No lo puedo evitar: mi corazón late más fuerte cuando me cruzo con una fragancia que huele a postre. Aunque mi olfato se ha ido educando con el tiempo (y ahora disfruto mucho más de los perfumes oscuros, secos, incluso retadores) los acordes dulces siguen ocupando un lugar especial en mi colección. Praliné, vainilla, azúcar moreno, caramelo tostado… son notas que me devuelven a la adolescencia, a esa primera fascinación por la perfumería que despertó en mí una pasión sin vuelta atrás. Y sí, beauty lover, confieso que los perfumes que me recuerdan al arma de las golosinas todavía me vuelven loca.
Lo que sí he intentado, durante un tiempo, es resistirme a la tendencia de los perfumes árabes. En este universo olfativo destacan joyas que están rompiendo moldes, y una de ellas me ha hecho caer en la tentación: Date Caramel de Paris Corner. Un perfume goloso, envolvente y sofisticado que me ha reconciliado con el exceso bien entendido. He tenido el placer de probarlo y, desde entonces, no ha dejado de estar presente en mi neceser.
Date Caramel de Paris Corner, el dulzor más amargo
Paris Corner es una firma nacida hace casi tres décadas con la misión de acercar el lujo a todos los bolsillos. Su enfoque es claro: crear fragancias únicas, de alta calidad y a precios accesibles. Desde su primer lote artesanal hasta su expansión internacional, han sabido mantenerse fieles a una visión: capturar la magia de los perfumes y llevarla a cada hogar. Sus colecciones son amplias, variadas y sorprendentes. Entre sus éxitos destacan Khamrah, Amber Grand Pendora y Khair, fragancias que se han hecho virales y que demuestran su capacidad de reinterpretar el lujo sin caer en la copia fácil. Date Caramel, en concreto, pertenece a su línea más reciente y ambiciosa. Y aunque podría encajar fácilmente en la categoría de “perfumes dulces”, tiene un giro inesperado que lo hace único. Es profundo, oscuro y, a la vez, adictivamente cremoso.
Date Caramel, un perfume árabe poco común
La composición de Date Caramel es una delicia compleja. En la salida, se mezclan dátiles jugosos con un toque amargo de café y un destello cítrico de naranja. El corazón, puro gourmand, es un festival: caramelo fundido, azúcar moreno casi tostado y ese benjuí que aporta una calidez balsámica. Y cuando parece que ya no puede ser más goloso, llega el fondo: vainilla cremosa, ámbar dorado y un sándalo envolvente que alarga su estela durante horas.
¿La sensación? Como llevar puesto un postre de alta pastelería en la piel, pero sin empalagar. Es reconfortante y adictivo, ideal para tardes de otoño, noches especiales o, por qué no, una comida romántica de primavera. De hecho, creo que Date Caramel es el mejor perfume árabe para eventos de primavera que acaba de llegar al mercado. Tiene presencia, carisma y ese punto sensual que convierte cualquier encuentro en una experiencia olfativa inolvidable. El precio es de 35,99 euros en Fraganzi.
Otras fragancias en las que brilla la presencia de café
El café es, sin duda, una de esas notas que aportan complejidad y carácter a cualquier perfume. Y aunque suene contradictorio, combina increíblemente bien con acordes dulces.
Cardamom Coffee de Lush: un abrazo cálido
Imagina que estás en una cafetería escondida, rodeada de libros, con una taza de café caliente entre las manos. Así se siente Cardamom Coffee. Es una fragancia que envuelve, que arropa, que se queda contigo como el recuerdo de una tarde perfecta. El cardamomo, protagonista absoluto, aporta ese matiz especiado y ligeramente dulce que transforma la experiencia sensorial. Le siguen el aceite de rosa, que añade un toque etéreo y floral, y el absoluto de hoja de olivo, que pone equilibrio y seriedad a una fórmula profundamente emocional. Al final, el aceite de oudh se encarga de cerrar el círculo con su carácter terroso, misterioso y ligeramente ahumado. Sin lugar a dudas, la mejor fragancia para una noche inolvidable. El precio es de 200 euros.
Intoxicated de By Kilian: cuando el café se vuelve lujo
Desde el primer onstante, Intoxicated de By Kilian despierta los sentidos con una ráfaga especiada en la que el cardamomo y el café se funden en un acorde lujoso, oscuro y ligeramente embriagador. Es como entrar en una cafetería turca de diseño, con luces tenues y mobiliario dorado. La bergamota y los aldehídos le dan un aire casi chispeante al inicio. El corazón está cargado de intensidad: nuez moscada, jengibre, canela y tabaco se entrelazan en una danza cálida, casi hipnótica. El fondo es un festín gourmand que incluye caramelo, moca, vainilla, azúcar, malvavisco, pachulí, y una nota balsámica que redondea la sinfonía completa con elegancia. El precio es de 255 euros en Isolée.
