valor de mantener la mente abierta a nuevas amistades
Aunque reducir el círculo social tiene múltiples beneficios, los expertos advierten sobre los riesgos de cerrarse completamente a nuevas amistades. Si bien los lazos estrechos son esenciales para el bienestar emocional, mantener una variedad de conexiones es igualmente importante. Las amistades cumplen distintos roles en nuestra vida: algunas nos brindan apoyo emocional, otras nos ofrecen oportunidades de crecimiento intelectual o simplemente nos aportan momentos de diversión. La clave está en encontrar un equilibrio entre mantener amistades longevas y estar abiertos a nuevas conexiones que puedan enriquecer nuestra vida de maneras inesperadas.
La importancia de la cantidad ideal de amigos
El número óptimo de amigos para una vida equilibrada ha sido objeto de estudio, y algunos expertos sugieren que cuatro amigos cercanos pueden ser suficientes para mantener un bienestar psicológico y emocional saludable. Tener demasiadas amistades no siempre es beneficioso, ya que la calidad de la relación es lo que realmente influye en nuestra felicidad. En lugar de centrarnos en acumular contactos, debemos enfocarnos en fortalecer los lazos con aquellos amigos que realmente nos aportan valor: crear una especie de "familia elegida".

Eso sí, hay que tener claro que la amistad en la edad adulta no está exenta de desafíos. Con el paso del tiempo, pueden surgir obstáculos como la pérdida de seres queridos, problemas de movilidad o el alejamiento de amigos debido a cambios de residencia. Además, factores como la introversión o la percepción negativa del envejecimiento pueden dificultar la creación de nuevas conexiones. Para contrarrestar estos efectos, es fundamental adoptar una actitud proactiva y buscar oportunidades para socializar, ya sea a través de actividades recreativas, grupos comunitarios o incluso el uso de la tecnología.
Al valorar y priorizar las amistades auténticas, podemos construir un entorno de apoyo que nos acompañe en cada etapa de nuestra vida, proporcionándonos alegría, estabilidad y un sentido renovado de propósito.