El perfume tiene un poder fascinante: nos transporta en el tiempo con una sola inhalación, evocando recuerdos, emociones y lugares con una intensidad sorprendente. No es solo una cuestión de olfato, sino de memoria y sensaciones ancladas en lo más profundo de nuestro ser. Y si hay alguien que conoce bien este poder, es uno de los perfumistas españoles más respetados a nivel internacional, Ramón Monegal. Su trayectoria es un viaje en sí mismo, donde cada fragancia cuenta una historia y cada ingrediente tiene un significado. En una conversación exclusiva, nos ha desvelado cuáles son los perfumes que han marcado su vida y por qué.
Ramón Monegal: un legado de fragancias y emociones
Hablar de Ramón Monegal es hablar de historia y vanguardia en la perfumería. Su apellido está ligado a la legendaria casa Myrurgia, fundada en 1916 y responsable de algunos de los perfumes más icónicos de la historia como Embrujo de Sevilla o Maderas de Oriente. Criado en una familia de perfumistas, Monegal aprendió desde joven el arte de la destilación, las infusiones y la alquimia de las esencias. Se formó con grandes maestros en Ginebra, Grasse y París, absorbiendo influencias de la perfumería clásica y contemporánea. En 2009, tras décadas creando fragancias para otras marcas, decidió fundar su propia casa, donde puede expresar su visión sin restricciones, fusionando tradición y creatividad con un sello muy personal.
Un viaje olfativo a través de los perfumes de su vida
Cuando le preguntamos a Ramón Monegal por el perfume que ha marcado su vida, su respuesta no se reduce a uno solo, sino a cuatro fragancias clave, cada una representando una etapa. "El perfume, sin lugar a dudas, marca o acompaña etapas en la vida. A lo largo de la mía me es difícil quedarme o mencionar uno solo, como mínimo hay cuatro que han sido muy significativos", señala el experto.

En sus inicios en Myrurgia, hubo una fragancia que lo impregnó, literal y metafóricamente, Maja. "Fue en su momento el mejor representante de la perfumería española, un acorde Chipre donde el geranio tomaba un gran protagonismo como olor nuestro. Como elaborador, o mezclador de aceites en mis inicios, por mis manos pasaron muchas toneladas de esta composición y su olor me impregnaba, y durante años yo siempre olía a Maja", confiesa con el corazón en la mano.
El descubrimiento del iris y la devoción por lo natural

Durante su formación en los años 70, un perfume lo marcó profundamente: Nº 19 de Chanel. "Fue el que me hizo amar el iris de Florencia. Devoción a este increíble ingrediente que hoy mantengo todavía y la razón por la que mi sillón en la Academia del Perfume lleva su nombre". Aquí nació su admiración por una materia prima que, desde entonces, ha sido esencial en su obra. De hecho, Monegal no duda en defender que esta flor es una de las que ha marcado su intensa y longeva trayectoria.
Flamenco: su gran éxito internacional

Actualmente, en esta nueva etapa de su vida, el perfume que lo define es Flamenco. Esta "interpretación alrededor del arte del flamenco es una combinación de maderas, flores, frutos, ámbar y almizcle", declara acerca de esta fragancia. "Es mi mayor éxito internacional, con el que me estoy ganando el respeto y reconocimiento como perfumista español", suma en su explicación. Un perfume vibrante, pasional y lleno de carácter, como el arte que lo inspira, una sinfonía de rambuesa, manzana, violeta, flor de azahar del naranjo, rosa, iris, jazmín, cedro, ciprés, pino y ámbar.
El recorrido olfativo de Ramón Monegal es un testimonio del poder de los perfumes para marcar instantes, definir momentos vitales y, en definitiva, contar historias. Porque, convertir palabras en notas, frases en acordes e historias en composiciones es la verdadera razón de ser de las fragancias más especiales. Y sí, esa es la magia de la perfumería en su máxima expresión.